martes, 30 de diciembre de 2008

Al iniciar un nuevo año

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Damos gracias por todos los momentos vividos,
por todos los abrazos recibidos,
por todas las sonrisas manifestadas,
por todas las bendiciones derramadas

Damos gracias por nuestras familias
por nuestros amigos
por aquellos que en algun momento
vinieron a formar parte de nuestra vida

Damos gracias por que no faltó el alimento
a nuestra mesa
ni el vestido en nuestra familia
porque siempre hubo provisión para el hogar

Damos gracias por la salud,
damos gracias por los que ya partieron
hacia la patria celestial, porque ahora
están más cerca de Dios que nosotros

Damos gracias por respirar cada día
un nuevo aire de esperanza,
porque sabemos que nos encaminamos
hacia algo grande, algo hermoso..

Damos gracias por los sueños y los proyectos
porque sabemos que caminando y esforzándonos
los alcanzaremos y estaremos al final
de este nuevo año, agradeciendo también por ellos

Damos gracias por las personas que el Señor
nos permitirá tocar, por sus vidas
por la transformación de las mismas
por la bendición que llegará a esos hogares

Damos gracias por tener el mejor aliado
para que nuestros sueños se cumplan
para que nuestras metas sean alcanzadas
y nuestras ilusiones se cumplan

Jesucristo... nuestro camino,
nuestra vía al Padre
nuestro mejor amigo
y el mejor abogado delante de Dios

Este es un año que termina
con algunas tristezas,
con algunos sinsabores
pero todos son desechados
ante la gratitud que reina en
nuestros corazones

Enfrentemos este nuevo año
con la total convicción de que
existe para todos nosotros
una mejor vida, un mejor futuro
abundancia y prosperidad
y el amor de Dios Padre rodéandonos
en todo momento

Damos gracias por un año compartido
junto a ustedes, amados lectores,
esperamos que este nuevo año que
nos llega, podamos estar aún más
junto a ustedes en cada día de su vida
compartiendo de las maravillas
que Dios hace y hará para sus Hijos...

viernes, 19 de diciembre de 2008

SEGUIRÉ......


Voy a seguir creyendo, aún cuando la gente pierda la esperanza.

Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.

Voy a seguir construyendo, aún cuando otros destruyan.

Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra.

Voy a seguir iluminando, aún en medio de la oscuridad.

Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.

Y seguiré gritando, aún cuando otros callen.

Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas.

Y transmitiré alivio, cuando vea dolor.

Y regalaré motivos de alegría donde sólo haya tristezas.

Invitaré a caminar al que decidió quedarse.

Y levantaré los brazos a los que se han rendido.

Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado, esperando algo de nosotros.Y aún en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto, crecerá una planta.Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y mariposas que nos brinden su belleza.Pero si algún día ves que ya no sigo, no sonrío o callo, acércate y dame un abrazo o regálame una sonrisa; con eso será suficiente.Seguramente, me habrá pasado que la vida me abofeteó y me sorprendió por un segundo.

¡Ese gesto hará que vuelva a seguir mi camino. Nunca lo olvides.

Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.

(Romanos 14:19)

domingo, 23 de noviembre de 2008

GRACIAS SEÑOR.......

Al llegar al cielo yo he podido ver
el camino angosto
que acabo de recorrer

Es bello aquí maravilloso lugar
estoy muy feliz en mi nuevo hogar
Mi llanto acabó no hay mas dolores
mi tristeza se fue
también mis temores
En éste lugar no existe la noche,
yo puedo adorar a mi Rey amado,
por siempre cantar y estar a su lado
No he visto un jardín tan lindo como éste
que tiene mi Padre en su hogar celeste
Para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia
de Cristo es hermoso
sentir su fragancia

No llores por mi, mi niño precioso
estoy bien aquí y mi alma se goza
Me verás de nuevo esa es tu esperanza
mi niño pequeño mi alma descansa

Entrégale a Dios tu risa y tu danza
no llores por mi y en Dios descansa

Volverte a encontrar será mi anhelo
mi niño pequeño te veo en el cielo

Recuerda mi niño no es fácil llegar
si buscas a Dios
lo podrás lograr

El camino angosto debes recorrer
no te apartes de el
y podrás vencer.

Agradezco a Dios por darme éstas palabras que he escrito aquí en el poema. Le pregunté a Dios... ¿Que me diría mi mamá si me viera llorar porque se fue contigo al cielo? Bueno, después de hacer esa pregunta a Dios comencé a escribir lo que me diría mi mami desde el cielo.Fue así como me inspiró Dios para poder realizar éste poema. En memoria de mi mamá lo he escrito, y quiero dedicar mi poema a, todas aquellas personas que hayan vivido la pérdida de un ser querido, quizá hayan muerto sus padres, su hermano, su hijo, su amigo, Dios te dice ahora que descanses en Él, recuerda que tenemos la esperanza en el Señor de volver a ver a nuestro seres queridos que se fueron primero que nosotros.

Que Dios nos ayude a caminar por ese camino angosto que nos lleva a la vida eterna con Cristo Jesús.
Bendiciones para tu vida!

(Aporte de ANGIE).

miércoles, 19 de noviembre de 2008

PERSEVERANCIA....

Aunque al principio parezca difícil creerlo, especialmente cuando nos encontramos en medio de tantas dificultades, la felicidad si existe y es posible. ¿Por qué resignarse a vivir a medias? ¿Por qué seguir sumergidos en el dolor, las preocupaciones o el negativismo? Vernos a nosotros mismos y ver la realidad de otra manera, debería ser nuestra meta.

Con frecuencia la gente dice o piensa “no puedo ser como quisiera ser, porque soy muy gordo(a); no tengo buenas conexiones, no soy tan inteligente, tengo demasiado trabajo, no tengo tiempo o mis hijos no me dan tregua”. La verdad es que hay que comenzar donde uno está y echar para adelante. Olvídese de las excusas y, sobre todo, no se sabotee así mismo(a).Muévase.

Nadie quiere oír una queja más. ¡Ni siquiera usted! Hay quienes se ponen horas exactas para dar gritos y sacar todo lo que tiene dentro. Pero hasta allí, eso de andar quejándose todo el día, no solo impide “descubrir” qué anda mal con uno, sino conlleva a que nos desvaloricemos a nosotros mismos. Y ¿Quien quiere estar cerca de un perdedor, a no ser que tenga intenciones de hacer algo de caridad? Como si fuera un bebe, vaya paso a paso hacia su ideal. Si quiere, por ejemplo, mejorar sus relaciones con sus hijos, dedíqueles diez minutos extras al día o propóngase no criticarlos en las próximas 24 horas. Tampoco se critique a si mismo.

Los triunfadores siempre se concentran en las posibilidades, jamás en los problemas. Cuando les sucede algo malo, lo ven como un obstáculo momentáneo, no como pruebas de que no pueden alcanzar lo que desean; Algunas veces la mejor manera de hacer cambios es dejar de centrarse en uno mismo. Evaluarse constantemente no solo puede estresarle, sino impedirle ver el final del arco iris. Mientras se esta ocupado(a) en algo significativo como ayudar a los otros, las respuestas con respecto a la propia problemática surgen espontáneamente. Si esperamos lo mejor y no nos dedicamos a poner obstáculos, podremos obtener lo que necesitamos.

Enfrente la vida con una actitud de gratitud. Esto puede sonar sin sentido, pero cosas tan sencillas como despertar y dar las gracias por el nuevo día ayudan a sentir que se tiene una vida más satisfactoria, si usted piensa que las cosas saldrán bien, así será. Y viceversa. En vez de ver el vaso vacío, mire lo que aun contiene.

Alguien que está logrando ganancias no vive preocupado(a) porque hace un tiempo tuvo un año malo. Por el contrario, se concentra en lo que puede hacer en el momento. En cualquier circunstancia en la vida, hay que olvidarse del pasado. Ese ya pasó, ya se vivió, y al igual que un rió sin agua no se detiene ni se devuelve. El presente es muy importante y no hay razón para perdérselo.

Muchas personas buscan gratificaciones inmediatas y si no las logran, se dan por vencidas rápidamente. La perseverancia y la gratitud son la clave para llegar a ser lo que quiere o lograr lo que se desea.


Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.
(Filipenses 4:6)

martes, 11 de noviembre de 2008

ELEGIR CON SABIDURÍA

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El Clérigo Thomas Fuller daba un sabio consejo:”Abre bien los ojos antes de casarte y mantenlos entreabiertos después de que te cases”. Pero parece que muchos mantienen sus ojos cerrados todo el tiempo. En el momento de desposarse, teniendo en cuenta la transcendencia de la decisión, se debería echarle más cabeza a la cuestión.
Sucede que la gente se equivoca mas casándose que comprando apartamento. Cuando invertimos en vivienda, tenemos en cuenta el poniente, el vecino, el impuesto predial, la valorización, el ruido, el registro y muchas cosas más. Pero si decidimos casarnos, el pensamiento se vuelve ofensivo, simplemente amamos y soñamos. El criterio de selección es afectivo: “Querer o no querer”. La determinación quizás mas importante de nuestras vidas, la dejamos librada al sentimiento. Adiós a la reflexión.

La experiencia demuestra que con el amor a ciegas no basta. Debemos tener, al menos, claridad en dos puntos fundamentales: Que tanto estamos enamorados, y que tanto nos conviene la relación. ¿De que sirve el amor si la convivencia es un desastre? Cuando se mira las estadísticas de parejas que se casan y en poco tiempo se divorcian, los índices son realmente altos y cada día se multiplica más. Curiosamente, pese al mal pronostico, se calcula que entre el 80 y el 90% de las personas se casan y alrededor del 75% volverían a hacerlo. Es decir, los divorcios son cada vez más y, al mismo tiempo, se sigue apostándole al matrimonio.

No es bueno que el hombre este solo, declara Dios en su palabra. El ser humano no fue creado para estar solo. Entonces, la pregunta que surge es: Al tomar la decisión de casarnos, ¿Por qué no lo hacemos bien?

Los noviazgos de antaño, tan estáticos, repetitivos y calentadores de sofás, impedían conocer a los futuros consortes. El acnedotario esta lleno de personas que descubrían, después de contraer nupcias, que la pareja ni siquiera era sombra de lo que parecía ser. Las sorpresas eran mayúsculas. En realidad los novios no se mostraban como eran. Había desconocimiento.

En la actualidad los jóvenes se “cuadran” de otra manera. Hay mucho más discernimiento. La otra persona ya no permanece tan oculta. Somos menos anónimos en las relaciones y la forma como se establecen los lazos permiten mayor compenetración. Esta libertad informacional y el destape emocional deberían hacer que la gente se equivoque menos que sus antecesores a la hora de elegir con quien, sin embargo, no es así. La curva de las decepciones postmatrimoniales sigue en aumento y más acelerada. Pero la causa ya no es un problema de ignorancia, sino de sobrevaloración afectiva.

Pensamos que el matrimonio todo lo puede. No importa que la persona que decimos amar sea egoísta, fría, insegura, “derrochona”, alcohólica, agresiva, poco ambiciosa, celosa o fracasada: “Todo es subsanable si nos casamos”. Al cubrirnos con el manto del amor conyugal, creemos que todo se diluye y desaparece. Desgraciadamente, el matrimonio nada tiene de milagroso o de mágico. Por el contrario, hay veces en que el efecto es amplificador. Las pequeñas carencias del noviazgo pueden multiplicarse por mil, a los tres o cuatro años de casados.

Conocer, entender después de una reflexión es el verdadero significado de hallar esposo(a), y seria bueno tenerlo presente a la hora de tomar la decisión de casarse.

Quizás, la mejor opción sea que la mente y el corazón hagan las paces. Dejar que la sensatez module el amor, sin perder el impulso, y hacer que la pasión se vuelva inteligente, sin olvidar la apasionante “locura” que le es propia.

Quien halla esposa halla la felicidad:
Muestras de su favor le ha dado el Señor.

(Proverbios 18:22)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Con los pies en la tierra... y la mente en el cielo...

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Vivimos en un mundo material, no lo podemos negar. Nos rodean personas, y objetos, y las necesidades se pagan con dinero. Muchas veces quisieramos poder vivir entre nubes y en un estado total de éxtasis, pero esa es una utopía. Hay que luchar, y vivir y salir adelante, es la verdad.

Sin embargo, nuestro nuevo estado, nuestra vida en Cristo nos demanda un comportamiento diferente, su palabra es clara y enfática cuando el, en sus últimos días entre los humanos, pedía a su padre celestial "Que no nos apartara del mundo". Eso es decir en pocas palabras, no podemos vivir en otro planeta, ni en otro lugar.

Se nos exige un comportamiento diferente eso sí. Una mente renovada. Con los ojos "puestos en las cosas de arriba". Se viven actualmente tiempos de mucha hostilidad. Donde el "yo" reina y el "vosotros" queda relegado. Hay mucho egoísmo, poca tolerancia y casi nada, de misericordia. Es ahí donde empieza el sentido de este artículo. Tenemos que vivir con los pies puestos sobre la tierra, para darnos cuenta de las necesidades de los demás. De la viuda que sufre solitaria, y que no tiene un pan para darle a sus hijos. Del joven excluido de su entorno, que busca en un grupo x pertenecer a algo, aún cuando sea equivocado. De la joven prostituta, arrastrada a su actual estado por que en algún momento de su vida se abusó de ella. Situaciones extremas y tremendas, gente considerada "paria" por una sociedad que no quiere condolerse, y quiere vivir complacida en su mundo de nubes. Un mundo perfecto, ignorarlos es lo mejor.

Y a pesar de tener los pies sobre la tierra tenemos que tener nuestra mente enfocada en las cosas celestiales. En el amor, en la misericordia, en la paciencia, en la benevolencia, en la tolerancia. Dar para recibir. Morir para vivir. Debemos analizarnos cada uno, y convertirnos en vasos útiles para dar la mano, y ayudar a quienes tanto nos necesitan.

Cerrar la ventana del vehículo para no saludar a la anciana que nos pide por un pan, pareciera ser la solución perfecta. Aislarnos del que sufre, así no nos vemos involucrados. Actitudes incorrectas, comportamientos erroneos, cuando se nos ha dado como mandamiento amarnos y cuidarnos. Cuando en alguna parte de la Biblia nos dice que suframos con los que sufren y riamos con los que ríen.

Para que todo esto se de en nuestras vidas, no como un comportamiento de temporada, o como una actitud de falsa benevolencia, tenemos que estar conectados al cielo. Por medio de oración, de conocimiento de la voluntad de Dios en su palabra, buscando las cosas de arriba primero. Buscando ser de un corazón justo y digno, como el corazón de Dios mismo. Cambiar paradigmas, cambiar costumbres familiares y voltear nuestros ojos espirituales al cielo para que la luz los abra. Y entonces poder identificar necesidades y poder darnos como un día lo hizo Jesucristo.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios.

Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
Colosenses 3:1-2

Una aportación de Lorena Pérez Quan


sábado, 11 de octubre de 2008

INFIDELIDAD!!!!!

La relación de amantes (estable, permanente y reiterativa) es la más fuerte de las estafas sentimentales y la que mayores consecuencias emocionales conlleva. Por definición, una relación extramatrimonial sostenida, necesariamente implica premeditación y malicia. El incendio esta fuera de control y arrasa con todo lo que se atraviesa en el camino. El problema es que el incendiario, sabiendo los daños producidos y pudiendo controlar el siniestro, le echa mas leña al fuego. No estoy disculpando la aventura casual y aislada, sino marcando una diferencia fundamental en la manera de ser infiel.


No hay nada más terrible que descubrir que la pareja que se ama abrió una sucursal afectivo/sexual a nuestras espaldas. Muy pocos eventos estresantes generan tantas repercusiones negativas y tan variadas. Marido, mujer, hijos, amigos, familiares, amado y concubina, todos se ven afectados y entran en el revolcón. No queda títere con cabeza.

La infidelidad es una de las principales causas de separación y de violencia intrafamiliar. Si tenemos en cuenta que la duración promedio de una relación extramatrimonial fluctúa entre uno o dos años, es fácil imaginar los desastres, las desventuras y los desmanes que pueden ocurrir en tanto tiempo. No hay cuerpo que lo resista ni frente que lo soporte.

Aunque el infiel también, sufre (culpa, miedo, reproches, inseguridad), la víctima del engaño lo hace mucho mas. Cuando se descubre la traición, aparece un enredo emocional difícil de precisar: depresión, resentimiento, ira hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, envidia, soledad, aislamiento, frustración y una baja fulminante en la autoestima. La opción de no saber que pasa tampoco es muy halagüeña, porque de todas maneras se percibe el alejamiento afectivo y la frialdad de la pareja: la infidelidad, aunque no se vea, siempre se siente. Hay una sospecha encubierta: “Algo anda mal”.

Pero el efecto más importante es la ruptura de la confianza básica. El asombro de la mentira inesperada: “Ya no se si podré confiar nuevamente en ti” o ¿Como fuiste capaz de herirme así?

La certeza de estar con alguien confiable es fundamental para establecer cualquier vínculo interpersonal saludable. Los humanos necesitamos un tono emocional seguro para poder entregarnos verdaderamente y construir una buena relación de pareja. Si no obtenemos esa garantía primaría, el amor comienza a patinar. A esta sensación de sosiego y tranquilidad afectiva la llamamos confianza básica, y solo se puede alcanzar cuándo se cumplen algunas afirmaciones como: Estarás ahí cuando te necesite. Me protegerás cuando sea necesario hacerlo. Serás sincero en lo fundamental. Nunca, y en ninguna circunstancia, me harás daño intencionalmente.

Un compromiso de lealtad afectiva gira alrededor de estos elementos, los cuales suelen ser tácticos, no negociables y ni siquiera discutibles. Cuatro en vez de uno, cuando alguno de ellos no se cumple, estamos “durmiendo con el enemigo”. Cuando la persona amada nos decepciona, la consecuencia parece inevitable y natural: un rayón en el disco duro y una alteración en la confianza básica.

Algunas veces cuando el amor es mucho, optan por perdonar la típica aventura (aislada, inesperada, intrascendente), obviamente si no se repite. Otros, más ortodoxos, jamás la disculparían: no habría indulto posible. Dos posiciones, dos maneras de amar. No obstante, de lo único que estoy seguro, es que si la convicción y la seguridad de poder contar con el otro dejan de existir, el amor se vuelve insostenible.


De este modo debe amar el marido a su esposa:
como si ella fuera su propio cuerpo.
Porque el hombre que ama a su esposa,
a sí mismo se ama.
Porque nadie desprecia su propio cuerpo.
Al contrario, lo alimenta y lo cuida,
del mismo modo que Jesús
cuida de nosotros fielmente.

(Efesios 5: 28-29) BLS.

jueves, 9 de octubre de 2008

DOLOROSA SOLEDAD.................

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Aunque la soledad puede ser una condición relativamente normal en la vida humana, la falta de compañía en muchos casos o el apego genera miedo e intensifica el temor ante determinadas situaciones, es un estado generado por la falta de compañía que aparece cuando deseamos estar con otro ser.

Hay la soledad sana que se genera cuando hay ausencia del otro, pero con la seguridad de que al buscar apoyo aparecerán figuras de confianza que responderán adecuadamente cuando se les solicite (amigos, familiares, etc.). También hay la soledad insana o neurótica: va acompañada con ansiedad y necesidad de apoyo permanente. Es un sentimiento de ausencia del otro que es capaz de derrumbarnos, interfiere con el placer (no nos deja gozar), con la productividad, y nos deja extenuados.

La permanencia al lado de otros, en un ambiente personal y familiar, hace que la persona se mantenga en un entorno relativamente seguro y alejado de riesgos que en caso contrario debería enfrentar. Estar en compañía de sus seres queridos obviamente le trae beneficios, usted se siente apoyado, querido, amparado y protegido, pero cuando el apego es muy fuerte comienzan los problemas.

A cualquier edad, el ser humano puede mostrarse muy apegado a ciertas personas y por eso recibe muchos calificativos como celoso, posesivo, codicioso, inmaduro, dependiente, entre otros. El apego fuerte hace que la soledad insana se acreciente cuando la persona se siente realmente sola. Y por eso teme no tener cerca una figura de afecto que le responda adecuadamente.

La sensación de ausencia de un ser amado le genera inestabilidad y miedo, especialmente en ambientes o situaciones de carácter extraño como la oscuridad, y aun sin estar sola, la persona no puede ver ni sentir al acompañante. Por ese temor, la persona está convencida, de que si vigila constantemente a la que ama, o la complace a toda hora, tendrá siempre su compañía y afecto.

Hay algunos sentimientos básicos que el ser humano experimenta, ante la realidad o posibilidad de que no aparezca una figura de apoyo (en caso de estar solo). Uno es el temor a ser heridos o a perder algo. Sea el temor real o imaginario, el sentimiento es el mismo. La ansiedad varía desde la leve aprensión hasta el pánico, donde no se pueden controlar las funciones corporales. Entre estos dos extremos se encuentra el temor, el miedo, la irritabilidad, la impotencia, la inseguridad, la tensión, el nerviosismo, la cobardía, el terror, etc. La intensidad de la ansiedad depende de la severidad de la perdida, de la cercanía de la amenaza, de la fuerza para afrontar la perdida y de sus defensas. Cuando nos sentimos ansiosos, estamos percibiendo la amenaza, aún cuando no tengamos conciencia de ello.

Otro puede ser la rabia, que es el sentimiento de irritación, frustración, furia e ira. Nos enojamos cuando nos han herido y por ello todos tenemos sentimientos de rabia de vez en cuando. La expresión de rabia contra la herida, y lo que la provocó, permite que ésta cicatrice. Es una respuesta natural saludable y necesaria para mantener el equilibrio emocional, siempre que no se convierta en una respuesta violenta. La rabia bloquea a la persona y se queda en el interior, cuando no es posible llegar al origen de la herida, o es inaceptable para la persona. La rabia guardada se dirige a sí misma.

Otro sentimiento es la culpa, que es el resultado de reprimir tanto tiempo el enojo. Es un sentimiento que nos hace ver como no merecedores, malvados, crueles y llenos de reproche contra nosotros mismos. Las personas que se sienten culpables tienden a enfatizar lo negativo del mundo, carecen de alegría y su actitud provoca rechazo y agotamiento. Y está también la depresión que llega cuando el enojo es el prisionero de nuestro interior. Es el sentimiento de una profunda tristeza, infelicidad y melancolía. El paisaje es negro y no se puede disfrutar de lo que nos rodea. La tristeza prolongada, sin comprender qué significa, nos da como resultado la depresión, nos sentimos desvalorizados, enojados, agotados y hasta enfermos. Es el sentimiento más grande que genera la soledad dolorosa.

Cuando por alguna circunstancia se enfrente a la soledad, recuerde que con seguridad si busca apoyo aparecerán figuras de confianza que responderán adecuadamente cuando se les solicite. Y si ciertamente buscas la compañía de Dios él te llenara de fortaleza, consuelo, y será tu dulce compañía.

Ciertamente consolará Dios a su pueblo:
consolará todas sus soledades,
y tornará su desierto como paraíso,
y su soledad como huerto de Dios;
se hallará en ellos alegría y gozo,
alabanza y voz de cantar.

(Isaías 51: 3) RVA.

domingo, 28 de septiembre de 2008

SANA RESIGNACIÓN….

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Ni todo sufrimiento es malo, ni todo sufrimiento es bueno. Ni búsqueda desenfrenada de placer ni fanatismo masoquista. Hay aflicciones que son imprescindibles para el ser humano, y otras que sobran. Hay dolores productivos que nos hacen crecer y avanzar, y otros que son una especie de vía crucis rumbo a nada: el tormento por el tormento.

Un buen ejemplo de este sufrimiento justificado es el duelo. En situaciones de pérdida. Como la muerte de un ser querido o la separación conyugal, la biología nos impone el principio de realidad. El duelo nos enseña que hay que saber perder y ante lo irremediable, la mejor opción es la humilde aceptación. Si no fuera así, el organismo se desgastaría tratando inútilmente de recuperar un imposible. Moriríamos en el intento. El reconocimiento de que “Se acabo” y que “ya no hay nada que hacer” nos libera de una estéril y dolorosa espera. Y reposar con confianza en las promesas que Dios nos da en su palabra de moradas eternas para los que parten de este mundo.

El duelo normalmente posee varias etapas. Una es el embotamiento o entumecimiento de la sensibilidad, en la cual la persona se siente aturdida e incapaz de entender lo ocurrido; puede durar horas o semanas.

En una segunda etapa, de anhelo y búsqueda, la persona no acepta que la perdida sea permanente. Aquí pueden aparecer manifestaciones como llanto, congoja, insomnio, pensamientos obsesivos, sensaciones de presencia del muerto (muchos equivocadamente recurren a visitas a videntes y brujos), cólera y rabia, en fin, en esta etapa se intenta restablecer inútilmente el vínculo que se ha roto. Es una etapa de ansia y desesperación; puede durar de dos a tres meses.

En la tercera fase, pese al dolor, se comienza a aceptar la perdida y aparece una fase realista y depresiva; el tiempo promedio es de dos a tres meses. Finalmente, se entra a la fase de reorganización, donde, ya si, se comienza a renunciar definitivamente a la angustia, el dolor y la persona recupera la iniciativa y las ganas de vivir.

Se calcula que un duelo bien elaborado puede durar de seis meses a un año, dependiendo de la cultura y la historia previa de la persona. Algunas personas crean un duelo crónico, es decir, se quedan ancladas en la tercera etapa (Depresión). Otras, pueden permanecer en la primera etapa, y configuran lo que se llama ausencia de aflicción consciente. En ambos casos, el proceso se estancia y las remembranzas se transforman en calvario.

“Elaborar” adecuadamente un duelo afectivo implica que la mente y el organismo puedan procesar, aceptar, absorber, decodificar o asimilar la ausencia definitiva de la persona amada. Quiere decir que al pasar por estas etapas, el duelo admite y asume, así sea a regañadientes, el hecho de la perdida. No significa insensibilidad ante la muerte, ni olvido inclemente, sino nostalgia de la buena. Recuerdos modulados por el amor en vez de angustia de separación. No hay ansiedad descontrolada, sino mansedumbre afectiva. Se fue, pero quedan los años vividos, la dicha de haberlo tenido, la memoria teñida de momentos inolvidables y la añoranza limpia de toda ira. En un buen duelo no hay egoísmos, apropiaciones indebidas, posesiones a destiempo, ni celos retrospectivos. Aunque es recomendable llorar hasta el cansancio, no suele haber mártires, estancamientos suicidas o autolaceraciones.

Tarde que temprano, el vendaval del desconsuelo cede paso a una sosegada calma que surge desde adentro. Y es cuando comprendemos que todo ese sufrimiento, ese desgarrador padecimiento, cumplió su cometido. No fue en vano. Había que sufrir para empezar de nuevo. Así es la sana resignación del que sabe perder. Pero que puede descansar en la bendita esperanza de una vida eterna con Dios.

Él enjugará toda lágrima de sus ojos,
y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor,
porque las primeras cosas han pasado
.
(Apocalipsis 21: 4) LBLA.

EGOCENTRISMO!!!!

Descentrarse es adoptar, así no sea de manera definitiva, un punto de vista distinto al propio. Es colocarse en los zapatos del otro. Es intentar percibir el mundo como probamente lo haga otra persona y entender que hay muchas ópticas posibles. Este proceso de “salirse de uno mismo” es supremamente importante en el desarrollo de la personalidad, ya que si no se logra, las principales facultades afectivas en el hombre se ven estancadas y sobreviene la inmadurez emocional.


La descentración permite entender que uno no es el centro del universo y la existencia de una realidad independiente del observador.

A medida que va creciendo, el niño logra lentamente desprenderse de la autoridad del “Yo”, y va aceptando a regañadientes una visión menos autorreferencial. A su ritmo, va reconociendo que las demás personas no son una mera prolongación de su ser, sino que viven por derecho propio. A la creencia de que uno es el “ombligo del mundo” se le conoce como egocentrismo, y aunque es de esperar que desaparezca en la primera infancia, algunos siguen ostentándola toda la vida.

Al vincularse afectivamente, el egocéntrico trastoca el amor. Lo invierten ciento ochenta grados hasta convertirse en receptores absolutos. Egoísmo condensado. Avaricia e individualismo acaparador: “Todo es para mí” y “Tú me importas poco”. Dicho de otra forma, “Soy mas merecedor del amor que tú”. “Atenidos” por naturaleza y a duras penas dadores.

En su expresión más pura, el narcicista niega las necesidades ajenas, las subestima o sencillamente le molestan. Se desentiende del bienestar o del dolor de la persona que dice amar: “Si yo estoy satisfecho, nada importa”. No hay compasión, porque el sentimiento de pesar les genera estrés. En los narcicistas, la insensibilidad por la pareja casi siempre se generaliza. La persona ególatra es así las veinticuatro horas y con todo el mundo: nadie se excluye, excepto él. Siempre tomara la mejor tajada, el mejor asiento, se apoderará del control del televisor y ocupará el mejor lado de la cama. Primero “Yo”, segundo “yo” y tercero “yo”. Sacará ventaja de cualquier situación porque se cree merecedor a ultranza. Realmente piensa que está por encima: “Las reglas son para los otros, yo estoy por encima de ellas”.

Cuando un ególatra pierde el control afectivo, el intento por recuperarlo no conoce límites. Tratará de reconquistar el botín a lo que de lugar; y si logra capturar el amor perdido, el interés decae inmediatamente para regresar a su sitial de honor.

La persona egocéntrica no ama: somete, ordena y decreta. Sus manifestaciones de ternura son dádivas y retribuciones al reconocimiento que hace el otro a su “especial condición”. Si solamente soy capaz de recibir afecto y, además, subestimo la pareja, la relación automáticamente se verticaliza. Habrá alguien que ostente más derechos, más poder, más supremacía. La explotación será solo cuestión de tiempo. No puede haber amor si hay desdén.

Hay dos extremos que son malos. Avergonzarse de uno mismo es tan patológico como endiosarse. Pero a diferencia de la sumisión, la vanidad posee un atributo particular que la hace especialmente insufrible: vive del otro. Como los parásitos, roba cariño hasta secar todo residuo de afecto disponible. Sobrevive de la alabanza y se recuesta en la pleitesía. En otras palabras, se aprovecha del amor hasta matarlo de inanición.


El que ama tiene paciencia en todo,
y siempre es amable.
El que ama no es envidioso,
ni se cree más que nadie.
No es orgulloso. No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando
lo malo que otros le han hecho
.


(1 Corintios 13: 4-5) BLS

miércoles, 10 de septiembre de 2008

EL DESTINO......

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Cuando en ocasiones todo parece confabularse en nuestra contra y la probabilidad se vuelve sospechosa le echamos la culpa al destino (“Estoy marcado”), a Dios (“¿Porqué nunca se acuerda de mi?”) a la vida (“Desgraciada existencia!”) o a la energía negativa (“Voy a tener que colocar la cama mirando para otra parte”). Poner el control afuera nos excusa de toda responsabilidad y nos aproxima peligrosamente al pensamiento mágico e ingenuo de la antigüedad, que todo era culpa de los “dioses”. De hecho, si todo lo que me ocurre se debe a las inclemencias externas o a los imponderables sobrenaturales y cósmicos, no queda más que sentarse a esperar, quemar incienso o trasnochar en cualquier ritual de ultratumba. Depositar las posibilidades de cambio en los designios foráneos olvidando las posibilidades que tenemos es desconocer la esencia humana.

Los que prefieren ubicar el punto de control por fuera de su territorio suelen ser fatalistas y resignados antes de tiempo. Utilizan el típico pensamiento evitativo: “Nada puede hacerse”, porque no tiene sentido luchar contra lo incontrolable. Se olvidan que a veces hay que intentarlo. Nadie niega que hay cosas que se escapan del control personal, como por ejemplo las influencias genéticas en nuestra manera de ser o el impacto de alguna “Tormenta perfecta” sobre la estabilidad afectiva o laboral (seria demasiado irracional atribuirse el dominio total). No obstante, al menos en lo que corresponde a la propia vida, tenemos más peso del creemos. Dios nos da el papel y la tinta, pero cada uno escribe su historia. Construimos gran parte del ecosistema social/afectivo en el que habitamos. En cierta medida, somos “La suerte”, sea buena o mala.

Vivir es elegir. Podemos seleccionar infinidad de cosas, salirnos del camino y volver a entrar. Podemos protestar, decir No con mayúsculas, escribir “uevo” sin hache o desperdiciar la vida como más nos plazca. En cada acto de decisión, por acción u omisión, construimos el supuesto destino. Esa es la verdad.

Soy el resultado, no solamente de los medios de educación y la publicidad, sino de mi actitud frente a ellos, de mi valentía o mi obsecuencia, de mis temores y mis odios; y aunque mi aporreado “yo” tenga que aguantárselas, debo hacerme cargo de cada metida de pata, de cada error y cada acierto: Quizás de una u otra forma pueda decir que vivió intensamente aprendiendo a ser lo que es, de salto en salto y de tumbo en tumbo, asumiendo sus propias consecuencias. La doble función del que no se ubica tan lejos ni tan cerca, sino en el medio justo, ante la arrogancia del que se cree mucho y la conformidad del que no se siente capaz.

…..OS HE PUESTO DELANTE
LA VIDA Y LA MUERTE,
LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN;
ESCOGE, PUES, LA VIDA,
PARA QUE VIVAS TÚ
Y TU DESCENDENCIA……
(Deuteronomio 30:19).

lunes, 1 de septiembre de 2008

DAR !!!!

No se puede mostrar la imagen “http://images.jupiterimages.com/common/detail/31/50/23235031.jpg” porque contiene errores.

Dar es vivir, negarse a dar es negarse a vivir. Como un árbol de uva que hay en un jardín, que si no da fruto perece, si no damos morimos. Pero el dar debe ser incondicional. Por ello debemos dar sin medida y sin pensar si se va a recibir o si acaso va a quedarse sin nada, pues eso seria dudar de la misericordia de Dios. Un ejemplo son los campesinos, que son más dispuestos a compartir con los demás su alimento, sin calcular cómo lo hace el ser citadino. “Al parecer el campesino, como tiene un vinculo tan estrecho con la tierra, da de la misma forma que ésta y la naturaleza le dan a él el alimento; comparte con alegría y con amor, porque es testigo de ese milagro de echar la semilla y depender de la misericordia divina para que dé fruto. Su lógica es: si Dios le da de comer a él, ¿Cómo él no le va a dar a su hermano? En cambio, en la cultura urbana, se vive con una insatisfacción constante, es una sociedad de mercantilismo y de mucha explotación de la conciencia de las personas; todo está relacionado con satisfacer solo sus necesidades.

Aprender a compartir es la oportunidad que Dios nos da de trascender nuestra condición egoísta y envidiosa con que vivimos muchas veces. “Estamos entrenados para recibir, pero muy poco para dar” ya nadie da ni el puesto en el autobús- y para saber dar hay que saber recibir y para saber recibir hay que saber dar. No debemos conformarnos con no hacer el mal, sino esforzarnos por hacer el bien. Dar y recibir es una ley espiritual según la cual recibimos lo que damos y, multiplicado. Es como una cosecha de lo que sembramos. Pero es importante saber que debemos dar en amor, no desde el ego. La diferencia es que éste último siempre cree que perdió, mientras que el primero da con alegría o por gratitud y nunca espera ganar, perder ni recibir: da en forma incondicional, nunca siente que perdió y siempre recibe.

Ahora no debemos asociar el dar sólo con dinero o con regalos materiales, sino ofrecerlo en apoyo, compañía, solidaridad y pensar en una vista a un ancianato o a un familiar que está en un hospital, ayudar a organizar una fiestita para unos niños o algo donde demos lo mas importante: amor, pues lo ideal seria dar el 100% de ti mismo, de tu amor, de tu tiempo, de tu espacio, en solidaridad y amor. Las personas que se sienten solas, que se quejan de que nadie las abraza, ni las llama ni las tiene en cuenta, deben preguntarse cuántos abrazos dan, cuántas llamadas hacen, cuán detallistas son ellas con los demás.

Nadie se puede escudar en la carencia para dar. No busquemos excusas como la de la crisis económica. Todos tenemos algo qué ofrecer, no hay quien carezca de algo qué brindar a los demás. Es muy sencillo, si uno quiere ser amado, basta amar; si quiere recibir, basta dar. Si damos perdón, recibimos perdón, “Es una especie de toma y dame que rige para ambas partes, y parte de un click personal en el cual el ser no espera que el mundo cambie para cambiar él, sino que decide cambiar él si quiere que el mundo cambie”. Cuantas veces deseamos expresar palabras amables y nos las guardamos. Debemos ser más generosos con el amor, el agradecimiento y el reconocimiento, para que el mundo se mueva, se armonice con esa forma de dar. Otra forma relacionada con la ley del dar y el recibir es la de no robar ni herir a nadie. “Aunque no lo creamos, cada día hacemos pequeños robos como quitar el puesto a otro en una fila, no darle el crédito a un compañero de labores para ganarnos sus méritos. Debemos hacernos una autoinspección para corregir esas actitudes”.

La vida es como un “banco de la abundancia”, en el cual hay que consignar según lo que queramos. “Así como consignamos dinero si queremos más dinero, debemos consignar buen trato, respeto y servicio, si eso deseamos”. No esta por demás tener en cuenta que debe haber equilibrio al “dar mucho”, esto en cuanto a las relaciones con los demás. “Dar demasiado puede interpretarse como una manera compulsiva de hallar afecto, de dar muchas cosas para que nos acepten, en la que debo-adornarme-de regalos para lograr el afecto del otro. En otras palabras, ‘no soy lo suficientemente valioso/a, por lo tanto tengo que dar en exceso”. Y si la persona tiene incapacidad para dar (regalar, entregarse, darse), está paralizada emocionalmente, sería como un autista que se le hace difícil relacionarse con los demás. Hay en ambas actitudes problema de autoestima, igual si la incapacidad es para recibir. “Equivale a decir, no merezco reconocimiento ni aprobación, prácticamente no existo, mi identidad está perdida” Lo ideal es buscar un equilibrio entre el dar y el recibir y estar interconectados para ello. Una pregunta sería ¿Qué estoy dispuesto a dar hoy?



Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano
.
(Proverbios 21:26)

martes, 19 de agosto de 2008

LOS ABUELOS!!!


Escuche este tema en la voz de su autor



Son muchas las veces que por nuestra forma de vivir se alienta una forma especial de amnesia al agradecimiento, lo cual ha llevado en ocasiones a un olvido masivo de las raíces y de los que hicieron posible, bien o mal, que podamos seguir adelante. Debemos recordar que la existencia de nuestros antepasados se justifica y se realiza en tanto logremos preservar la vida y los ideales. Sino lo hacemos ellos habrán fracaso y nosotros también.

Este traspaso del mando, como una carrera por etapas donde cada corredor entrega al otro el cetro para que cumpla el recorrido que le corresponde, posee la magnificencia de un ritual ancestral: la tradición de hacerse a un lado para que sigan los que vienen de atrás. Pero ocurre que quienes llegan ignoran a los que se van. Como si morir fuera una enfermedad contagiosa o el peor de los destinos, la vejez nos confronta con un futuro asustador que no queremos visualizar antes de tiempo: los ancianos están cerca de la muerte.

Sin embargo, los que van de “regreso a casa” pueden contarnos lo que vieron, cómo sufrieron y cómo rieron. Han desarrollado la curiosa habilidad de recordar lo que nadie recuerda y señalar las grandes metidas de patas. Pueden ver sus errores y aciertos desde el reposo y el desprendimiento de los afanes románticos de la juventud. Ellos son historia viva. Un tesoro de información y afecto desinteresado, dispuestos a trabajar hasta el final y a colaborarle a las otras generaciones. Curiosamente, muchos “viejitos” y “viejitas” son más eficientes, fuertes y decididos que su inmediata descendencia.

Para mas de uno, los abuelos son el principal punto de referencia afectivo, donde se mezcla de una manera equilibrada el consejo oportuno y la solidaridad incondicional: “Tenga cuidado mi hijito, que su mamá no se entere”. Los abuelos son papás pulidos, con bastante menos ansiedad y culpa, porque gastan más tiempo en amar que en educar y regañar.

Obviamente el respeto por las canas va más allá de la consideración por sus achaques y las limitaciones que acompañan el paso de los años. Respetar las arrugas también incluye no tratarlos como inútiles, ubicarlos afectivamente en la sociedad productiva, como hacen los nativos y los indios de todas las culturas, y no fastidiarse con sus despistes; después de todo, se ganaron el derecho.

Delante de las canas te levantarás. En presencia de los mayores te pondrás de pie. Y honrarás el rostro del anciano, sea así manifiesta tu reverencia ante Dios….
(Levítico 19:32)NVI

viernes, 15 de agosto de 2008

EL UNICO AMOR !!!

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Escucha el tema en la voz de su autor:




Asumir una posición realista en el amor no significa desconocer lo que pueden edificar las personas que verdaderamente se aman. Muchas de estas construcciones “de a dos” se apuntala con los años de manera sorprendente. La ternura no parece tener límites cuando la convivencia sana se extiende en el tiempo.

Lo quisquilloso se vuelve soportable y las discusiones van reduciéndose bajo el peso inexorable de un cariño acumulado que no es retórica. El amor también se mide en años compartidos. La experiencia de andar abrazado toda una vida, con alguien que no es nada con uno, es inequívocamente humana.

No me refiero a los matrimonios mal avenidos que aguantaron mas allá de su dignidad personal y se sienten orgullosos de haber hecho del sufrimiento un estandarte. No creo en los “buenos ejemplos” de soportar por soportar. Los admirables, o quizás envidiables, son los que lograron juntar sus almas, sin lastimar ni lastimarse, por el gusto de hacerlo y sin altruismos. Son los que andan unidos por un lazo mas fuerte que el de la razón y que además volverían a repetir con el mismo o la misma.

Y es que cuando el amor se canta a dos voces y se hace a cuatro manos, el universo entero se regocija. La naturaleza en su plenitud se recrea. Una vida entera compartida y bien llevada confirma el mandato de que siempre han sido uno.

No hace falta ser siameses afectivos, sino palpitar a un mismo ritmo y acompasar en la biología común de las pulsaciones. Estoy seguro que si hay materia prima, los años no cansan, sino que embellece la relación. Le dan ese toque particular que solamente poseen los que han batallado el amor y han sobrevivido a él. Hay cierta solemnidad en ello.

Por eso, en muchas ocasiones, cuando un viejito se va, el otro no tarda en seguirlo. No es apego enfermizo, sino solidaridad amorosa: “Voy a tu encuentro nuevamente”. No se trata de suicidio ni mucho menos, sino más bien de un sentido profundo de adhesión y deber cumplido, que no es producto de la mente. El corazón también toma decisiones y el organismo acepta.

Como un tributo a los que han vivido el amor al unísono, apasionada y largamente, pero que han sido privados de su media naranja por alguna razón. A los que no sufren de amnesia afectiva, a los que tienen la dicha de admirar al ser que aman, a los que el amor, contra todo pronóstico, todavía les estremece.

Valga para ellos la añoranza del premio Nobel, Eugenio Móntale.


He bajado al menos un millón de escaleras tomado de tu brazo
Y ahora que no estas cada escalón es un vacío.
Nuestro largo viaje también fue así de breve.

El mío aun continua, pero ya no necesito las combinaciones,
la reserva de asientos, las astucias,
las afrentas de quien cree que la realidad es lo que vemos

He bajado millones de escaleras tomado de tu brazo
Y no porque cuatro ojos puedan ver mas que dos.
Las baje contigo porque sabia que de nosotros dos
Las únicas pupilas verdaderas, aunque nubladas,
Eran las tuyas.

El que ama es capaz de aguantarlo todo,
de creerlo todo, de esperarlo todo,
de soportarlo todo.
Hay tres cosas que son permanentes:
la confianza en Dios,
la seguridad de que él
cumplirá sus promesas, y el amor.
De estas tres cosas,
la más importante es el amor.
(1Corintios 13: 7-13)BLS

Nota del Autor:
Este tema fue escrito en honor de una pareja muy especial,
que ha sido ejemplo para todos los que los conocemos.
Con amor al Pastor Cesareo Bernate y su esposa María Concepción.

miércoles, 13 de agosto de 2008

LA DEBILIDAD!!!!


Cuando una persona se mueve en un estilo afectivo que es dependiente y débil, su necesidad no es la de ser amado, como sucede en otros estilos de afectos; Sino la de ser protegida. La clave de su personalidad es “Soy débil” y “Necesito alguien mas fuerte a mi lado en quien pueda confiar”.

La motivación es buscar a alguien quien los cuide y los defienda. Su manera de vincularse es infantil e inmadura, además de interesada. En su interior creen sinceramente que aman a su pareja, pero en realidad lo que demandan es seguridad. Jamás amarían a una persona más débil, porque lo que pretenden obtener del intercambio afectivo es la fortaleza del guardián.

El objetivo principal es mantener la relación a toda costa y pese a cualquier circunstancia para evitar sentirse desvalidos. Puede mostrarse como especialmente complacientes, amables y “con gran capacidad de entrega”, pero esta actitud, supuestamente amorosa, esconde subordinación y dependencia. Se debe adular y cuidar al amo para que no los deje.

Lo que sostiene la relación es el miedo a enfrentar el mundo de manera solitaria. Creer que la pareja es mas fuerte y competente va generando, con el tiempo, cierta veneración y la convicción esclavista de que el cónyuge es más importante que ellos.

Una cosa es necesitar a alguien, y otra, amarle. Las personas que se sienten frágiles confunden el amor con el temor a la soledad: Pero no es soledad afectiva (“necesito que me quieran”), sino incapacidad de sobrevivir sin apoyo. Miedo a vivir. Terror de tener que afrontar una realidad impredecible y potencialmente peligrosa. Algo similar a eso que le ocurre al niño que despierta solo en su cuarto y, presa de pánico, llama a su madre o a su padre para que se hagan cargo de él. Y suele suceder que el origen de este modo asustadizo y enclenque de amar debe buscarse en los aprendizajes tempranos y no en la genética. La causa parece ser más social que biológica.

Unos padres sobreprotectores y extremadamente aprensivos le impedirán al niño explorar cómodamente su medio. No dejaran que el principio natural del ensayo y error actúe. Pensaran por él y harán las veces de improvisados oráculos. Verán peligros donde no los hay y alertarán innecesariamente al menor. Como pájaros de mal agüero señalaran y anticiparan constantemente los riesgos eventuales.

Es apenas natural que ante semejante panorama, los pequeños lleguen a ciertas conclusiones respecto a sus posibilidades de supervivencia; “El mundo es terriblemente dañino”. “Si me cuidan tanto, debe ser porque no es recomendable estar solo” o “No tienen confianza en mí”. Cuando estos mensajes llegan a la base de datos y se afianzan, aparecen los paradigmas. Y es en ese punto donde se configura un semblante erróneo del amor. Es aquí cuando el desamor se confunde con el desamparo, y los aspectos calidos y amables se revuelven con la sensación de ayuda y sostén. Quizás exista un código genético desconocido que durante la infancia mezcle cariño y salvaguardia. No obstante, en la vida adulta, decir “te quiero” no es lo mismo que pedir auxilio (aunque a veces se parezcan).

Decimos autoeficacia a la confianza básica de poder alcanzar exitosamente las metas, pero no de manera omnipotente. Todos esperamos que la persona amada esté ahí cuando la necesitemos. Un hombro en el cual reposar nunca está de más y es un complemento importante, yo diría imprescindible, del vínculo afectivo. Pero “hacerse cargo” del otro o “adoptar” la pareja, ya no es cuestión de amor, sino de beneficencia.


La persona que ama no tiene miedo.
Donde hay amor no hay temor.
Al contrario, el verdadero amor
quita el miedo…….
(1Juan4:18)BSL

domingo, 10 de agosto de 2008

OCIOSIDAD ?....

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Entre la adición y la vagancia indolente, hay un punto medio, sano u recomendable. Como dice el refrán: “Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar”. Es decir, cuando dejamos de producir compulsivamente, aparece el tiempo libre. Espacios vacíos, momentos prolongados y lugares comunes donde la obligación no existe y el esparcimiento prospera.

El ocio bien manejado es posibilidad de distracción y entretenimiento del espíritu. Es dejar que la mente comience a liberar creatividad en estado puro y dar rienda suelta a “el aquí y el ahora”. Cuando desocupamos la base de datos de nuestro atiborrado cerebro, de pronto, el futuro comienza a desvanecerse y el pasado deja de molestar. No hay nada más maravilloso que la inercia de un reposo “improductivo” y descarado.

Pero “no hacer nada”, así sea de vez en cuando, nos hace sentir culpables. Si no sufrimos de hiperactividad, somos perezosos y holgazanes. No importa que trabajemos como mula toda la semana, la inacción y el reposo son vistos como “perdida de tiempo”.Queremos obtener beneficios hasta cuando soñamos. Mas aún conozco gente que cuando duerme “mas de la cuenta” en un día feriado, se levanta angustiada y presentando disculpas: “Dios mío, dormí demasiado”.

No estamos acostumbrados a mirar por mirar o a estar por estar. Los resultados y las metas pesan más que el proceso. La estación a la cual hay que llegar es más importante que solo vivir corriendo. El ocio bien administrado, o sea, los ataques de pereza adecuadamente autorregulados, brindan, muchas ventajas.

El stop y el “alto en el camino” permiten recuperar energía. Un domingo en piyamas, sin bañarse, con el periódico debajo del brazo (aunque no lo leamos) y sin hacer otra cosa que lo que nos venga en gana, puede resultar mas beneficioso que ir donde el terapeuta o consejero. Otra ventaja es cuando nos desprendemos de las exigencias externas, esa quietud hace que la mente se mire a si misma; la atención se focaliza hacia adentro. Casi no tenemos tiempo para nosotros. En otras palabras, brotes esporádicos de holgazanería fomentan la introspección y la posibilidad de incrementar la autoobservación. Finalmente, el ocio brinda la oportunidad de redescubrir lo que nos rodea y nunca vemos, porque siempre estamos de afán. Algunos papás “descubren” a sus hijos en las vacaciones. Al serenar nuestro impulso por obtener cosas, la calma nos permite hacer contacto con el entorno inmediato del que formamos parte.

No estoy defendiendo la vagabundería, “La locha”, la pereza crónica o la desidia. Lo que estoy atacando es el apego a mantenerse ocupado las veinticuatro horas. A lo que llamo la atención es al ansia de una actividad descontrolada que desborda nuestra capacidad de recuperación y disfrute. La mala costumbre del “corre-corre”.

El ocio no parece ser la madre de todos los vicios. Hay algunos, como la codicia y la búsqueda desenfrenada de prestigio, poder y posición, cuya procedencia hay que buscarla en otra parte. El derecho al descanso, al respiro y al desahogo, son necesarios. Cuando la pereza está bien administrada, el ocio pasa a ser una virtud saludable.
Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en el tiempo de arar y de segar, descansarás.
(Exodo 34:21)

miércoles, 6 de agosto de 2008

LIBERTAD !!!!!

El peor mal de los humanos es la pereza. La comodidad es muy peligrosa, porque además de oxidarnos, nos lleva a recostarnos. Algunas personas andan toda su vida buscando un mecenas, alguien que los cargue y los descargue. Un superior que los dirija y les diga que hacer. Un modelo a seguir.

Cuando nos sentimos realmente libres, un insoportable “yo-yo” comienza a desestabilizarnos. Ser autónomo, de alguna manera, es como dar un salto al vacío, donde no sabemos con certeza en que punto quedo el fondo. Soltarse de las fuentes de seguridad y bastarse a sí mismo. Libre para decidir, para andar cualquier camino, para ser responsable, para cambiar de opinión, para luchar o para abdicar. Libertad para ser lo que quiero…Eso atemoriza demasiado.

La autonomía es soberanía personal. Surge de una mezcla equilibrada entre independencia y seguridad en las propias capacidades. Para muchos es la virtud por excelencia, pero difícil de manejar. Si nos excedemos somos libertinos o insensatos, y si la reprimimos, estamos abonando una personalidad débil y dependiente.

La autonomía equilibrada no es correr a la loca por cualquier sitio, sino saber apuntar. Es asumir que soy responsable de mi propio comportamiento y que debo hacerme cargo de las consecuencias del mismo. Ser autónomo es escuchar sin rendir pleitesía, y acceder por convicción, no por temor. Es ejercer el derecho a llegar a mis propias conclusiones y a equivocarme. Es adueñarme de mi mismo sin enclaustrarme en paradigmas sin sentido o en algún dogma mal entendido. La libertad nos mueve el piso. Nos coloca cara a cara con lo que somos, con las limitaciones y bondades. El que ejerce la autonomía mental sabe que, llegado el caso, no tiene a quien echarle la culpa.

Los libres pensadores producen escozor. Siempre dicen lo que nadie quiere oír y son difíciles de domesticar. Incomodan a los autoritarios y son un pésimo ejemplo para los seguidores. El libre pensador se atiene a su convencimiento sin desconocer los otros argumentos, porque sabe que el pensamiento no ocurre en el vacío. La autonomía no es insensibilidad o autosuficiencia narcisista, sino autoestima bien dosificada; “Creo en mí”.

Muy pocas veces enseñamos el valor de la libertad, porque tememos que los pequeños se excedan. Sin embargo, podríamos hacerlo con cuidado. No niego que otros valores como responsabilidad, felicidad, solidaridad, altruismo, amistad laboriosidad, justicia, y demás, sean fundamentales para lograr una buena salud mental y física; pero tampoco desconozco que hay otras cualidades humanas que son tan importantes como las anteriores y que las equilibran. Por ejemplo, la perseverancia se vuelve peligrosa sino se sabe perder, el optimismo puede acercarse a la manía sin una buena dosis de realismo, y la obediencia requiere de bastante autonomía para no caer en la sumisión, en el caso de someterse a hacer cosas indebidas. Cada valor tiene su contraparte, la excepción a la regla y su nivelación natural.

Sin autonomía nos convertimos en zombies, seres mecánicos que se mueven por simples reflejos condicionados, sombras platónicas, entes subordinados al estimulo/respuesta.

Es que no puede haber autorrealización sin la experiencia vital de sentirse libre. Cuando logro emanciparme sanamente de la opinión de otros, del chisme, de la aprobación, del miedo al ridículo o de la crítica insustancial, descubro la enorme fuerza que radica en mí. Cuando nos aventuramos a desarrollar nuestra esencia asumiendo valientemente las consecuencias, algo maravilloso se abre ante nosotros: el don de la inteligencia, y de entender que soy totalmente responsable de manejar una libertad para mí bien y no un libertinaje para mí mal.


Como libres, pero no
como los que tienen la libertad
como pretexto
para hacer lo malo,
sino como siervos de Dios.

1 Pedro 2:16

por Henry Leguizamo


English version

lunes, 4 de agosto de 2008

CON SINCERIDAD !!!!

Solo se puede llenar lo que está vacío y aunque la frase resulte manida en esta época, necesariamente hay que empezar por limpiar. Y limpiar significa deshacerse de todo lo que sobra y estorba. En los tiempos de recesión en que vivimos no será tanto lo material lo que hay para eliminar, sino más bien lo que se desea adquirir. Pero hasta eso se necesita claridad y, necesariamente se debe despejar la mente y el espíritu. ¿Por donde empezar? Hay muchas maneras de comenzar a deshacerse de lo que estorba, una sería “hacer borrón y cuenta nueva”. Lo cual se traduce en perdonar.

Perdonarnos a nosotros mismos y a quienes creemos que nos han ofendido, porque la ofensa existe en la medida que la aceptamos o les otorgamos el poder a otros para “ofendernos”. O sea, darles la importancia como para que nos hagan “sentir ofendidos”.

Por supuesto, una cosa es decirlo y otra es lograrlo. “Y es que no se trata de justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos; perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así”.

Pero en cambio sí es “el motivo más obvio para liberarnos de los efectos de la rabia y el rencor crónicos”. Sin embargo, el perdón o el no perdón tiene muchas aristas… ¿Hasta qué punto perdona y olvida de corazón una persona que ha sido victima de agravios tan fuertes que han terminado trastornando toda su vida? La culpa y la autocensura son algunas de las razones por las cuales se puede dudar de los efectos del perdón, cuando éste no es el resultado de un proceso bien cimentado.

Uno no debe sentirse mal por no poder sobreponerse a una pena o poner la otra mejilla. Se cree que el perdón nos hace mejores personas. Pero a veces lo que nos hace bien es ser honestos con nuestros verdaderos sentimientos, y si en nuestros principios esta el vivir bajo los estatutos divinos, el perdonar es el regalo que Dios nos da por su amor, y nos enseña sus grandes beneficios. Lastimosamente muchas personas, a pesar de las buenas intenciones y de sus oponentes y sinceros esfuerzos por perdonar, continúan guardando muchos resentimientos.

Nadie niega que el resentimiento y la represión sean dañinos para cualquier persona. Pero es posible deshacerse del dolor sin perdonar. La meta es sentirse mejor y más empoderado(a). Algunas veces, dejar de pensar en el asunto y olvidarse de perdonar para no darle mas vueltas, es la única manera de ponerse en paz consigo mismo(a).Es como algunas personas lo piensan, pero obviamente se esta caminado en un perdón falso.


Buscar la aceptación, excusarse y actuar como si tal, cuando realmente no se siente así, no ayuda a alcanzar las recompensas físicas y mentales del verdadero perdón. Cuando éste se percibe como una obligación y no como algo que se asume con corazón humilde y con verdadera libertad, perdonar puede hacernos sentir peor e incrementar ese sentimiento que nos hace asumirnos como victimas. Admitir que estamos heridos y que nos sentimos traicionados es parte muy importante del proceso de sanación y liberación verdadera. Obviamente, para lograr ese proceso, hay que romper ataduras. De otra manera, es imposible superar círculos viciosos.


Algunas veces, las pequeñas deslealtades o traiciones resultan “imperdonables”: los suegros criticando su decisión de no tener hijos; los padres objetando las amistades cuando éramos niños… En estos casos no importa tanto el hecho como de quien proviene. Muchas de las transgresiones más dolorosas vienen de personas muy allegadas, esposo(a), parientes amigos, así se supere el impacto y se trate de personas que nos siguen gustando. El problema es que la confianza se pierde y el nivel de intimidad se afecta. La mayoría de las veces no se puede volver atrás y pretender que nada cambio.

¿Como se puede evitar que el resentimiento, la ira y el temor nos consuman? Se hace necesario empezar por revisar muy objetivamente los hechos y aclarar los sentimientos. ¿Se trata de vergüenza, disgusto, represión? Con respeto a la “ofensa” ¿fue intencional o accidental? ¿En qué estado se encontraba la persona que le ofendió? Igualmente, hay que considerar los antecedentes de la persona que le propinó la ofensa. ¿Se trata de alguien celoso, inmaduro, inseguro(a)? debemos procurar ponernos en los zapatos de ellos. Pero no se empeñe en explicarlo. Es probable que nunca entienda por qué su pareja lo engaño o por qué sus padres le critican cada pasó que da. Lo que sí puede es empezar a ver a la persona que le ofendió con las mismas debilidades y defectos de cualquier otro ser humano.

Luego de este proceso de reflexión que puede tomar un buen tiempo, se puede lograr un perdón sincero. O por el contrario, se puede decidir negar ese perdón porque se “siente” que la otra persona puede herirle de nuevo.

Una pregunta en la podemos reflexionar es: ¿Se ha preguntado alguna vez si vale la pena amargarse la vida y mortificarse por causa de otra persona? ¿Se le ha ocurrido pensar que Usted como ser humano único e irrepetible no debería poner a nadie por encima de sí como para dejarse afectar por él o por ella? ¿Por su orgullo generalmente dudoso en cualquier persona, se justifica llevar una carga que de pronto le está impidiendo fluir y vivir plenamente? Y como hay que empezar por uno mismo, ¿Hasta qué punto se está haciendo daño o está haciendo daño a otros por no perdonarse a sí mismo(a)? Y esta cargando con tanto lastre.



Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno,
para que también
vuestro Padre que está en los cielos
os perdone a vosotros vuestras ofensas.
(San Marcos 11:25).

por Henry Leguizamo


miércoles, 23 de julio de 2008

AGRADECIDOS !!!

No hay duda de que para la mayoría de gente el mundo se ha vuelto loco y la vida se ha complicado tanto que cada vez más personas se ven obligadas a pedir ayuda para seguir adelante. Basta con ver los noticieros para que hasta el más indiferente se sienta intranquilo. Al fin de al cabo en la aldea global ninguna persona puede sustraerse de los acontecimientos por lejanos que parezcan.

De allí la proliferación de maestros, adivinos, videntes, sectas y demás expertos en conseguir la paz. Pero podemos estar olvidando que para sobrevivir a las demandas actuales, a la reprivación del sueño, a las preocupaciones cotidianas, es necesario poner prioridades en orden y ocuparse, primero de ver que lugar ocupa realmente Dios en mi vida, ya que Él nos quiere ayudar. Y tambien es necesario analizarse a sí mismo. En muchas ocasiones la vida no es tan difícil como parece, somos los mismos seres humanos quienes nos la complicamos. Tratemos de simplificarla para ser más felices.

Es importante observar las cosas buenas de la vida y sentirse agradecido, el pensar en forma agradecida y positiva puede ayudarle a afrontar mejor las enfermedades y situaciones difíciles. A lo largo del día trate de expresar gratitud por las gentilezas que recibe de las personas que interactúan con usted. Cuando se acueste piense al menos en algo bueno que le haya sucedido durante el día, así sea algo sencillo como haber llegado a tiempo al trabajo y dele gracias a Dios por ese tiempo y por su empleo (hay tantas personas sin empleo). Tan pronto se sienta asaltado(a) por pensamientos sobre lo que le hace falta en la vida, preguntarse cómo puede ver el vaso a medio llenar en vez de verlo medio vacío.

Si no puede decir algo agradable, mejor no diga nada. El sarcasmo, el cinismo, la critica, son destructivas no solo para las personas objeto de éstas sino para su tranquilidad interior.

Practique el perdón, quizás puede resultar difícil para personas que han sido seriamente ofendidas, pero si puede manejar esas emociones, será recompensado(a) con una gran bendición y paz en su corazón.
Comience por reconocer que el hecho ocurrió en el pasado, quedó atrás. Las emociones de ira, resentimiento, decepción que padece ahora pueden ser liberadas si hace el esfuerzo. De otra manera, a quien más daño le hacen es a usted mismo(a) pues es quien las sufre. Practique el dejarlas ir como si se tratara de una pared de arena lavada por las olas.
Hágase un propósito de perdonar, realmente perdonar es un regalo que se hace a sí mismo(a) para su tranquilidad mental y espiritual. Algunas veces por circunstancias la persona que se le perdona no estará presente para manifestarlo pero hágalo en su interior. No vale la pena cargar con un fardo tan pesado.

Escoja sus batallas en vez de estar insistiendo en que otras personas hagan lo que uno quiera, incluidos los hijos, representa una gran fuente de infelicidad. Permita que los otros vuelen con sus propias alas.
Pregúntese si eso que le preocupa de verdad vale la pena. ¿Hará alguna diferencia la próxima semana, el próximo mes, el próximo año?

¿Desea sentirse más competente en el trabajo? ¿O más amado(a) y aceptado(a)? Active su confianza y asuma que ya tiene lo que desea y en forma sorprendente verá que cambiar lo que se hace, cambia lo que se siente.
Busque como pueda ayudar a otros, hágalo en forma desinteresada, sirva de voluntario(a) para una buena causa. Todo su ser será recompensado. Por otra parte, podrá descubrir lo afortunado(a) que es. Recuerde unas palabras maravillosas que nos enseña Dios, en la ley de dar y recibir, que dice: Quien da, recibe el bien multiplicado.

Hay momentos difíciles que parece que cada momento que pasa se ponen más tensas, pero recuerde que detrás de cada situación hay un propósito, es lo que nos enseña esta palabra.

Sabemos que si amamos a Dios y rendimos nuestra vida a sus planes, todo cuanto nos sucede ha de ser para el bien nuestro.
(Romanos 8:28) BD.

domingo, 20 de julio de 2008

LA VIOLENCIA !!!

Siempre que un individuo busca un fin sin tener en cuenta qué daño pueda hacer a los demás para lograrlo, está actuando con violencia.
Es como un cáncer que carcome a la sociedad, que transciende a la vida familiar o laboral, cuando no hay comunicación ni reconocimiento de otro, ni se consultan sus deseos o sus puntos de vista.
En algunos hogares o en el trabajo, hay actitudes o expresiones de agresión emocional tan disimuladas que ya han sido legitimadas y no son identificadas como violencia al no dejar huella física. Pero hasta la indeferencia es violencia. Como la de la madre que descuida a su bebe, sabiendo que el necesita de su protección para su desarrollo y socialización. Lo que se busca es una madre sana, no con muchos conocimientos, sino amorosa, bondadosa, porque todos requerimos del contacto con el otro, el alimento que da la comunicación y el reconocimiento de quien nos ama.

Es conducta violenta también la comunicación de doble vinculo; por ejemplo, cuando le dicen al niño:”si no quiere, no coma, usted debía comer porque si no se muere de hambre”. La frase correcta seria: “come porque necesitas crecer y desarrollarte”. Igual sucede con el padre que le pega la hijo pero le pide a éste que no aporree a su amiguito. O cuando le dice que le cuente todos sus problemas, pero si el muchachito habla, el señor se disgusta, no controla su enojo y lo regaña. “El chico queda desubicado. Es un contrasentido, porque le dicen que si pero a la vez que no”.
No escuchar, no comprender ni tolerar es violencia”. Lo mismo que en la pareja, al no construir una relación amorosa con posibilidad de placer mutuo, sino donde uno se “descarga físicamente” sobre el otro. El que ejerce violencia tiene un déficit que viene desde la infancia, y no sabe lo que se esta perdiendo porque quita posibilidades de vida, de disfrute. Si sometemos al otro por la fuerza, estará con miedo, pero si logramos conquistarlo, vamos a estar juntos para apoyarnos y construir nuevas posibilidades.

Son muchas las formas de violencia, como cuando hacemos de lado a personas que señalamos su conducta, pero no estamos dispuestos a trabajar para ayudarle a solucionar su comportamiento que quizás por falta de comprensión, lo que ha hecho es marginarlo y hacerle sentir excluido de la sociedad. La burla, el sarcasmo, la ironía, la ridiculización del otro, son formas soterradas de violencia.

No dejar que la otra persona hable, ignorarla o despreciarla, todas las acciones o conductas que tiene cualquier miembro de la familia o de un grupo, con el propósito de ofender son violencia emocional. Amenazar con el abandono (chantaje).

Una joven que era considera de bajo coeficiente intelectual porque tenia poco estudio y que sufrió maltrato en su infancia, hizo esta reflexión: “Cuando me regañan, me gritan, cuando me gritan, me asusto, si me asusto no puedo pensar, no puedo aprender. Pero cuando me reprenden, me hablan, cuando me hablan, puedo entender, cuando entiendo, puedo pensar, y cuando pienso, aprendo”.

Un ejemplo que nos enseña que el buen trato permite pensar, crecer, soñar, crear, mientras que la violencia deriva en miedo que limita y otros sentimientos dañinos como la soledad, la inseguridad, el silencio, la incertidumbre, el sufrimiento, el mal genio, la tristeza, la depresión, la impotencia, la indiferencia y el desprecio.

A veces el clima de violencia es tan fuerte, que la gente asume que la vida es para resolver conflictos, cuando deberla ser para gozar, para soñar.” Es más, se cree que la violencia da poder. Cuando el verdadero poder es la capacidad de reconocer al otro como diferente pero complementario y enriquecedor; de comunicarse y relacionarse amorosamente con él y convivir en armonía con los demás.

Debemos identificar y evitar esos comportamientos dañinos de la vida cotidiana, que hace que muchas personas reaccionen con violencia. Y no se pueda disfrutar de armonía, en nuestra relaciones con los demás. Mas bien estimulemos la confianza entre los que nos rodean, comportándonos en forma cordial y amable, creyendo que el dialogo es la mejor herramienta para dirimir los conflictos que se presenten.

El que quiera amar la vida, Y ver días buenos, refrene su lengua de mal...
Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.


(1 Pedro 3:10-11)

viernes, 11 de julio de 2008

NO ME INTERESA !!!

La vida afectiva, el vínculo que establecemos con las otras personas nos convierten en individuos socializados. No se puede vivir sin amor. Venimos preparados para intercambiar impresiones y entrelazarnos con los demás. Aunque algunos se replieguen, se enrosquen y esquiven el alud amoroso que llega desde afuera, no hay vuelta de hoja, las relaciones interpersonales son el motor del proceso de humanización. La mente no es solamente un fenómeno biológico, sino social/vivencial. El contacto con la gente es tan natural como respirar y su ausencia enferma y limita severamente las capacidades de adaptación al mundo.

Pese a lo anterior, hay sujetos (más hombres que mujeres) afectivamente empobrecidos y desvinculados. Individuos que han hecho un corte radical con sus emociones y la expresión de las mismas. Planos, apagados y sin ganas de establecer lazo alguno, viven en una realidad cada vez más desolada. Si bien a veces pueden llegar a deprimirse, no hay deseo que los mueva ni pasión que los empuje más allá de su limitado territorio sentimental. Carecen de la energía y vitalidad requeridas para intercambiar amor. No les interesa.

Las relaciones de noviazgo o cualquier tipo de compromiso similar son vistas como una intromisión indiscreta o un obstáculo para la autonomía. Si la independencia se convierte en obsesión, estamos a un paso de constituir un prototipo de personas con trastornos, que se manifiesta con: alejamiento, restricción afectiva, carencia de hedonismo y algo de paranoia. Nada los sacude, ni la critica, ni la desaprobación ni la devoción. Inmutables.
Volverse un “lobo solitario” para evitar que los otros se entrometan, no tiene nada de ejemplar. El retraimiento sano (investigación de uno mismo) no elimina la posibilidad de amar, la deja en suspenso o la trasciende en algún ideal, pero no la destruye.

Los ermitaños afectivos son apáticos y malos lectores de sentimientos, porque aparentemente no los necesitan. Hay cierta autosuficiencia fastidiosa en ellos, una autoimagen inflada: “Puedo prescindir de ti”. Es posible que no se de cuenta de que los amen, ni de que están enamorados. Su clave es el recogimiento y la muerte afectiva.
Obviamente el romanticismo está totalmente aplacado y por ende el contacto físico. Hay una frialdad implícita, casi descarada, que brota desde lo más profundo, sin tapujos ni disimulos. La negligencia en el querer es como una frigidez del alma.

Este estilo configura una dimensión, es decir, un continuo. Habrá algunos que puntúen diez y otros, apenas uno. Podemos ser muy insensibles y desconectarnos del cariño que nos prodigan, o sólo hacerlo de vez en cuando. La pobreza amorosa suele estar acompañada de cierta vaguedad en el modo de pensar. Los que no son capaces de conmoverse, también pierden agudeza, humor y la chispa de la jovialidad. O sea, aburrimiento crónico y, por desgracia, contagioso.

Convivir con ellos puede resultar imposible. No solamente porque la indeferencia genera rechazo y pérdida de autoestima, sino porque la vida cotidiana requiere un mínimo de comunicación y respeto. Por definición, la insensibilidad y la falta de interés de la pareja siempre son ofensivas y dolorosas.

El primer requerimiento de cualquier relación saludable es la necesidad de ser amado. Sentir que nos hace falta un abrazo caluroso, un apretón, el gesto amable, la caricia oportuna o inoportuna, el mimo y el embeleco, es un buen comienzo. No me refiero al desespero de mercadearnos “sin ton ni son” para que nos quieran. De lo que hablo es del derecho a realizarnos en el acto de permutar complacencia, simpatía, ternura y proximidad apasionada. Me refiero al don y al placer de extasiarse en el otro hasta desfallecer y viceversa. Algo de lo cual, los encapsulados y los ermitaños afectivos ni siquiera se enteran. Hay una gracia especial en la comunicación que al perderse contamina.


Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados…. (Hebreos 12:15).