domingo, 13 de febrero de 2011

EN EL DESIERTO...

Quizás Dios te ha confrontado claramente con todas tus limitaciones circunstanciales; es decir, con todas aquellas situaciones externas que NO te favorecen en el medio ambiente en donde estás. Probablemente te ha confrontado con todas tus incapacidades personales; es decir con todas tus debilidades e imperfecciones que tanto te incomodan y que te frenan en llevar una vida cristiana satisfactoria.

Tal vez ya comprobaste por ti mismo, que nada perfecto o completo puedes llegar a hacer por mucho que lo intentes, a menos que sea Dios quien te respalde. Has comprendido que no es por tus méritos personales, habilidades o circunstancias como cumplirás el encargo que Dios te está demandando, a menos que sea por su acción sobrenatural en tu interior y a tu alrededor.

Puede que haya sido necesario que pasaras por un periodo de largos años en el que todas las herramientas de tu autosuficiencia, fueran consumidas por el fuego de Dios. Y fue necesario que estuvieras en el desierto por mucho tiempo para despojarte de todo aquello que tú creías seguro, necesario e imprescindible. Ahora eres una persona diferente, porque tienes un concepto claro de quien eres y quien es Dios. Has entendido lo que implica depender de Dios en todo sentido, aún hasta en el detalle más insignificante.

Has recibido la capacitación que no se adquiere con los libros, ni con horas intensas de estudio. Ahora Dios te considera una persona entrenada para hacer lo que te está demandando: IR hacia el lugar que tú no esperabas y hacer la obra que está encomendando en dicho lugar. Como te podrás dar cuenta, es una labor inmerecida y difícil, pero él te considera como la pieza clave que él quiere emplear. Que increíble…Qué privilegio…

No no no no no no…!!! Ya no le pongas más objeciones a Dios… Él sabrá que es lo que hará contigo, pues te conoce mucho más de lo que te conoces a ti mismo. Será el mismo quien se encargue de darte todo aquello que ahora te hace falta, no importa cuán complicado sea o parezca y aunque no te expliques con tu lógica de qué forma lo obtendrás.

No te pongas a razonar cómo es que lo harás, simplemente abandónate bajo su poder soberano. Verás que Dios mismo se encargará de ponerte los medios circunstanciales, naturales o materiales para que lo hagas. Te pondrá a las personas que empleará como sus canales de provisión para el desarrollo de tu labor. No te desesperes… Él sabrá cuándo será el momento en cada etapa de tu vida. Tú solamente dile: SI SEÑOR, AQUI ESTOY. Del resto el se encargará…!!! Mientras tanto sigue siendo FIEL en lo poco.

En esos pequeños detalles que se te presentan día a día. No en vano has recibido tanto entrenamiento en el árido desierto donde te ha tocado vivir. No en vano has pasado por tantas experiencias extrañas, incomprensibles y peligrosas. Ya tienes ante tus ojos ese momento en el que harás lo que Dios había preparado para ti desde antes que tú vinieras al mundo.

      NO EN VANO HAS RECIBIDO ENTRENAMIENTO EN EL DESIERTO!!!

Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se convirtió en un experto arquero. Génesis 21:20.

El Señor le dijo a Aarón: «Anda a recibir a Moisés en el desierto.» Aarón fue y se encontró con Moisés en la montaña de Dios, y lo besó. ÈXODO 4:27.