jueves, 5 de abril de 2012

LA CONFIANZA......



Poseer las habilidades para hacer algo bien no es suficiente, también se requiere de la confianza y la convicción de que sí es posible alcanzar los resultados esperados. Sin la confianza en uno mismo, las metas se alejan.

La capacidad de ser eficaz se refiere a qué tan capaz se siente una persona de lograr exitosamente lo que se propone: Es la opinión que tenemos frente a nuestras propias capacidades y de la que dependemos para salir airosos. No es aptitud, sino actitud.Podemos disponer de las destrezas necesarias para competir, pero si la confianza en si mismo falla, el fracaso no tardará.

Ahora debemos hacernos una pregunta ¿realmente se lo quien soy? Hemos sido formado a la imagen de Dios, entonces ¿Conozco lo que Dios espera de mí? ¿Tengo claro quien soy en Dios?.

El nos ha equipado con talentos maravillosos, con la capacidad de lograr muchas cosas, sus palabras nos confrontan, a un nivel alto, a que remontemos en las alturas sin vacilar. (A los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis...) Isaías 35:4.

Es necesario confiar en nuestras capacidades, Y no estoy defendiendo el optimismo irracional que caracteriza a las personas poco realistas, sino atacando el pesimismo crónico. No creer en uno mismo es la máxima expresión de la baja autoestima.

Los que sufren de baja confianza en poder lograr las cosas, escapan ante el menor problema, Son poco persistentes, fatalistas y escépticos (Tiran la toalla antes de tiempo). Son perdedores por naturaleza, melindrosos y blandengues.
La ineficacia percibida (“Soy incapaz de….”) es raíz de casi todos los trastornos de ansiedad .La ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y las fobias, tiene su origen en un esquema temprano de vulnerabilidad al daño. Lo que determina la sensación de impotencia no es solamente el peligro en sí, sino el no disponer de las estrategias adecuadas para enfrentarlo. En otras palabras, el miedo no sólo depende del estímulo amenazante, sino de los recursos para hacerle frente y de estar consciente de ellos.

La causa de la baja autoeficacia hay que buscarla en la sobreprotección infantil y en los padres aprehensivos. El cuidado excesivo lleva implícito un doble mensaje:”Te amo” y “No eres capaz” (o “El mundo es tan inquietante y difícil de sobrellevar que requieres un guardaespaldas permanente”). Es mejor utilizar un contenido más alentador: “Te amo y voy a soltarte de a poco, para que aprendas y puedas hacerte cargo de ti mismo”.

La confianza en uno mismo puede fortalecerse siguiendo algunas estrategias básicas: Como eliminar del vocabulario interior la frase de “no soy capaz”. Es mejor también no recordar solamente lo malo ni hacer de la memoria una forma de masoquismo, procure asegurarse de que las metas son alcanzables y justificables, para no perseguir un imposible, y tratar de no evitar o postergar la solución de los problemas. (Recordemos que cada vez que desertamos, a la estima le salen moretones).

Una buena autoeficacia crea inmunidad y sentimientos de seguridad. Si la meta que quieres obtener es posible, si hay convicción de que es la voluntad de Dios, y que es conforme a sus propósitos, y realmente es vital y trascendental para tu vida, vuélvete testarudo y perseverante hasta el cansancio (sana eficacia); y si es imposible de alcanzar, destruye la quimera y aprende la honrosa cualidad de saber perder (sana resignación). La tenacidad nada tiene que ver con la necedad.

..Dios esta contigo,
tú que eres esforzado y valiente.
(Jueces 6:12)