jueves, 28 de mayo de 2009

TRISTEZA O DEPRESIÓN...

Ponerse unas gafas negras y ver todo oscuro, así es como puede explicarse la depresión, un trastorno que deteriora la vida y hace que la visión del mundo sea negativa. Puede producir cambios en el plano cognoscitivo y altera las emociones, afecta todo tipo de personas, especialmente aquellas con antecedentes familiares que en su infancia carecieron de amor, que han tenido que vivir experiencias traumáticas o que no han podido superar una pérdida afectiva. Aunque todos los seres humanos tienen una fuerza en su personalidad para afrontar las dificultades, no todos poseen la misma capacidad para adaptarse a las pérdidas.

Por esta razón, con el tiempo entran en un estado depresivo que puede afectar su estado de ánimo, viven ansiosos o con vacíos que pueden durar semanas, perdida de interés o placer en las mayorías de las actividades, viven con sentimientos de insignificancia, desesperanza y culpabilidad. Pueden tener cambios en los hábitos de sueño, sentir cansancio, pérdida de energía, sensación de lentitud, agitación, inquietud, irritabilidad, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, pensamientos frecuentes sobre la muerte.

Es importante diferenciar entre la tristeza y la depresión. La primera es un estado normal que se presenta en la persona ante eventos como la perdida de un ser querido, el abandono del ser amado, la perdida de la libertad. Se desarrolla durante un corto periodo de tiempo, es pasajera, su proceso de recuperación es más fácil en el ser humano. Mientras que la depresión es un trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundas. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente, que se presenta cuando los límites de la tristeza se sobrepasan. Es un problema de largo tiempo en el que la visión del mundo circundante se estrecha hasta el punto que se distorsiona la realidad.

Una persona depresiva no hace planes para el futuro pues todo lo ve oscuro, generalmente queda en el pasado y se arrepiente de lo que ha hecho en su vida. La depresión se constituye en factor de alto riesgo, que puede llevar a una persona a pensar en el suicidio, muchas veces por factores económicos o separaciones no deseadas, entre otras.

En muchas ocasiones pese a que los síntomas de la depresión son bastante claros, la mayoría de personas afectadas no consultan o no buscan ninguna clase de ayuda, Pero seria apropiado reflexionar en esto: ¿Quién te dijo que tus problemas no tienen solución? No dejes que los problemas o las crisis condicionen tu vida. Entiende que eres único y que Dios te ha dado una capacidad creativa, dones, talentos, y otras habilidades para solucionar los problemas y puedas bendecir a quienes te rodean. Con un nuevo nivel de pensamientos podrás ver posibilidades en tu vida en vez de imposibilidades. Dile adiós al estrés, ansiedad, depresión, miedo, temor, porque en ti habita El que te ha hecho más que vencedor sobre todas estas cosas.

Haz un alto a la ansiedad y descubre claramente cual es el problema. A veces lo que tu crees que es el problema no es el problema. Hazte preguntas: ¿Qué es lo que está mal? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver? ¿Cuál es mi responsabilidad en el problema? Se específico, no des vueltas ni caiga sen suposiciones. Para los casados, no hay problemas matrimoniales, solo problemas personales. Colócate metas específicas. ¿Qué me gustaría que ocurriese? ¿Cómo se ve con el problema resuelto? Expande tu imaginación. Piensa en todas las ideas que sean posibles para solucionar el problema. Piensa en posibilidades. Haz muchas preguntas. Olvida la “crisis” por un momento y diviértete pensando como sería tu vida sin ese problema, pregúntate ahora: ¿Qué me falta para solucionar el problema? ¿Qué me impide solucionarlo? Toma acción sobre tus pensamientos.

Una vez encontrado lo que falta para solucionar el problema, diseña un plan de acción que te lleve a esa vida que quieres lograr. No te quedes en el papel. Haz lo que tengas que hacer: perdonar, amar, servir, honrar, disciplinar, perseverar, pagar, trabajar. No te rindas hasta ver tu problema resuelto. Adquiere sabiduría, la sabiduría viene de Dios y a El debemos buscar para que nos ayude en cada paso. Todavía hay respuestas y soluciones. Realmente ¡Naciste para Ganar!


“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:37)

lunes, 27 de abril de 2009

Cuando se acaban los caminos...

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Cuando se cierran todas las puertas, cuando todos los caminos acaban, y te sientes perdido (a), cuando tu vida ha llegado en un punto donde la duda y la incertidumbre te atacan... cuando no sabes qué hacer, cuál es el próximo paso a dar...

Cuando, las nubes grises se han llegado a instalar sobre tí, y el sol brilla muy lejos, y el ánimo se pierde. Y el silencio, la oscuridad, y el frío es todo lo que tu quisieras sentir. No decaigas, no dejes que el desánimo te acongojen. No permitas que la tempestad vuelque tu barca. Es aquí, donde se prueban las promesas, es aquí donde sabemos de qué madera estamos hechos, es este momento cuando nos damos cuenta de la inmensa misericordia de un Dios, que aunque no se vea humanamente, aunque no podamos sentirlo y las circunstancias nos lo alejen (según nosotros), El está más cerca, sosteniéndonos de su mano.

No hay ninguna circunstancia que se le salga de las manos a Dios acerca de sus hijos. Dios es dador de vida, de vida eterna, así también de amor, y esperanza. Su tiempo no es el nuestro, ni sus caminos, los caminos del hombre. Pero al final, como dice la palabra, todas las cosas ayudan a bien, a aquellos que le aman (Romanos 8:28).

No te sientas perdido (a), no pienses que acá acabó todo. Levántate y resplandece, que tu salvación está por llegar. Y sea cual fuere la senda que te toque caminar, para llegar a tu redención, no dudes por un momento, que al final de la misma, está Dios y su misericordia.

Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.

Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

Salmo 103:11-14

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 18 de abril de 2009

A través de tu ventana...

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Cuenta la historia que existía un hombre que cada día, miraba al jardin de su vecino, y se ponía a criticarlo, cada día veía que el vecino tenía su ropa sucia, la familia del hombre llena de tierra, las paredes de su casa con mucho polvo, y su labor diaria era criticarle por qué el vecino era tan descuidado y sucio. Lo que él no se había dado cuenta... era que, el cristal de su ventana estaba lleno de polvo y tierra, y todo lo que veía, encerrado en su habitación, con el corazón lleno de amargura... era la suciedad propia... la que existía en su cristal...

Al escuchar esta historia, pude comprender muchas cosas... parte de nuestra restauración, es cuando empezamos a valorarnos de nuevo a nosotros mismos. El punto principal es la Autoestima, y este es un punto vital, que satanás ataca inmisericordemente. Porque si nosotros estamos mal, todo a nuestro alrededor pierde balance y se nos viene abajo la vida.

La falta de autoestima, es una de las causas principales que llevan a la depresión y luego fatalmente a la muerte autoinflingida (el suicidio). Nos sentimos tan poco valiosos porque escuchamos las voces externas que nos dicen lo malo que somos, lo feo que estamos, la suciedad que hay en nuestra alma. Pero quizás lo más dificil, es que estos juicios provienen de personas, cuyas vidas están opacadas como en el cristal de la historia.

Existe una fuente para medir lo valioso que somos. La Biblia nos habla de que nosotros hemos sido creados a imagen y según la semejanza de Dios. Si nosotros tenemos ese tesoro en nuestras vidas quiere decir que somos "casi maravillosos" porque Dios es totalmente maravilloso, y nosotros nos encaminamos a ser perfeccionados por El. Si sabemos que tenemos su semejanza, eso quiere decir que tenemos creatividad, hermosura, bondad de alma, amor, y muchas virtudes más que este espacio no alcanzaría para nombrarlas. Ese es el manantial de donde nosotros debemos sacar nuestra agua. Ese es el espejo donde nosotros tenemos que vernos.

Es muy fácil, emitir un juicio, como dice la palabra, "Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno." (Santiago 3:6) Hay muchas personas que utilizan las palabras para intentar destruirnos, pero debemos saber quienes somos y quien ha sido nuestro Creador, y en base a esto, debemos saber que a pesar de nuestras debilidades, de nuestro problemas y flaquezas, somos seres hermosos, con grandes capacidades y habilidades, porque a Dios le complació crearnos así.

No permitamos que las personas que tienen sus vidrios empañados, quieran dictarnos la cátedra de cuanto valemos o que somos. Sepamos desde el principio cuál es nuestro valor. Si hay cosas que corregir en nuestra personalidad corrijámoslas y sigamos adelante. Pero tengamos presente siempre que para Dios no hay creación imperfecta. El todo lo ha creado perfecto y hermoso. Y tu eres creación de Dios.

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
(Proverbios 4:18)

(Colaboración: Lorena Pérez)

domingo, 29 de marzo de 2009

SANANDO NUESTRAS HERIDAS...


Cuando las cosas no son como queremos, desearíamos tener la varita mágica para cambiarlas a nuestra manera y conveniencia. Cuando salimos de un hogar destruido, cuando estamos viviendo en medio de la presión de una deuda inmensa, cuando hemos sido abusados o maltratados, o simplemente, cuando llevamos en la vida heridas que no hemos podido sanar, corremos, nos apresuramos, queriendo sanar, lo más pronto posible el lamentable estado de nuestras vidas.


No nos damos cuenta que estas cosas suceden y sucedieron en un lapso de tiempo, quizás fueron años, meses o días, pero todas llevaron un "proceso para generarse", y por consiguiente, también requerirán de un "proceso" para ser regenerados.


Vivimos en un mundo acostumbrado a buscar las soluciones fáciles, las tarjetas de crédito nos proporcionan vivir un placer efímero, de obtener y tener, cuando en realidad lo que hacen es involucrarnos en adquirir nuevas deudas. La comida rápida que se ve tan apetecible, es a la larga una forma de destruir nuestros organismos. Es así también cuando buscamos salidas fáciles a nuestros problemas más radicales.


Esta semana tuve la oportunidad de enfrentarlo cuando mi mascota se vio dañada por el mordisco de un perro mayor que él. Sus heridas al principio estaban encubiertas, y no se notaba nada malo, pero al generarse una infección en las mismas empezaron a brotar malos olores y él empezo a degenerarse, a perder el hambre y a caer en letargo, que seguramente lo llevaba a la muerte.


Cuando la gente lo veía con sus heridas abiertas, y supurantes, lo hacían a un lado y hasta le tenían asco. El proceso de su sanidad ha sido largo y costoso. No ha sido fácil para él y tampoco ha sido fácil para mi. Limpiar cada herida, echar la medicina y aguantar sus mordiscos, sus llantos y su desánimo ha sido una tarea difícil, pero conforme va pasando el tiempo, y bajo la guianza de un médico, esas heridas han ido cerrando y sanando de la mejor manera. Ver al gatito restablecido de la mejor manera, ha sido un ejemplo para mí de lo que es la restauración en la vida nuestra.


Las heridas generadas por las circunstancias que nosotros elegimos en un principio, necesitan un proceso para ser sanadas. No podemos hacerlo del día a la noche. Y tampoco lo podemos hacer a nuestra manera, buscando soluciones temporales, o equivocadas que acumularan aún más daño en contra nuestra.


Es buscando la guianza de Dios, haciendo lo que es correcto (y no lo que nos conviene) que llegaremos a poder primero "poner un orden" en nuestras vidas, y en base a este orden tomar acciones prioritarias para sanar nuestras heridas. El es un padre amoroso que nos tomará, nos desinfectará, nos aliviará el dolor y nos hará salir como nuevos, aún de las circunstancias más adversas.


Vengamos pues y acerquémonos a quien si puede restaurar nuestras vidas. El irá poniendo los pasos a dar para salir de ese proceso. Demos pasos firmes, pequeños pero seguros, para saber que hay una esperanza, que sí se puede salir de los problemas, pero que seguramente, y si lo hacemos de la mejor manera (esto es buscando la sabiduría de Dios), habremos salido, no solamente restaurados, sino con lecciones de vida aprendidas y una mayor sabiduría para enfrentar los retos nuevos que se nos presenten.


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha,
y te dice: No temas, yo te ayudo.

Isaías 41:10, 13

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 21 de marzo de 2009

VOLVIENDO A DIOS...

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Existen muchas formas de irnos alejando de Dios. Los problemas nos llevan cual marea hacia dentro de un mundo que pocos conocemos, y del cual después nos cuesta mucho salir. La impaciencia por el mañana, las incertidumbres, nos hacen flaquear. Y en medio de tanto dolor, le echamos la culpa a nuestro creador de las situaciones que nosotros mismos hemos creado, a raíz de no buscar su rostro, y no buscar su guianza.

Volver a Dios, no es una serie de rituales, ni una serie de oraciones preconcebidas. No es una fórmula mágica. Es reconocer, que después de haberlo intentado todo, después de haber recorrido todos los caminos, no hay otra salida más que confiar en El. Lo cual debería ser nuestra instancia primordial, pero nuestro estado de humanos, nos lleva a confiar primero en nosotros mismos, sin saber que quien nos hizo, tiene todas las respuestas para nuestra vida.

Volver a Dios significa rendir nuestras vidas. No de manera humillante, ni de manera despreciativa. Es hacernos a un lado, decirle a El que tome el timón de nuestra barca. Es más, empezar a conocerle, darnos cuenta de su poder, entregarle nuestro corazón, nuestros anhelos y nuestros sueños, y dar pasos de su mano.

Pero quizás acá, es importante hacer notar que Dios, no es el ogro que nos han pintado con rayos en la mano... dispuesto a destruirnos cada vez que cometemos una equivocación. Tampoco es el hombre de negocios ocupado de los asuntos más cruciales del mundo. El que no puede voltearse a ver a una niña cuando esta en su dolor le pide por su madre que está sola. Dios es todo lo contrario.

Para volver a Dios hace falta el valor suficiente para tomar esa decisión. Enfrentar la vida creyendo en lo que no se vé... pero que evidentemente existe. Por la Fe... "es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Cuando somos niños, no nos preguntamos de donde vendrá nuestro alimento, nuestros padres terrenales lo proveen, y es así que tenemos cada día la certeza de que habrá un pan, un huevo, un plato de cereal sobre nuestra mesa. Ya ni preguntamos, nos subimos al banquito y nos lo comemos. Dios quiere que tengamos ese corazón de niños, para creer que cuanto pidamos, cuanto necesitemos, será provisto por él.

No estoy diciendo que nos volvamos fanáticos extremistas. Ni mucho menos que andemos hablando en cada esquina de cosas que no creemos. Es simple, es volver. Es entregarnos otra vez. Es perdonarnos a nosotros mismos por los errores cometidos y pedir perdón a nuestro Dios por cuanto hicimos incorrectamente. Dios es un Dios de nuevas oportunidades. Es la puerta abierta a una vida llena de paz y prosperidad.

Es por eso mismo que Jesucristo nos hacía la analogía con la parábola del Hijo Pródigo. Dios es como el padre amoroso, que no le importo ceder la mitad de todos sus bienes a su hijo, verlo caer hasta lo más bajo, y sentir el dolor de no tenerlo a su lado, por voluntad propia del hijo. Y sin embargo, cuando su hijo vuelve, el padre hace fiesta, hace lavar a su hijo, lo restaura, le pone túnica nueva y anillo de oro en su mano, y su amor permanece inmutable, a pesar de los errores de su pequeño.

Volver a Dios, es más cuestión de nosotros que de El mismo. La decisión está en nuestros corazones. Es un acto voluntario. Sabiendo que nada ni nadie nos podrá separar de ahi en adelante de su amor y su bondad.

Porque yo sé muy bien
los planes que tengo para ustedes
—afirma el Señor—,
planes de bienestar y no de calamidad,
a fin de darles un futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán,
y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.
Me buscarán y me encontrarán,
cuando me busquen de todo corazón.
(Jeremías 29:11)NVI

sábado, 14 de marzo de 2009

VOLVIENDO A EMPEZAR...

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La vida es un eterno ciclo de nuevas oportunidades. El fracaso se nos presenta la vuelta de la esquina, y muchas veces, este estigma no nos deja seguir adelante. Se ha tipificado, que si fracasamos, no hay vuelta atrás. El lamentable estado a seguir, es de hundirnos en una total depresión, y no seguir adelante. Tirar todo por la borda y desistir. Renunciar a nuestros sueños, y convertirnos en seres opacos y sin vida. Vivir por vivir, respirar porque se tienen pulmones, despertar porque es de mañana, los pies nos pesan y la vida nos pesa aún más.

Al día de hoy hay tantas oportunidades, en las cuales podemos caer. En nuestros negocios, en nuestras vidas personales. Muchas veces en los estudios, hay una amplia variedad de ocasiones en las cuales podemos fallar. De eso se trata la vida, de un continuo test de capacidades, para ver si se alcanza y se completa una meta fijada. Y no importa, cual sea la hazaña que querramos emprender, o la aventura que querramos tomar... siempre hay un miedo a fracasar, a caer, a no completarla. Muchas veces nos llega sin nosotros esperarlo.

El concepto anterior es visto desde los ojos del hombre, del humano limitado que no puede ver más allá de tres metros a la distancia. Cuando las fuerzas se acaban, ya no hay más que hacer. Son pocas las personas que se levantan y enfilan el camino de nuevo. Son pocos los héroes que han quemado sus barcos para retarse y animarse a caminar en lo incierto en busca de nuevos caminos.

Que difícil sería la vida si lo anterior fuese cierto. Si los humanos estuvieramos predeterminados a triunfar, y el que no triunfa es desechado por una sociedad perfeccionista, que solo aplaude a los ganadores, y no valora el esfuerzo hecho en el transcurso de llegar a la meta. Que absurdo sería pensar, que si no ganamos no vivimos.

Gracias a Dios por tener en él una respuesta diferente. Cuando conoces a Dios y tienes con él una relación personal te das cuenta, que el fracaso solo es el espejo para que veamos nuestras debilidades... sin embargo, también nos abre la puerta a confiar que detrás de nosotros y como respaldo hay un Dios inmenso que se perfecciona en nosotros cada vez que somos débiles. (1 Corintios 12:9).

Nos damos cuenta que la vida en Dios es una vida llena, abundante de nuevas oportunidades. Su palabra nos dice que cada mañana sus misericordias son nuevas. Traducido, a nuestra vida práctica significa que al año tenemos 365 nuevas oportunidades de intentarlo de nuevo. Claro, está la voluntad de que nosotros querramos levantarnos y volver a empezar. De desempolvar la armadura, gastada y abollada por los golpes de la vida, y ceñirla de nuevo, espada en mano para poder volver a pelear la batalla de la vida.

No importa cuan cansado estés... no es importante si la gente te ha llamado fracasado toda la vida. A Dios no le importa tu estado actual, le importa tu corazón, le importa que sepas que en él, puedes alcanzar todas tus metas y todos tus sueños. A Dios le interesas tú, con todo tu equipaje de buenos y malos momentos. Si te acercas a él, y le entregas tu vida, totalmente, con todos tus sueños frustrados y tus equivocaciones, el enderezará tu senda, y hará que veas días mejores en tu vida... Lavará tus heridas, alistará tus manos, aderezará tus pies y te alistará para que empieces a caminar de nuevo... de su mano, aferrado a él, reconociendo que no serán tus fuerzas las que te ayudarán a alcanzar el éxito, sino la gracia infinita de quien todo lo ha dado por tí.

Gracias a Dios, porque en él... podemos volver a empezar. No importa la edad, no importa el estado físico. En Él siempre hay una puerta abierta, para volver a soñar de nuevo.

Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo.
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:

El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»

Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente
a que el Señor venga a salvarnos.

(Lamentaciones 3:19-26) NVI

colaboración de: Lorena Pérez

viernes, 20 de febrero de 2009

LOS SUEÑOS...

La raíz latina de la palabra ilusión es “Luderi” que significa “Lúdico”. Tener ilusiones no es otra cosa que poner la vida entre paréntesis y corretear por los sueños. El descubrimiento es maravilloso: ilusionarse es futuro. Si el “aquí y el ahora “es la condición para transcender, la ilusión es el motor de la consciencia humana. Los animales no tienen ilusiones, no sueñan despiertos, solo sueñan dormidos. No hay imaginarios porque no hay quien imagine. No hay significado.

Nosotros no hacemos otra cosa que construir significados. Somos especialistas en otorgarle sentido a las cosas. Los soñadores tiene claro que la vida tiene propósitos y cada persona le da sentido a ellos y quizás en el fondo, la vida no sea otra cosa que eso: remontarse con la imaginación y fabricar llegadas, aunque no hallamos partido. Volar hacia mil historias sin fin, con finales creados a imagen y semejanza del soñador.

La mente es un juguete y soñar es el juego por excelencia. No hablo de la esperanza pueril e irracional del iluso. El iluso es un jugador compulsivo que confunde la fantasía con lo real. Es esclavo de lo virtual, un rehén de la informática biológica. Me refiero a la capacidad de automotivarse y desarticular las contingencias, acabar con los refuerzos y minimizar los castigos. Hablo de alejarse del control externo y desplegar las alas del más descarado anhelo. Hay gente que carece de ficción y no comprende lo metafórico. Se los puede ver con los pies clavados en la tierra, ajustados al reloj inmodificable de lo simple. Silenciosos, elementales como una sombra e incrustados en un pragmatismo insoportable. La capacidad de visualizar acontecimientos fuera del alcance de la visón normal los marea y la fantasía los agobia.

Sin embargo, nadie se salva de las Ilusiones. Tarde que temprano ellas llegan sin aviso, arremeten desde adentro y vuelven añicos la melancolía taciturna de la siesta. Aunque hagamos repulsa, ellas nos obligan a sonreír. Ellas dibujan la expresión sutil, inconfundible, de los que se han atrevido a saltar al otro lado de la realidad. Las quimeras son la savia de la vida, la motivación fundamental que nos mantiene de pie cuando ya hace rato deberíamos haber caído.

Las ilusiones son nuestra. Nos pertenecen, son intocables, irrevocables, irremediablemente expansivas, intransferibles y acompasadas con nuestros deseos más íntimos. Desear es Ilusionarse. No sabemos hasta dónde podemos eliminar realmente el deseo y la mayoría de personas que lo intentan entran en la contradicción de desear no desear. Pero la pregunta es: si en verdad pudiéramos hacerlo. ¿Eliminarías las ilusiones de tu vida? ¿O será que es imposible no ilusionarse alguna vez? La mente es un péndulo que se mueve entre el pasado y el futuro y pasa por el presente sólo por instantes fugaces, casi con misterio, de asombro, o mejor, de susto filosófico. Me pregunto si las ilusiones no son también parte de la razón de estar vivos y si ellas no esconden, de alguna manera, el destello de la sabiduría que tanto anhelamos. ¿No será que vinimos al planeta a soñar sin bostezar? ¿A ser parte de la construcción de propósitos grandes? ¿No será que vinimos a compartir un sueño común que aún no comprendemos? No puedo evitar referirme a un hombre llamado José que soñó en que seria una persona de gran importancia y aun reinaría sobre sus hermanos mayores. Y con el desagrado de toda su familia, llego a ser puesto en lugares de preeminencia y gobernó conforme fueron sus sueños. (Génesis 37:3-11)-(Génesis 41: 39-46) fueron años de luchas y sufrimientos, pero llego a la realización de esos sueños.

Quizás sea tu caso. No desmayes, continúa luchando, afirmando y proyectándote en tus ilusiones, pronto veras que no fue en vano soñar.

lunes, 2 de febrero de 2009

TIEMPO....

Nuestra cultura tecnológica anda a la velocidad de la informática. Podemos estar en varios lugares al mismo tiempo y sin demasiado esfuerzo. El espacio se achicó y ya nada esta lejos.

Por desgracia, la relación tiempo-espacio se ha convertido en artículo de consumo. Compramos velocidad. Nos gusta la rapidez para todo, incluso para lo que no se necesita. Corremos en vez de caminar, miramos a la ligera en vez de observar, deglutimos en vez de comer. Nos olvidamos de los encantos de la lentitud discriminada (la lentitud indiscriminada puede resultar muy peligrosa porque los indolentes crónicos son peores que los acelerados). ¿Donde quedaron la siesta improductiva, la caminada después de la cena para “vitrinear”? Ya no damos la vuelta a la manzana para matar amistosamente el tiempo. ¡Que se iban a imaginar nuestros ancestros esta actualidad alborotada! No tenemos un momento para el paisaje ni amplitud para imaginarlo.

El cerebro humano requiere de cierta modorra cognitiva para tomar conciencia de las cosas. La mayoría de las actividades de crecimiento interior necesitan pausas y rincones apacibles donde la autoobservación pueda darse. Nadie hace contacto adecuado con su propio yo a la carreras. En la quietud, no solamente nos observamos, sino que también podemos mirar al otro. Es decir, la comunicación respetable necesita de un interlocutor sosegado y dispuesto. No es lo mismo hablar por el celular tratando de esquivar automóviles, que hablar de un teléfono fijo, tirado en la cama y literalmente rascándose el ombligo.

Los antiguos se acercaron a algo especial gracias a su espíritu contemplativo. No se compraba tiempo, se regalaba. Desde muy pequeños, los niños deben pelear contar el reloj y ganarle a las manecillas. Hay investigaciones que muestran cómo muchos de los estudiantes aceptados y mejor evaluados son los que poseen urgencias de tiempo: prestos, listos, afanosos, atareados, acelerados, veloces, activos, ansiosos y competitivos. No estoy diciendo que el letargo y la pereza sean virtudes, sino que la avidez por la velocidad puede alejarnos de aquellas cosas que son para degustar, especialmente, en cámara lenta.

Sin dejar aun lado la eficiencia imprescindible de nuestro mundo laboral y las responsabilidades asumidas, hagamos una huelga a la velocidad y al apuro en que nos tiene sumidos la cultura Flash. Hablemos más despacio, caminemos despacio, abracemos en calma, demorémonos en la risa, estiremos más las comisuras que enmarcan la sonrisa, mantengamos el apretón de manos un rato más de lo usual, no bajemos la mirada tan rápido, no interrumpamos al que habla, dejemos que la lluvia de la ducha fermente en la piel y cantemos mas pausado. No busquemos la utilidad productiva en cada acto de nuestras vidas.
Arranquemos el tic tac de nuestra mente y nuestros corazones. Desgoncémonos, aflojemos la musculatura de la alerta permanente, adoptemos, así sea de vez en cuando, aquella “bella indiferencia” de los que están en vacaciones, mirando el mar, con un “coco loco” a medio terminar y los pies hundidos en la arena. Desde hoy practiquemos la resistencia pasiva y prediquemos el regreso a lo añejo. En el escaso tiempo libre que nos queda, declarémonos en operación tortuga. ¡No permitamos que en la vida privada nos quiten el derecho a ser lentos… (No holgazanes).
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo… Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva…. (Eclesiastés 3: 1-15)

domingo, 11 de enero de 2009

ES MAS QUE HABLAR....

Todos sabemos que el secreto para tener y mantener buenas relaciones con el resto del genero humano, llámese pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, grupo o lo que sea. Radica en la comunicación. Pero una cosa es saberlo y decirlo y otra ponerlo en practica y que funcione. En especial, cuando se trata de relaciones conyugales, que son las mas vulnerables. No importa el tiempo que se lleve en una relación. Pueden ser meses o años. Lo importante es sentirse conectado(a) con la otra persona y lo que cuenta es cómo se comparte esa información emocional tanto en palabras como en actitudes. No se trata de lo que se dice o lo que se hace, sino más bien de cómo se trasmite.

Las personas que reaccionan positivamente a esa conexión emocional, en caso de discusión y peleas, pueden expresarse mejor y hacer gala de “herramientas” positivas y conciliadoras como el sentido del humor, afecto e interés. Todo lo cual ayuda a decantar sentimientos negativos, malos genios y resentimientos. Quienes en medio de una discusión pueden hacer una verdadera presencia sin cortar la comunicación, tienen más y mejores oportunidades de resolver conflictos, reparar sentimientos heridos y construir respuestas positivas de la contraparte.

Sin embargo, esto que suena tan fácil y hasta bonito debe empezar a “trabajarse” antes de que las asperezas irrumpan. Cotidianamente, con el intercambio de información emocional que, cuando se da como es debido, es el que hace que las relaciones sean más amorosa y estables.

La mayoría de las personas que deciden unir vida y destino no lo hacen con la intención de romper o fracasar en la relación. Sin embargo, es lo que sucede con demasiada frecuencia y todo porque las personas no le prestan la suficiente atención a las necesidades emocionales de los otros. Muchas veces ese desinterés no es intencional, simplemente las personas se involucran demasiado en sus propios asuntos. Pero los resultados son los mismos, falta de conexión. Por otro lado, prestar atención a la otra persona conduce a la formación de relaciones más satisfactorias y estables. Cuando se hace presencia y se presta atención a la pareja, siempre va a haber respuesta. Si su objetivo es tener una buena relación con la pareja, hay que concentrarse en estar ahí y hacer presencia.

Los conflictos son inevitables cuando se comparte actividades y aspiraciones. Como se exprese la posición que se tiene en el conflicto es lo que hace la diferencia. La regla de oro consiste en decir lo que se siente o quejarse en el momento y en el espacio oportuno pero sin criticar. ¿Cual es la diferencia? La queja generalmente tiene que ver con un problema específico. La crítica es mas global e implica juzgamiento. Incluye, con frecuencia, juicios como “tu siempre...” o “tu nunca...”.

La crítica ataca el carácter, usualmente con etiquetas negativas. Decir y escuchar quejas no siempre resulta fácil. Pero por lo general, vale la pena prestarles atención porque pueden ayudar al entendimiento mutuo y a resolver los problemas. Por el contrario, la crítica conduce a lo opuesto. Hiere los sentimientos e incrementa las tensiones y los resentimientos. Cuando se esta a la defensiva es casi imposible que se dé una buena comunicación y mucho menos una buena relación.

Cuando las cosas se salen de su cauce, la gente se pregunta con frecuencia si fue por algo que dijo. Bueno, eso puede ser. Pero con más frecuencia, lo que daña una relación es lo que no dice. Muchos sinsabores y malentendidos surgen de hechos y asuntos que las personas necesitan ventilar, pero que nunca terminan de hacerlo. Como resultado de las tensiones y confusiones que inevitablemente se presentan, llueven peleas que conducen a la hostilidad, al resentimiento y al escapismo. Si en una relación los conflictos hacen parte de la cotidianidad, lo mejor es darle un vistazo a todo aquello que no se ha discutido abiertamente. Mejor dicho, a lo que se ha callado.

Si bien hablar de lo que se siente suena fácil, todos sabemos que no todas las veces resulta tan sencillo desnudar el alma. Pero siempre hay una manera de empezar. Consiste simplemente en concentrase en los sentimientos en el momento. Ese pequeño paso es el que puede conducir la relación a la dirección correcta.

El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas…
(Proverbios 10: 12)

miércoles, 7 de enero de 2009

METAS....

Oscar Wilde escribió una vez: “En este mundo existen sólo dos tragedias.Una es no lograr lo que uno quiere, y la otra es lograrlo”.Muchos seres humanos han logrado más éxito del que habían imaginado que fuera posible, pero paradójicamente en la cumbre del éxito encuentran que se hallan profundamente insatisfechos. C.S. Lewis describe esta experiencia como “el dulce veneno de un falso infinito”.


Quisiera que reflexionemos acerca de cómo realizar nuestras metas en el año nuevo y también cómo evitar arruinar todo en solo un momento.

Podemos poner como ejemplo de alcanzar algo y arruinarlo luego el caso de muchos hombres que al lograr alcanzar la cima en logros económicos, pierden su familia, incluso a veces en poco tiempo pierden su capital, su prestigio y reputación tras alguna jovenzuela simpática. Hay varios casos de deportistas, modelos y músicos que logrando lo más alto del éxito pierden todo por meterse en la droga, algunos llegando incluso al suicidio.

Creo que el mismo peligro puede existir en cualquier área de la vida. Debemos cuidar que no ocurra lo mismo en nuestras áreas de influencia (familia, iglesia, empleo, el mundo).

No hay nada de malo en esforzarse y lograr todos los éxitos posibles en nuestra vida. Pero hay un tremendo peligro cuando esto se vuelve el todo de la vida, pues si uno logra todo, de repente uno puede encontrar como el rey Salomón, el rey más sabio que existió sobre la tierra, que en uno de sus escritos señaló: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Todo es absurdo; ¡es como correr tras el viento!”

Los estudiosos del tema señalan que el consumismo ha vuelto la vida del hombre cada vez con menos sentido. Querer más y más… Me pregunto a donde estamos yendo dándoles a los niños y jóvenes la impresión de que teniendo…”éxito empresarial, ministerial” y “prosperidad material”, lo tenemos “TODO”

La vida del ser humano en general está constituida por tres componentes. El componente vocacional: la profesión o ministerio de una persona. El componente relacional: la interrelación con otras personas y El componente de la interioridad: la relación con Dios y consigo mismo (orar, meditar, reflexionar, autoevaluarse, autocrítica, etc.).

Propongo una hipótesis que abría que estudiarla con mayor detenimiento: Tal vez el éxito vocacional (carrera, negocios, cuentas bancarias, prestigio en la iglesia y en el mundo, etc.) está siendo tan preponderante en muchos, que se está dejando de lado los otros dos componentes.

Creo que el verdadero éxito personal se basa más en el componente relacional y en la interioridad. Trataré de explicarme: El tener una relación genuina, basada en el amor y el compromiso, con personas significativas (especialmente los lazos familiares) se está perdiendo más y más, y aún en las familias de los “mejores hombres”. Hoy en día las relaciones son generalmente huecas y vacías. No hay tiempo para la esposa ni los hijos. Las amistades son mayormente basadas en lazos de la conveniencia. Las realizaciones sin relaciones están vacías. Demasiado tarde comprendemos que el éxito sin alguien con quien compartirlo, no es éxito.

El otro componente, el de la interioridad y la intimidad con Dios y con uno mismo es prácticamente dejado de lado. Se agotan las energías mentales tras el “éxito”. No hay tiempo para meditar, para reflexionar, para pensar, para analizarse a uno mismo. Los momentos de interioridad son los que dan verdadero sentido y significado a la vida. Allí es donde uno aprecia y valora las pequeñas cosas. Demasiado tiempo y energía a veces se invierte en el sector vocacional, y esto lleva inevitablemente a un trágico descuido de las demás facetas de la existencia.

No estoy proponiendo dejar de trabajar o dejar de tener logros en la vida. Solo digo que si equilibráramos las balanzas de nuestras vidas, tal vez encontremos más sentido a nuestra existencia.

....PROSIGO A LA META, AL PREMIO DEL SUPREMO LLAMAMIENTO DE
DIOS EN SU HIJO JESÚS... (Filipenses 3:14)
Editado de: Lic.Wolfgang Streich

martes, 30 de diciembre de 2008

Al iniciar un nuevo año

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Damos gracias por todos los momentos vividos,
por todos los abrazos recibidos,
por todas las sonrisas manifestadas,
por todas las bendiciones derramadas

Damos gracias por nuestras familias
por nuestros amigos
por aquellos que en algun momento
vinieron a formar parte de nuestra vida

Damos gracias por que no faltó el alimento
a nuestra mesa
ni el vestido en nuestra familia
porque siempre hubo provisión para el hogar

Damos gracias por la salud,
damos gracias por los que ya partieron
hacia la patria celestial, porque ahora
están más cerca de Dios que nosotros

Damos gracias por respirar cada día
un nuevo aire de esperanza,
porque sabemos que nos encaminamos
hacia algo grande, algo hermoso..

Damos gracias por los sueños y los proyectos
porque sabemos que caminando y esforzándonos
los alcanzaremos y estaremos al final
de este nuevo año, agradeciendo también por ellos

Damos gracias por las personas que el Señor
nos permitirá tocar, por sus vidas
por la transformación de las mismas
por la bendición que llegará a esos hogares

Damos gracias por tener el mejor aliado
para que nuestros sueños se cumplan
para que nuestras metas sean alcanzadas
y nuestras ilusiones se cumplan

Jesucristo... nuestro camino,
nuestra vía al Padre
nuestro mejor amigo
y el mejor abogado delante de Dios

Este es un año que termina
con algunas tristezas,
con algunos sinsabores
pero todos son desechados
ante la gratitud que reina en
nuestros corazones

Enfrentemos este nuevo año
con la total convicción de que
existe para todos nosotros
una mejor vida, un mejor futuro
abundancia y prosperidad
y el amor de Dios Padre rodéandonos
en todo momento

Damos gracias por un año compartido
junto a ustedes, amados lectores,
esperamos que este nuevo año que
nos llega, podamos estar aún más
junto a ustedes en cada día de su vida
compartiendo de las maravillas
que Dios hace y hará para sus Hijos...

viernes, 19 de diciembre de 2008

SEGUIRÉ......


Voy a seguir creyendo, aún cuando la gente pierda la esperanza.

Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.

Voy a seguir construyendo, aún cuando otros destruyan.

Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra.

Voy a seguir iluminando, aún en medio de la oscuridad.

Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.

Y seguiré gritando, aún cuando otros callen.

Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas.

Y transmitiré alivio, cuando vea dolor.

Y regalaré motivos de alegría donde sólo haya tristezas.

Invitaré a caminar al que decidió quedarse.

Y levantaré los brazos a los que se han rendido.

Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado, esperando algo de nosotros.Y aún en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto, crecerá una planta.Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y mariposas que nos brinden su belleza.Pero si algún día ves que ya no sigo, no sonrío o callo, acércate y dame un abrazo o regálame una sonrisa; con eso será suficiente.Seguramente, me habrá pasado que la vida me abofeteó y me sorprendió por un segundo.

¡Ese gesto hará que vuelva a seguir mi camino. Nunca lo olvides.

Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.

(Romanos 14:19)

domingo, 23 de noviembre de 2008

GRACIAS SEÑOR.......

Al llegar al cielo yo he podido ver
el camino angosto
que acabo de recorrer

Es bello aquí maravilloso lugar
estoy muy feliz en mi nuevo hogar
Mi llanto acabó no hay mas dolores
mi tristeza se fue
también mis temores
En éste lugar no existe la noche,
yo puedo adorar a mi Rey amado,
por siempre cantar y estar a su lado
No he visto un jardín tan lindo como éste
que tiene mi Padre en su hogar celeste
Para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia
de Cristo es hermoso
sentir su fragancia

No llores por mi, mi niño precioso
estoy bien aquí y mi alma se goza
Me verás de nuevo esa es tu esperanza
mi niño pequeño mi alma descansa

Entrégale a Dios tu risa y tu danza
no llores por mi y en Dios descansa

Volverte a encontrar será mi anhelo
mi niño pequeño te veo en el cielo

Recuerda mi niño no es fácil llegar
si buscas a Dios
lo podrás lograr

El camino angosto debes recorrer
no te apartes de el
y podrás vencer.

Agradezco a Dios por darme éstas palabras que he escrito aquí en el poema. Le pregunté a Dios... ¿Que me diría mi mamá si me viera llorar porque se fue contigo al cielo? Bueno, después de hacer esa pregunta a Dios comencé a escribir lo que me diría mi mami desde el cielo.Fue así como me inspiró Dios para poder realizar éste poema. En memoria de mi mamá lo he escrito, y quiero dedicar mi poema a, todas aquellas personas que hayan vivido la pérdida de un ser querido, quizá hayan muerto sus padres, su hermano, su hijo, su amigo, Dios te dice ahora que descanses en Él, recuerda que tenemos la esperanza en el Señor de volver a ver a nuestro seres queridos que se fueron primero que nosotros.

Que Dios nos ayude a caminar por ese camino angosto que nos lleva a la vida eterna con Cristo Jesús.
Bendiciones para tu vida!

(Aporte de ANGIE).

miércoles, 19 de noviembre de 2008

PERSEVERANCIA....

Aunque al principio parezca difícil creerlo, especialmente cuando nos encontramos en medio de tantas dificultades, la felicidad si existe y es posible. ¿Por qué resignarse a vivir a medias? ¿Por qué seguir sumergidos en el dolor, las preocupaciones o el negativismo? Vernos a nosotros mismos y ver la realidad de otra manera, debería ser nuestra meta.

Con frecuencia la gente dice o piensa “no puedo ser como quisiera ser, porque soy muy gordo(a); no tengo buenas conexiones, no soy tan inteligente, tengo demasiado trabajo, no tengo tiempo o mis hijos no me dan tregua”. La verdad es que hay que comenzar donde uno está y echar para adelante. Olvídese de las excusas y, sobre todo, no se sabotee así mismo(a).Muévase.

Nadie quiere oír una queja más. ¡Ni siquiera usted! Hay quienes se ponen horas exactas para dar gritos y sacar todo lo que tiene dentro. Pero hasta allí, eso de andar quejándose todo el día, no solo impide “descubrir” qué anda mal con uno, sino conlleva a que nos desvaloricemos a nosotros mismos. Y ¿Quien quiere estar cerca de un perdedor, a no ser que tenga intenciones de hacer algo de caridad? Como si fuera un bebe, vaya paso a paso hacia su ideal. Si quiere, por ejemplo, mejorar sus relaciones con sus hijos, dedíqueles diez minutos extras al día o propóngase no criticarlos en las próximas 24 horas. Tampoco se critique a si mismo.

Los triunfadores siempre se concentran en las posibilidades, jamás en los problemas. Cuando les sucede algo malo, lo ven como un obstáculo momentáneo, no como pruebas de que no pueden alcanzar lo que desean; Algunas veces la mejor manera de hacer cambios es dejar de centrarse en uno mismo. Evaluarse constantemente no solo puede estresarle, sino impedirle ver el final del arco iris. Mientras se esta ocupado(a) en algo significativo como ayudar a los otros, las respuestas con respecto a la propia problemática surgen espontáneamente. Si esperamos lo mejor y no nos dedicamos a poner obstáculos, podremos obtener lo que necesitamos.

Enfrente la vida con una actitud de gratitud. Esto puede sonar sin sentido, pero cosas tan sencillas como despertar y dar las gracias por el nuevo día ayudan a sentir que se tiene una vida más satisfactoria, si usted piensa que las cosas saldrán bien, así será. Y viceversa. En vez de ver el vaso vacío, mire lo que aun contiene.

Alguien que está logrando ganancias no vive preocupado(a) porque hace un tiempo tuvo un año malo. Por el contrario, se concentra en lo que puede hacer en el momento. En cualquier circunstancia en la vida, hay que olvidarse del pasado. Ese ya pasó, ya se vivió, y al igual que un rió sin agua no se detiene ni se devuelve. El presente es muy importante y no hay razón para perdérselo.

Muchas personas buscan gratificaciones inmediatas y si no las logran, se dan por vencidas rápidamente. La perseverancia y la gratitud son la clave para llegar a ser lo que quiere o lograr lo que se desea.


Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.
(Filipenses 4:6)

martes, 11 de noviembre de 2008

ELEGIR CON SABIDURÍA

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El Clérigo Thomas Fuller daba un sabio consejo:”Abre bien los ojos antes de casarte y mantenlos entreabiertos después de que te cases”. Pero parece que muchos mantienen sus ojos cerrados todo el tiempo. En el momento de desposarse, teniendo en cuenta la transcendencia de la decisión, se debería echarle más cabeza a la cuestión.
Sucede que la gente se equivoca mas casándose que comprando apartamento. Cuando invertimos en vivienda, tenemos en cuenta el poniente, el vecino, el impuesto predial, la valorización, el ruido, el registro y muchas cosas más. Pero si decidimos casarnos, el pensamiento se vuelve ofensivo, simplemente amamos y soñamos. El criterio de selección es afectivo: “Querer o no querer”. La determinación quizás mas importante de nuestras vidas, la dejamos librada al sentimiento. Adiós a la reflexión.

La experiencia demuestra que con el amor a ciegas no basta. Debemos tener, al menos, claridad en dos puntos fundamentales: Que tanto estamos enamorados, y que tanto nos conviene la relación. ¿De que sirve el amor si la convivencia es un desastre? Cuando se mira las estadísticas de parejas que se casan y en poco tiempo se divorcian, los índices son realmente altos y cada día se multiplica más. Curiosamente, pese al mal pronostico, se calcula que entre el 80 y el 90% de las personas se casan y alrededor del 75% volverían a hacerlo. Es decir, los divorcios son cada vez más y, al mismo tiempo, se sigue apostándole al matrimonio.

No es bueno que el hombre este solo, declara Dios en su palabra. El ser humano no fue creado para estar solo. Entonces, la pregunta que surge es: Al tomar la decisión de casarnos, ¿Por qué no lo hacemos bien?

Los noviazgos de antaño, tan estáticos, repetitivos y calentadores de sofás, impedían conocer a los futuros consortes. El acnedotario esta lleno de personas que descubrían, después de contraer nupcias, que la pareja ni siquiera era sombra de lo que parecía ser. Las sorpresas eran mayúsculas. En realidad los novios no se mostraban como eran. Había desconocimiento.

En la actualidad los jóvenes se “cuadran” de otra manera. Hay mucho más discernimiento. La otra persona ya no permanece tan oculta. Somos menos anónimos en las relaciones y la forma como se establecen los lazos permiten mayor compenetración. Esta libertad informacional y el destape emocional deberían hacer que la gente se equivoque menos que sus antecesores a la hora de elegir con quien, sin embargo, no es así. La curva de las decepciones postmatrimoniales sigue en aumento y más acelerada. Pero la causa ya no es un problema de ignorancia, sino de sobrevaloración afectiva.

Pensamos que el matrimonio todo lo puede. No importa que la persona que decimos amar sea egoísta, fría, insegura, “derrochona”, alcohólica, agresiva, poco ambiciosa, celosa o fracasada: “Todo es subsanable si nos casamos”. Al cubrirnos con el manto del amor conyugal, creemos que todo se diluye y desaparece. Desgraciadamente, el matrimonio nada tiene de milagroso o de mágico. Por el contrario, hay veces en que el efecto es amplificador. Las pequeñas carencias del noviazgo pueden multiplicarse por mil, a los tres o cuatro años de casados.

Conocer, entender después de una reflexión es el verdadero significado de hallar esposo(a), y seria bueno tenerlo presente a la hora de tomar la decisión de casarse.

Quizás, la mejor opción sea que la mente y el corazón hagan las paces. Dejar que la sensatez module el amor, sin perder el impulso, y hacer que la pasión se vuelva inteligente, sin olvidar la apasionante “locura” que le es propia.

Quien halla esposa halla la felicidad:
Muestras de su favor le ha dado el Señor.

(Proverbios 18:22)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Con los pies en la tierra... y la mente en el cielo...

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Vivimos en un mundo material, no lo podemos negar. Nos rodean personas, y objetos, y las necesidades se pagan con dinero. Muchas veces quisieramos poder vivir entre nubes y en un estado total de éxtasis, pero esa es una utopía. Hay que luchar, y vivir y salir adelante, es la verdad.

Sin embargo, nuestro nuevo estado, nuestra vida en Cristo nos demanda un comportamiento diferente, su palabra es clara y enfática cuando el, en sus últimos días entre los humanos, pedía a su padre celestial "Que no nos apartara del mundo". Eso es decir en pocas palabras, no podemos vivir en otro planeta, ni en otro lugar.

Se nos exige un comportamiento diferente eso sí. Una mente renovada. Con los ojos "puestos en las cosas de arriba". Se viven actualmente tiempos de mucha hostilidad. Donde el "yo" reina y el "vosotros" queda relegado. Hay mucho egoísmo, poca tolerancia y casi nada, de misericordia. Es ahí donde empieza el sentido de este artículo. Tenemos que vivir con los pies puestos sobre la tierra, para darnos cuenta de las necesidades de los demás. De la viuda que sufre solitaria, y que no tiene un pan para darle a sus hijos. Del joven excluido de su entorno, que busca en un grupo x pertenecer a algo, aún cuando sea equivocado. De la joven prostituta, arrastrada a su actual estado por que en algún momento de su vida se abusó de ella. Situaciones extremas y tremendas, gente considerada "paria" por una sociedad que no quiere condolerse, y quiere vivir complacida en su mundo de nubes. Un mundo perfecto, ignorarlos es lo mejor.

Y a pesar de tener los pies sobre la tierra tenemos que tener nuestra mente enfocada en las cosas celestiales. En el amor, en la misericordia, en la paciencia, en la benevolencia, en la tolerancia. Dar para recibir. Morir para vivir. Debemos analizarnos cada uno, y convertirnos en vasos útiles para dar la mano, y ayudar a quienes tanto nos necesitan.

Cerrar la ventana del vehículo para no saludar a la anciana que nos pide por un pan, pareciera ser la solución perfecta. Aislarnos del que sufre, así no nos vemos involucrados. Actitudes incorrectas, comportamientos erroneos, cuando se nos ha dado como mandamiento amarnos y cuidarnos. Cuando en alguna parte de la Biblia nos dice que suframos con los que sufren y riamos con los que ríen.

Para que todo esto se de en nuestras vidas, no como un comportamiento de temporada, o como una actitud de falsa benevolencia, tenemos que estar conectados al cielo. Por medio de oración, de conocimiento de la voluntad de Dios en su palabra, buscando las cosas de arriba primero. Buscando ser de un corazón justo y digno, como el corazón de Dios mismo. Cambiar paradigmas, cambiar costumbres familiares y voltear nuestros ojos espirituales al cielo para que la luz los abra. Y entonces poder identificar necesidades y poder darnos como un día lo hizo Jesucristo.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios.

Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
Colosenses 3:1-2

Una aportación de Lorena Pérez Quan


sábado, 11 de octubre de 2008

INFIDELIDAD!!!!!

La relación de amantes (estable, permanente y reiterativa) es la más fuerte de las estafas sentimentales y la que mayores consecuencias emocionales conlleva. Por definición, una relación extramatrimonial sostenida, necesariamente implica premeditación y malicia. El incendio esta fuera de control y arrasa con todo lo que se atraviesa en el camino. El problema es que el incendiario, sabiendo los daños producidos y pudiendo controlar el siniestro, le echa mas leña al fuego. No estoy disculpando la aventura casual y aislada, sino marcando una diferencia fundamental en la manera de ser infiel.


No hay nada más terrible que descubrir que la pareja que se ama abrió una sucursal afectivo/sexual a nuestras espaldas. Muy pocos eventos estresantes generan tantas repercusiones negativas y tan variadas. Marido, mujer, hijos, amigos, familiares, amado y concubina, todos se ven afectados y entran en el revolcón. No queda títere con cabeza.

La infidelidad es una de las principales causas de separación y de violencia intrafamiliar. Si tenemos en cuenta que la duración promedio de una relación extramatrimonial fluctúa entre uno o dos años, es fácil imaginar los desastres, las desventuras y los desmanes que pueden ocurrir en tanto tiempo. No hay cuerpo que lo resista ni frente que lo soporte.

Aunque el infiel también, sufre (culpa, miedo, reproches, inseguridad), la víctima del engaño lo hace mucho mas. Cuando se descubre la traición, aparece un enredo emocional difícil de precisar: depresión, resentimiento, ira hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, envidia, soledad, aislamiento, frustración y una baja fulminante en la autoestima. La opción de no saber que pasa tampoco es muy halagüeña, porque de todas maneras se percibe el alejamiento afectivo y la frialdad de la pareja: la infidelidad, aunque no se vea, siempre se siente. Hay una sospecha encubierta: “Algo anda mal”.

Pero el efecto más importante es la ruptura de la confianza básica. El asombro de la mentira inesperada: “Ya no se si podré confiar nuevamente en ti” o ¿Como fuiste capaz de herirme así?

La certeza de estar con alguien confiable es fundamental para establecer cualquier vínculo interpersonal saludable. Los humanos necesitamos un tono emocional seguro para poder entregarnos verdaderamente y construir una buena relación de pareja. Si no obtenemos esa garantía primaría, el amor comienza a patinar. A esta sensación de sosiego y tranquilidad afectiva la llamamos confianza básica, y solo se puede alcanzar cuándo se cumplen algunas afirmaciones como: Estarás ahí cuando te necesite. Me protegerás cuando sea necesario hacerlo. Serás sincero en lo fundamental. Nunca, y en ninguna circunstancia, me harás daño intencionalmente.

Un compromiso de lealtad afectiva gira alrededor de estos elementos, los cuales suelen ser tácticos, no negociables y ni siquiera discutibles. Cuatro en vez de uno, cuando alguno de ellos no se cumple, estamos “durmiendo con el enemigo”. Cuando la persona amada nos decepciona, la consecuencia parece inevitable y natural: un rayón en el disco duro y una alteración en la confianza básica.

Algunas veces cuando el amor es mucho, optan por perdonar la típica aventura (aislada, inesperada, intrascendente), obviamente si no se repite. Otros, más ortodoxos, jamás la disculparían: no habría indulto posible. Dos posiciones, dos maneras de amar. No obstante, de lo único que estoy seguro, es que si la convicción y la seguridad de poder contar con el otro dejan de existir, el amor se vuelve insostenible.


De este modo debe amar el marido a su esposa:
como si ella fuera su propio cuerpo.
Porque el hombre que ama a su esposa,
a sí mismo se ama.
Porque nadie desprecia su propio cuerpo.
Al contrario, lo alimenta y lo cuida,
del mismo modo que Jesús
cuida de nosotros fielmente.

(Efesios 5: 28-29) BLS.

jueves, 9 de octubre de 2008

DOLOROSA SOLEDAD.................

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Aunque la soledad puede ser una condición relativamente normal en la vida humana, la falta de compañía en muchos casos o el apego genera miedo e intensifica el temor ante determinadas situaciones, es un estado generado por la falta de compañía que aparece cuando deseamos estar con otro ser.

Hay la soledad sana que se genera cuando hay ausencia del otro, pero con la seguridad de que al buscar apoyo aparecerán figuras de confianza que responderán adecuadamente cuando se les solicite (amigos, familiares, etc.). También hay la soledad insana o neurótica: va acompañada con ansiedad y necesidad de apoyo permanente. Es un sentimiento de ausencia del otro que es capaz de derrumbarnos, interfiere con el placer (no nos deja gozar), con la productividad, y nos deja extenuados.

La permanencia al lado de otros, en un ambiente personal y familiar, hace que la persona se mantenga en un entorno relativamente seguro y alejado de riesgos que en caso contrario debería enfrentar. Estar en compañía de sus seres queridos obviamente le trae beneficios, usted se siente apoyado, querido, amparado y protegido, pero cuando el apego es muy fuerte comienzan los problemas.

A cualquier edad, el ser humano puede mostrarse muy apegado a ciertas personas y por eso recibe muchos calificativos como celoso, posesivo, codicioso, inmaduro, dependiente, entre otros. El apego fuerte hace que la soledad insana se acreciente cuando la persona se siente realmente sola. Y por eso teme no tener cerca una figura de afecto que le responda adecuadamente.

La sensación de ausencia de un ser amado le genera inestabilidad y miedo, especialmente en ambientes o situaciones de carácter extraño como la oscuridad, y aun sin estar sola, la persona no puede ver ni sentir al acompañante. Por ese temor, la persona está convencida, de que si vigila constantemente a la que ama, o la complace a toda hora, tendrá siempre su compañía y afecto.

Hay algunos sentimientos básicos que el ser humano experimenta, ante la realidad o posibilidad de que no aparezca una figura de apoyo (en caso de estar solo). Uno es el temor a ser heridos o a perder algo. Sea el temor real o imaginario, el sentimiento es el mismo. La ansiedad varía desde la leve aprensión hasta el pánico, donde no se pueden controlar las funciones corporales. Entre estos dos extremos se encuentra el temor, el miedo, la irritabilidad, la impotencia, la inseguridad, la tensión, el nerviosismo, la cobardía, el terror, etc. La intensidad de la ansiedad depende de la severidad de la perdida, de la cercanía de la amenaza, de la fuerza para afrontar la perdida y de sus defensas. Cuando nos sentimos ansiosos, estamos percibiendo la amenaza, aún cuando no tengamos conciencia de ello.

Otro puede ser la rabia, que es el sentimiento de irritación, frustración, furia e ira. Nos enojamos cuando nos han herido y por ello todos tenemos sentimientos de rabia de vez en cuando. La expresión de rabia contra la herida, y lo que la provocó, permite que ésta cicatrice. Es una respuesta natural saludable y necesaria para mantener el equilibrio emocional, siempre que no se convierta en una respuesta violenta. La rabia bloquea a la persona y se queda en el interior, cuando no es posible llegar al origen de la herida, o es inaceptable para la persona. La rabia guardada se dirige a sí misma.

Otro sentimiento es la culpa, que es el resultado de reprimir tanto tiempo el enojo. Es un sentimiento que nos hace ver como no merecedores, malvados, crueles y llenos de reproche contra nosotros mismos. Las personas que se sienten culpables tienden a enfatizar lo negativo del mundo, carecen de alegría y su actitud provoca rechazo y agotamiento. Y está también la depresión que llega cuando el enojo es el prisionero de nuestro interior. Es el sentimiento de una profunda tristeza, infelicidad y melancolía. El paisaje es negro y no se puede disfrutar de lo que nos rodea. La tristeza prolongada, sin comprender qué significa, nos da como resultado la depresión, nos sentimos desvalorizados, enojados, agotados y hasta enfermos. Es el sentimiento más grande que genera la soledad dolorosa.

Cuando por alguna circunstancia se enfrente a la soledad, recuerde que con seguridad si busca apoyo aparecerán figuras de confianza que responderán adecuadamente cuando se les solicite. Y si ciertamente buscas la compañía de Dios él te llenara de fortaleza, consuelo, y será tu dulce compañía.

Ciertamente consolará Dios a su pueblo:
consolará todas sus soledades,
y tornará su desierto como paraíso,
y su soledad como huerto de Dios;
se hallará en ellos alegría y gozo,
alabanza y voz de cantar.

(Isaías 51: 3) RVA.

domingo, 28 de septiembre de 2008

SANA RESIGNACIÓN….

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Ni todo sufrimiento es malo, ni todo sufrimiento es bueno. Ni búsqueda desenfrenada de placer ni fanatismo masoquista. Hay aflicciones que son imprescindibles para el ser humano, y otras que sobran. Hay dolores productivos que nos hacen crecer y avanzar, y otros que son una especie de vía crucis rumbo a nada: el tormento por el tormento.

Un buen ejemplo de este sufrimiento justificado es el duelo. En situaciones de pérdida. Como la muerte de un ser querido o la separación conyugal, la biología nos impone el principio de realidad. El duelo nos enseña que hay que saber perder y ante lo irremediable, la mejor opción es la humilde aceptación. Si no fuera así, el organismo se desgastaría tratando inútilmente de recuperar un imposible. Moriríamos en el intento. El reconocimiento de que “Se acabo” y que “ya no hay nada que hacer” nos libera de una estéril y dolorosa espera. Y reposar con confianza en las promesas que Dios nos da en su palabra de moradas eternas para los que parten de este mundo.

El duelo normalmente posee varias etapas. Una es el embotamiento o entumecimiento de la sensibilidad, en la cual la persona se siente aturdida e incapaz de entender lo ocurrido; puede durar horas o semanas.

En una segunda etapa, de anhelo y búsqueda, la persona no acepta que la perdida sea permanente. Aquí pueden aparecer manifestaciones como llanto, congoja, insomnio, pensamientos obsesivos, sensaciones de presencia del muerto (muchos equivocadamente recurren a visitas a videntes y brujos), cólera y rabia, en fin, en esta etapa se intenta restablecer inútilmente el vínculo que se ha roto. Es una etapa de ansia y desesperación; puede durar de dos a tres meses.

En la tercera fase, pese al dolor, se comienza a aceptar la perdida y aparece una fase realista y depresiva; el tiempo promedio es de dos a tres meses. Finalmente, se entra a la fase de reorganización, donde, ya si, se comienza a renunciar definitivamente a la angustia, el dolor y la persona recupera la iniciativa y las ganas de vivir.

Se calcula que un duelo bien elaborado puede durar de seis meses a un año, dependiendo de la cultura y la historia previa de la persona. Algunas personas crean un duelo crónico, es decir, se quedan ancladas en la tercera etapa (Depresión). Otras, pueden permanecer en la primera etapa, y configuran lo que se llama ausencia de aflicción consciente. En ambos casos, el proceso se estancia y las remembranzas se transforman en calvario.

“Elaborar” adecuadamente un duelo afectivo implica que la mente y el organismo puedan procesar, aceptar, absorber, decodificar o asimilar la ausencia definitiva de la persona amada. Quiere decir que al pasar por estas etapas, el duelo admite y asume, así sea a regañadientes, el hecho de la perdida. No significa insensibilidad ante la muerte, ni olvido inclemente, sino nostalgia de la buena. Recuerdos modulados por el amor en vez de angustia de separación. No hay ansiedad descontrolada, sino mansedumbre afectiva. Se fue, pero quedan los años vividos, la dicha de haberlo tenido, la memoria teñida de momentos inolvidables y la añoranza limpia de toda ira. En un buen duelo no hay egoísmos, apropiaciones indebidas, posesiones a destiempo, ni celos retrospectivos. Aunque es recomendable llorar hasta el cansancio, no suele haber mártires, estancamientos suicidas o autolaceraciones.

Tarde que temprano, el vendaval del desconsuelo cede paso a una sosegada calma que surge desde adentro. Y es cuando comprendemos que todo ese sufrimiento, ese desgarrador padecimiento, cumplió su cometido. No fue en vano. Había que sufrir para empezar de nuevo. Así es la sana resignación del que sabe perder. Pero que puede descansar en la bendita esperanza de una vida eterna con Dios.

Él enjugará toda lágrima de sus ojos,
y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor,
porque las primeras cosas han pasado
.
(Apocalipsis 21: 4) LBLA.

EGOCENTRISMO!!!!

Descentrarse es adoptar, así no sea de manera definitiva, un punto de vista distinto al propio. Es colocarse en los zapatos del otro. Es intentar percibir el mundo como probamente lo haga otra persona y entender que hay muchas ópticas posibles. Este proceso de “salirse de uno mismo” es supremamente importante en el desarrollo de la personalidad, ya que si no se logra, las principales facultades afectivas en el hombre se ven estancadas y sobreviene la inmadurez emocional.


La descentración permite entender que uno no es el centro del universo y la existencia de una realidad independiente del observador.

A medida que va creciendo, el niño logra lentamente desprenderse de la autoridad del “Yo”, y va aceptando a regañadientes una visión menos autorreferencial. A su ritmo, va reconociendo que las demás personas no son una mera prolongación de su ser, sino que viven por derecho propio. A la creencia de que uno es el “ombligo del mundo” se le conoce como egocentrismo, y aunque es de esperar que desaparezca en la primera infancia, algunos siguen ostentándola toda la vida.

Al vincularse afectivamente, el egocéntrico trastoca el amor. Lo invierten ciento ochenta grados hasta convertirse en receptores absolutos. Egoísmo condensado. Avaricia e individualismo acaparador: “Todo es para mí” y “Tú me importas poco”. Dicho de otra forma, “Soy mas merecedor del amor que tú”. “Atenidos” por naturaleza y a duras penas dadores.

En su expresión más pura, el narcicista niega las necesidades ajenas, las subestima o sencillamente le molestan. Se desentiende del bienestar o del dolor de la persona que dice amar: “Si yo estoy satisfecho, nada importa”. No hay compasión, porque el sentimiento de pesar les genera estrés. En los narcicistas, la insensibilidad por la pareja casi siempre se generaliza. La persona ególatra es así las veinticuatro horas y con todo el mundo: nadie se excluye, excepto él. Siempre tomara la mejor tajada, el mejor asiento, se apoderará del control del televisor y ocupará el mejor lado de la cama. Primero “Yo”, segundo “yo” y tercero “yo”. Sacará ventaja de cualquier situación porque se cree merecedor a ultranza. Realmente piensa que está por encima: “Las reglas son para los otros, yo estoy por encima de ellas”.

Cuando un ególatra pierde el control afectivo, el intento por recuperarlo no conoce límites. Tratará de reconquistar el botín a lo que de lugar; y si logra capturar el amor perdido, el interés decae inmediatamente para regresar a su sitial de honor.

La persona egocéntrica no ama: somete, ordena y decreta. Sus manifestaciones de ternura son dádivas y retribuciones al reconocimiento que hace el otro a su “especial condición”. Si solamente soy capaz de recibir afecto y, además, subestimo la pareja, la relación automáticamente se verticaliza. Habrá alguien que ostente más derechos, más poder, más supremacía. La explotación será solo cuestión de tiempo. No puede haber amor si hay desdén.

Hay dos extremos que son malos. Avergonzarse de uno mismo es tan patológico como endiosarse. Pero a diferencia de la sumisión, la vanidad posee un atributo particular que la hace especialmente insufrible: vive del otro. Como los parásitos, roba cariño hasta secar todo residuo de afecto disponible. Sobrevive de la alabanza y se recuesta en la pleitesía. En otras palabras, se aprovecha del amor hasta matarlo de inanición.


El que ama tiene paciencia en todo,
y siempre es amable.
El que ama no es envidioso,
ni se cree más que nadie.
No es orgulloso. No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando
lo malo que otros le han hecho
.


(1 Corintios 13: 4-5) BLS