martes, 19 de agosto de 2008

LOS ABUELOS!!!


Escuche este tema en la voz de su autor



Son muchas las veces que por nuestra forma de vivir se alienta una forma especial de amnesia al agradecimiento, lo cual ha llevado en ocasiones a un olvido masivo de las raíces y de los que hicieron posible, bien o mal, que podamos seguir adelante. Debemos recordar que la existencia de nuestros antepasados se justifica y se realiza en tanto logremos preservar la vida y los ideales. Sino lo hacemos ellos habrán fracaso y nosotros también.

Este traspaso del mando, como una carrera por etapas donde cada corredor entrega al otro el cetro para que cumpla el recorrido que le corresponde, posee la magnificencia de un ritual ancestral: la tradición de hacerse a un lado para que sigan los que vienen de atrás. Pero ocurre que quienes llegan ignoran a los que se van. Como si morir fuera una enfermedad contagiosa o el peor de los destinos, la vejez nos confronta con un futuro asustador que no queremos visualizar antes de tiempo: los ancianos están cerca de la muerte.

Sin embargo, los que van de “regreso a casa” pueden contarnos lo que vieron, cómo sufrieron y cómo rieron. Han desarrollado la curiosa habilidad de recordar lo que nadie recuerda y señalar las grandes metidas de patas. Pueden ver sus errores y aciertos desde el reposo y el desprendimiento de los afanes románticos de la juventud. Ellos son historia viva. Un tesoro de información y afecto desinteresado, dispuestos a trabajar hasta el final y a colaborarle a las otras generaciones. Curiosamente, muchos “viejitos” y “viejitas” son más eficientes, fuertes y decididos que su inmediata descendencia.

Para mas de uno, los abuelos son el principal punto de referencia afectivo, donde se mezcla de una manera equilibrada el consejo oportuno y la solidaridad incondicional: “Tenga cuidado mi hijito, que su mamá no se entere”. Los abuelos son papás pulidos, con bastante menos ansiedad y culpa, porque gastan más tiempo en amar que en educar y regañar.

Obviamente el respeto por las canas va más allá de la consideración por sus achaques y las limitaciones que acompañan el paso de los años. Respetar las arrugas también incluye no tratarlos como inútiles, ubicarlos afectivamente en la sociedad productiva, como hacen los nativos y los indios de todas las culturas, y no fastidiarse con sus despistes; después de todo, se ganaron el derecho.

Delante de las canas te levantarás. En presencia de los mayores te pondrás de pie. Y honrarás el rostro del anciano, sea así manifiesta tu reverencia ante Dios….
(Levítico 19:32)NVI

viernes, 15 de agosto de 2008

EL UNICO AMOR !!!

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Escucha el tema en la voz de su autor:




Asumir una posición realista en el amor no significa desconocer lo que pueden edificar las personas que verdaderamente se aman. Muchas de estas construcciones “de a dos” se apuntala con los años de manera sorprendente. La ternura no parece tener límites cuando la convivencia sana se extiende en el tiempo.

Lo quisquilloso se vuelve soportable y las discusiones van reduciéndose bajo el peso inexorable de un cariño acumulado que no es retórica. El amor también se mide en años compartidos. La experiencia de andar abrazado toda una vida, con alguien que no es nada con uno, es inequívocamente humana.

No me refiero a los matrimonios mal avenidos que aguantaron mas allá de su dignidad personal y se sienten orgullosos de haber hecho del sufrimiento un estandarte. No creo en los “buenos ejemplos” de soportar por soportar. Los admirables, o quizás envidiables, son los que lograron juntar sus almas, sin lastimar ni lastimarse, por el gusto de hacerlo y sin altruismos. Son los que andan unidos por un lazo mas fuerte que el de la razón y que además volverían a repetir con el mismo o la misma.

Y es que cuando el amor se canta a dos voces y se hace a cuatro manos, el universo entero se regocija. La naturaleza en su plenitud se recrea. Una vida entera compartida y bien llevada confirma el mandato de que siempre han sido uno.

No hace falta ser siameses afectivos, sino palpitar a un mismo ritmo y acompasar en la biología común de las pulsaciones. Estoy seguro que si hay materia prima, los años no cansan, sino que embellece la relación. Le dan ese toque particular que solamente poseen los que han batallado el amor y han sobrevivido a él. Hay cierta solemnidad en ello.

Por eso, en muchas ocasiones, cuando un viejito se va, el otro no tarda en seguirlo. No es apego enfermizo, sino solidaridad amorosa: “Voy a tu encuentro nuevamente”. No se trata de suicidio ni mucho menos, sino más bien de un sentido profundo de adhesión y deber cumplido, que no es producto de la mente. El corazón también toma decisiones y el organismo acepta.

Como un tributo a los que han vivido el amor al unísono, apasionada y largamente, pero que han sido privados de su media naranja por alguna razón. A los que no sufren de amnesia afectiva, a los que tienen la dicha de admirar al ser que aman, a los que el amor, contra todo pronóstico, todavía les estremece.

Valga para ellos la añoranza del premio Nobel, Eugenio Móntale.


He bajado al menos un millón de escaleras tomado de tu brazo
Y ahora que no estas cada escalón es un vacío.
Nuestro largo viaje también fue así de breve.

El mío aun continua, pero ya no necesito las combinaciones,
la reserva de asientos, las astucias,
las afrentas de quien cree que la realidad es lo que vemos

He bajado millones de escaleras tomado de tu brazo
Y no porque cuatro ojos puedan ver mas que dos.
Las baje contigo porque sabia que de nosotros dos
Las únicas pupilas verdaderas, aunque nubladas,
Eran las tuyas.

El que ama es capaz de aguantarlo todo,
de creerlo todo, de esperarlo todo,
de soportarlo todo.
Hay tres cosas que son permanentes:
la confianza en Dios,
la seguridad de que él
cumplirá sus promesas, y el amor.
De estas tres cosas,
la más importante es el amor.
(1Corintios 13: 7-13)BLS

Nota del Autor:
Este tema fue escrito en honor de una pareja muy especial,
que ha sido ejemplo para todos los que los conocemos.
Con amor al Pastor Cesareo Bernate y su esposa María Concepción.

miércoles, 13 de agosto de 2008

LA DEBILIDAD!!!!


Cuando una persona se mueve en un estilo afectivo que es dependiente y débil, su necesidad no es la de ser amado, como sucede en otros estilos de afectos; Sino la de ser protegida. La clave de su personalidad es “Soy débil” y “Necesito alguien mas fuerte a mi lado en quien pueda confiar”.

La motivación es buscar a alguien quien los cuide y los defienda. Su manera de vincularse es infantil e inmadura, además de interesada. En su interior creen sinceramente que aman a su pareja, pero en realidad lo que demandan es seguridad. Jamás amarían a una persona más débil, porque lo que pretenden obtener del intercambio afectivo es la fortaleza del guardián.

El objetivo principal es mantener la relación a toda costa y pese a cualquier circunstancia para evitar sentirse desvalidos. Puede mostrarse como especialmente complacientes, amables y “con gran capacidad de entrega”, pero esta actitud, supuestamente amorosa, esconde subordinación y dependencia. Se debe adular y cuidar al amo para que no los deje.

Lo que sostiene la relación es el miedo a enfrentar el mundo de manera solitaria. Creer que la pareja es mas fuerte y competente va generando, con el tiempo, cierta veneración y la convicción esclavista de que el cónyuge es más importante que ellos.

Una cosa es necesitar a alguien, y otra, amarle. Las personas que se sienten frágiles confunden el amor con el temor a la soledad: Pero no es soledad afectiva (“necesito que me quieran”), sino incapacidad de sobrevivir sin apoyo. Miedo a vivir. Terror de tener que afrontar una realidad impredecible y potencialmente peligrosa. Algo similar a eso que le ocurre al niño que despierta solo en su cuarto y, presa de pánico, llama a su madre o a su padre para que se hagan cargo de él. Y suele suceder que el origen de este modo asustadizo y enclenque de amar debe buscarse en los aprendizajes tempranos y no en la genética. La causa parece ser más social que biológica.

Unos padres sobreprotectores y extremadamente aprensivos le impedirán al niño explorar cómodamente su medio. No dejaran que el principio natural del ensayo y error actúe. Pensaran por él y harán las veces de improvisados oráculos. Verán peligros donde no los hay y alertarán innecesariamente al menor. Como pájaros de mal agüero señalaran y anticiparan constantemente los riesgos eventuales.

Es apenas natural que ante semejante panorama, los pequeños lleguen a ciertas conclusiones respecto a sus posibilidades de supervivencia; “El mundo es terriblemente dañino”. “Si me cuidan tanto, debe ser porque no es recomendable estar solo” o “No tienen confianza en mí”. Cuando estos mensajes llegan a la base de datos y se afianzan, aparecen los paradigmas. Y es en ese punto donde se configura un semblante erróneo del amor. Es aquí cuando el desamor se confunde con el desamparo, y los aspectos calidos y amables se revuelven con la sensación de ayuda y sostén. Quizás exista un código genético desconocido que durante la infancia mezcle cariño y salvaguardia. No obstante, en la vida adulta, decir “te quiero” no es lo mismo que pedir auxilio (aunque a veces se parezcan).

Decimos autoeficacia a la confianza básica de poder alcanzar exitosamente las metas, pero no de manera omnipotente. Todos esperamos que la persona amada esté ahí cuando la necesitemos. Un hombro en el cual reposar nunca está de más y es un complemento importante, yo diría imprescindible, del vínculo afectivo. Pero “hacerse cargo” del otro o “adoptar” la pareja, ya no es cuestión de amor, sino de beneficencia.


La persona que ama no tiene miedo.
Donde hay amor no hay temor.
Al contrario, el verdadero amor
quita el miedo…….
(1Juan4:18)BSL

domingo, 10 de agosto de 2008

OCIOSIDAD ?....

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Entre la adición y la vagancia indolente, hay un punto medio, sano u recomendable. Como dice el refrán: “Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar”. Es decir, cuando dejamos de producir compulsivamente, aparece el tiempo libre. Espacios vacíos, momentos prolongados y lugares comunes donde la obligación no existe y el esparcimiento prospera.

El ocio bien manejado es posibilidad de distracción y entretenimiento del espíritu. Es dejar que la mente comience a liberar creatividad en estado puro y dar rienda suelta a “el aquí y el ahora”. Cuando desocupamos la base de datos de nuestro atiborrado cerebro, de pronto, el futuro comienza a desvanecerse y el pasado deja de molestar. No hay nada más maravilloso que la inercia de un reposo “improductivo” y descarado.

Pero “no hacer nada”, así sea de vez en cuando, nos hace sentir culpables. Si no sufrimos de hiperactividad, somos perezosos y holgazanes. No importa que trabajemos como mula toda la semana, la inacción y el reposo son vistos como “perdida de tiempo”.Queremos obtener beneficios hasta cuando soñamos. Mas aún conozco gente que cuando duerme “mas de la cuenta” en un día feriado, se levanta angustiada y presentando disculpas: “Dios mío, dormí demasiado”.

No estamos acostumbrados a mirar por mirar o a estar por estar. Los resultados y las metas pesan más que el proceso. La estación a la cual hay que llegar es más importante que solo vivir corriendo. El ocio bien administrado, o sea, los ataques de pereza adecuadamente autorregulados, brindan, muchas ventajas.

El stop y el “alto en el camino” permiten recuperar energía. Un domingo en piyamas, sin bañarse, con el periódico debajo del brazo (aunque no lo leamos) y sin hacer otra cosa que lo que nos venga en gana, puede resultar mas beneficioso que ir donde el terapeuta o consejero. Otra ventaja es cuando nos desprendemos de las exigencias externas, esa quietud hace que la mente se mire a si misma; la atención se focaliza hacia adentro. Casi no tenemos tiempo para nosotros. En otras palabras, brotes esporádicos de holgazanería fomentan la introspección y la posibilidad de incrementar la autoobservación. Finalmente, el ocio brinda la oportunidad de redescubrir lo que nos rodea y nunca vemos, porque siempre estamos de afán. Algunos papás “descubren” a sus hijos en las vacaciones. Al serenar nuestro impulso por obtener cosas, la calma nos permite hacer contacto con el entorno inmediato del que formamos parte.

No estoy defendiendo la vagabundería, “La locha”, la pereza crónica o la desidia. Lo que estoy atacando es el apego a mantenerse ocupado las veinticuatro horas. A lo que llamo la atención es al ansia de una actividad descontrolada que desborda nuestra capacidad de recuperación y disfrute. La mala costumbre del “corre-corre”.

El ocio no parece ser la madre de todos los vicios. Hay algunos, como la codicia y la búsqueda desenfrenada de prestigio, poder y posición, cuya procedencia hay que buscarla en otra parte. El derecho al descanso, al respiro y al desahogo, son necesarios. Cuando la pereza está bien administrada, el ocio pasa a ser una virtud saludable.
Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en el tiempo de arar y de segar, descansarás.
(Exodo 34:21)

miércoles, 6 de agosto de 2008

LIBERTAD !!!!!

El peor mal de los humanos es la pereza. La comodidad es muy peligrosa, porque además de oxidarnos, nos lleva a recostarnos. Algunas personas andan toda su vida buscando un mecenas, alguien que los cargue y los descargue. Un superior que los dirija y les diga que hacer. Un modelo a seguir.

Cuando nos sentimos realmente libres, un insoportable “yo-yo” comienza a desestabilizarnos. Ser autónomo, de alguna manera, es como dar un salto al vacío, donde no sabemos con certeza en que punto quedo el fondo. Soltarse de las fuentes de seguridad y bastarse a sí mismo. Libre para decidir, para andar cualquier camino, para ser responsable, para cambiar de opinión, para luchar o para abdicar. Libertad para ser lo que quiero…Eso atemoriza demasiado.

La autonomía es soberanía personal. Surge de una mezcla equilibrada entre independencia y seguridad en las propias capacidades. Para muchos es la virtud por excelencia, pero difícil de manejar. Si nos excedemos somos libertinos o insensatos, y si la reprimimos, estamos abonando una personalidad débil y dependiente.

La autonomía equilibrada no es correr a la loca por cualquier sitio, sino saber apuntar. Es asumir que soy responsable de mi propio comportamiento y que debo hacerme cargo de las consecuencias del mismo. Ser autónomo es escuchar sin rendir pleitesía, y acceder por convicción, no por temor. Es ejercer el derecho a llegar a mis propias conclusiones y a equivocarme. Es adueñarme de mi mismo sin enclaustrarme en paradigmas sin sentido o en algún dogma mal entendido. La libertad nos mueve el piso. Nos coloca cara a cara con lo que somos, con las limitaciones y bondades. El que ejerce la autonomía mental sabe que, llegado el caso, no tiene a quien echarle la culpa.

Los libres pensadores producen escozor. Siempre dicen lo que nadie quiere oír y son difíciles de domesticar. Incomodan a los autoritarios y son un pésimo ejemplo para los seguidores. El libre pensador se atiene a su convencimiento sin desconocer los otros argumentos, porque sabe que el pensamiento no ocurre en el vacío. La autonomía no es insensibilidad o autosuficiencia narcisista, sino autoestima bien dosificada; “Creo en mí”.

Muy pocas veces enseñamos el valor de la libertad, porque tememos que los pequeños se excedan. Sin embargo, podríamos hacerlo con cuidado. No niego que otros valores como responsabilidad, felicidad, solidaridad, altruismo, amistad laboriosidad, justicia, y demás, sean fundamentales para lograr una buena salud mental y física; pero tampoco desconozco que hay otras cualidades humanas que son tan importantes como las anteriores y que las equilibran. Por ejemplo, la perseverancia se vuelve peligrosa sino se sabe perder, el optimismo puede acercarse a la manía sin una buena dosis de realismo, y la obediencia requiere de bastante autonomía para no caer en la sumisión, en el caso de someterse a hacer cosas indebidas. Cada valor tiene su contraparte, la excepción a la regla y su nivelación natural.

Sin autonomía nos convertimos en zombies, seres mecánicos que se mueven por simples reflejos condicionados, sombras platónicas, entes subordinados al estimulo/respuesta.

Es que no puede haber autorrealización sin la experiencia vital de sentirse libre. Cuando logro emanciparme sanamente de la opinión de otros, del chisme, de la aprobación, del miedo al ridículo o de la crítica insustancial, descubro la enorme fuerza que radica en mí. Cuando nos aventuramos a desarrollar nuestra esencia asumiendo valientemente las consecuencias, algo maravilloso se abre ante nosotros: el don de la inteligencia, y de entender que soy totalmente responsable de manejar una libertad para mí bien y no un libertinaje para mí mal.


Como libres, pero no
como los que tienen la libertad
como pretexto
para hacer lo malo,
sino como siervos de Dios.

1 Pedro 2:16

por Henry Leguizamo


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lunes, 4 de agosto de 2008

CON SINCERIDAD !!!!

Solo se puede llenar lo que está vacío y aunque la frase resulte manida en esta época, necesariamente hay que empezar por limpiar. Y limpiar significa deshacerse de todo lo que sobra y estorba. En los tiempos de recesión en que vivimos no será tanto lo material lo que hay para eliminar, sino más bien lo que se desea adquirir. Pero hasta eso se necesita claridad y, necesariamente se debe despejar la mente y el espíritu. ¿Por donde empezar? Hay muchas maneras de comenzar a deshacerse de lo que estorba, una sería “hacer borrón y cuenta nueva”. Lo cual se traduce en perdonar.

Perdonarnos a nosotros mismos y a quienes creemos que nos han ofendido, porque la ofensa existe en la medida que la aceptamos o les otorgamos el poder a otros para “ofendernos”. O sea, darles la importancia como para que nos hagan “sentir ofendidos”.

Por supuesto, una cosa es decirlo y otra es lograrlo. “Y es que no se trata de justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos; perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así”.

Pero en cambio sí es “el motivo más obvio para liberarnos de los efectos de la rabia y el rencor crónicos”. Sin embargo, el perdón o el no perdón tiene muchas aristas… ¿Hasta qué punto perdona y olvida de corazón una persona que ha sido victima de agravios tan fuertes que han terminado trastornando toda su vida? La culpa y la autocensura son algunas de las razones por las cuales se puede dudar de los efectos del perdón, cuando éste no es el resultado de un proceso bien cimentado.

Uno no debe sentirse mal por no poder sobreponerse a una pena o poner la otra mejilla. Se cree que el perdón nos hace mejores personas. Pero a veces lo que nos hace bien es ser honestos con nuestros verdaderos sentimientos, y si en nuestros principios esta el vivir bajo los estatutos divinos, el perdonar es el regalo que Dios nos da por su amor, y nos enseña sus grandes beneficios. Lastimosamente muchas personas, a pesar de las buenas intenciones y de sus oponentes y sinceros esfuerzos por perdonar, continúan guardando muchos resentimientos.

Nadie niega que el resentimiento y la represión sean dañinos para cualquier persona. Pero es posible deshacerse del dolor sin perdonar. La meta es sentirse mejor y más empoderado(a). Algunas veces, dejar de pensar en el asunto y olvidarse de perdonar para no darle mas vueltas, es la única manera de ponerse en paz consigo mismo(a).Es como algunas personas lo piensan, pero obviamente se esta caminado en un perdón falso.


Buscar la aceptación, excusarse y actuar como si tal, cuando realmente no se siente así, no ayuda a alcanzar las recompensas físicas y mentales del verdadero perdón. Cuando éste se percibe como una obligación y no como algo que se asume con corazón humilde y con verdadera libertad, perdonar puede hacernos sentir peor e incrementar ese sentimiento que nos hace asumirnos como victimas. Admitir que estamos heridos y que nos sentimos traicionados es parte muy importante del proceso de sanación y liberación verdadera. Obviamente, para lograr ese proceso, hay que romper ataduras. De otra manera, es imposible superar círculos viciosos.


Algunas veces, las pequeñas deslealtades o traiciones resultan “imperdonables”: los suegros criticando su decisión de no tener hijos; los padres objetando las amistades cuando éramos niños… En estos casos no importa tanto el hecho como de quien proviene. Muchas de las transgresiones más dolorosas vienen de personas muy allegadas, esposo(a), parientes amigos, así se supere el impacto y se trate de personas que nos siguen gustando. El problema es que la confianza se pierde y el nivel de intimidad se afecta. La mayoría de las veces no se puede volver atrás y pretender que nada cambio.

¿Como se puede evitar que el resentimiento, la ira y el temor nos consuman? Se hace necesario empezar por revisar muy objetivamente los hechos y aclarar los sentimientos. ¿Se trata de vergüenza, disgusto, represión? Con respeto a la “ofensa” ¿fue intencional o accidental? ¿En qué estado se encontraba la persona que le ofendió? Igualmente, hay que considerar los antecedentes de la persona que le propinó la ofensa. ¿Se trata de alguien celoso, inmaduro, inseguro(a)? debemos procurar ponernos en los zapatos de ellos. Pero no se empeñe en explicarlo. Es probable que nunca entienda por qué su pareja lo engaño o por qué sus padres le critican cada pasó que da. Lo que sí puede es empezar a ver a la persona que le ofendió con las mismas debilidades y defectos de cualquier otro ser humano.

Luego de este proceso de reflexión que puede tomar un buen tiempo, se puede lograr un perdón sincero. O por el contrario, se puede decidir negar ese perdón porque se “siente” que la otra persona puede herirle de nuevo.

Una pregunta en la podemos reflexionar es: ¿Se ha preguntado alguna vez si vale la pena amargarse la vida y mortificarse por causa de otra persona? ¿Se le ha ocurrido pensar que Usted como ser humano único e irrepetible no debería poner a nadie por encima de sí como para dejarse afectar por él o por ella? ¿Por su orgullo generalmente dudoso en cualquier persona, se justifica llevar una carga que de pronto le está impidiendo fluir y vivir plenamente? Y como hay que empezar por uno mismo, ¿Hasta qué punto se está haciendo daño o está haciendo daño a otros por no perdonarse a sí mismo(a)? Y esta cargando con tanto lastre.



Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno,
para que también
vuestro Padre que está en los cielos
os perdone a vosotros vuestras ofensas.
(San Marcos 11:25).

por Henry Leguizamo


miércoles, 23 de julio de 2008

AGRADECIDOS !!!

No hay duda de que para la mayoría de gente el mundo se ha vuelto loco y la vida se ha complicado tanto que cada vez más personas se ven obligadas a pedir ayuda para seguir adelante. Basta con ver los noticieros para que hasta el más indiferente se sienta intranquilo. Al fin de al cabo en la aldea global ninguna persona puede sustraerse de los acontecimientos por lejanos que parezcan.

De allí la proliferación de maestros, adivinos, videntes, sectas y demás expertos en conseguir la paz. Pero podemos estar olvidando que para sobrevivir a las demandas actuales, a la reprivación del sueño, a las preocupaciones cotidianas, es necesario poner prioridades en orden y ocuparse, primero de ver que lugar ocupa realmente Dios en mi vida, ya que Él nos quiere ayudar. Y tambien es necesario analizarse a sí mismo. En muchas ocasiones la vida no es tan difícil como parece, somos los mismos seres humanos quienes nos la complicamos. Tratemos de simplificarla para ser más felices.

Es importante observar las cosas buenas de la vida y sentirse agradecido, el pensar en forma agradecida y positiva puede ayudarle a afrontar mejor las enfermedades y situaciones difíciles. A lo largo del día trate de expresar gratitud por las gentilezas que recibe de las personas que interactúan con usted. Cuando se acueste piense al menos en algo bueno que le haya sucedido durante el día, así sea algo sencillo como haber llegado a tiempo al trabajo y dele gracias a Dios por ese tiempo y por su empleo (hay tantas personas sin empleo). Tan pronto se sienta asaltado(a) por pensamientos sobre lo que le hace falta en la vida, preguntarse cómo puede ver el vaso a medio llenar en vez de verlo medio vacío.

Si no puede decir algo agradable, mejor no diga nada. El sarcasmo, el cinismo, la critica, son destructivas no solo para las personas objeto de éstas sino para su tranquilidad interior.

Practique el perdón, quizás puede resultar difícil para personas que han sido seriamente ofendidas, pero si puede manejar esas emociones, será recompensado(a) con una gran bendición y paz en su corazón.
Comience por reconocer que el hecho ocurrió en el pasado, quedó atrás. Las emociones de ira, resentimiento, decepción que padece ahora pueden ser liberadas si hace el esfuerzo. De otra manera, a quien más daño le hacen es a usted mismo(a) pues es quien las sufre. Practique el dejarlas ir como si se tratara de una pared de arena lavada por las olas.
Hágase un propósito de perdonar, realmente perdonar es un regalo que se hace a sí mismo(a) para su tranquilidad mental y espiritual. Algunas veces por circunstancias la persona que se le perdona no estará presente para manifestarlo pero hágalo en su interior. No vale la pena cargar con un fardo tan pesado.

Escoja sus batallas en vez de estar insistiendo en que otras personas hagan lo que uno quiera, incluidos los hijos, representa una gran fuente de infelicidad. Permita que los otros vuelen con sus propias alas.
Pregúntese si eso que le preocupa de verdad vale la pena. ¿Hará alguna diferencia la próxima semana, el próximo mes, el próximo año?

¿Desea sentirse más competente en el trabajo? ¿O más amado(a) y aceptado(a)? Active su confianza y asuma que ya tiene lo que desea y en forma sorprendente verá que cambiar lo que se hace, cambia lo que se siente.
Busque como pueda ayudar a otros, hágalo en forma desinteresada, sirva de voluntario(a) para una buena causa. Todo su ser será recompensado. Por otra parte, podrá descubrir lo afortunado(a) que es. Recuerde unas palabras maravillosas que nos enseña Dios, en la ley de dar y recibir, que dice: Quien da, recibe el bien multiplicado.

Hay momentos difíciles que parece que cada momento que pasa se ponen más tensas, pero recuerde que detrás de cada situación hay un propósito, es lo que nos enseña esta palabra.

Sabemos que si amamos a Dios y rendimos nuestra vida a sus planes, todo cuanto nos sucede ha de ser para el bien nuestro.
(Romanos 8:28) BD.

domingo, 20 de julio de 2008

LA VIOLENCIA !!!

Siempre que un individuo busca un fin sin tener en cuenta qué daño pueda hacer a los demás para lograrlo, está actuando con violencia.
Es como un cáncer que carcome a la sociedad, que transciende a la vida familiar o laboral, cuando no hay comunicación ni reconocimiento de otro, ni se consultan sus deseos o sus puntos de vista.
En algunos hogares o en el trabajo, hay actitudes o expresiones de agresión emocional tan disimuladas que ya han sido legitimadas y no son identificadas como violencia al no dejar huella física. Pero hasta la indeferencia es violencia. Como la de la madre que descuida a su bebe, sabiendo que el necesita de su protección para su desarrollo y socialización. Lo que se busca es una madre sana, no con muchos conocimientos, sino amorosa, bondadosa, porque todos requerimos del contacto con el otro, el alimento que da la comunicación y el reconocimiento de quien nos ama.

Es conducta violenta también la comunicación de doble vinculo; por ejemplo, cuando le dicen al niño:”si no quiere, no coma, usted debía comer porque si no se muere de hambre”. La frase correcta seria: “come porque necesitas crecer y desarrollarte”. Igual sucede con el padre que le pega la hijo pero le pide a éste que no aporree a su amiguito. O cuando le dice que le cuente todos sus problemas, pero si el muchachito habla, el señor se disgusta, no controla su enojo y lo regaña. “El chico queda desubicado. Es un contrasentido, porque le dicen que si pero a la vez que no”.
No escuchar, no comprender ni tolerar es violencia”. Lo mismo que en la pareja, al no construir una relación amorosa con posibilidad de placer mutuo, sino donde uno se “descarga físicamente” sobre el otro. El que ejerce violencia tiene un déficit que viene desde la infancia, y no sabe lo que se esta perdiendo porque quita posibilidades de vida, de disfrute. Si sometemos al otro por la fuerza, estará con miedo, pero si logramos conquistarlo, vamos a estar juntos para apoyarnos y construir nuevas posibilidades.

Son muchas las formas de violencia, como cuando hacemos de lado a personas que señalamos su conducta, pero no estamos dispuestos a trabajar para ayudarle a solucionar su comportamiento que quizás por falta de comprensión, lo que ha hecho es marginarlo y hacerle sentir excluido de la sociedad. La burla, el sarcasmo, la ironía, la ridiculización del otro, son formas soterradas de violencia.

No dejar que la otra persona hable, ignorarla o despreciarla, todas las acciones o conductas que tiene cualquier miembro de la familia o de un grupo, con el propósito de ofender son violencia emocional. Amenazar con el abandono (chantaje).

Una joven que era considera de bajo coeficiente intelectual porque tenia poco estudio y que sufrió maltrato en su infancia, hizo esta reflexión: “Cuando me regañan, me gritan, cuando me gritan, me asusto, si me asusto no puedo pensar, no puedo aprender. Pero cuando me reprenden, me hablan, cuando me hablan, puedo entender, cuando entiendo, puedo pensar, y cuando pienso, aprendo”.

Un ejemplo que nos enseña que el buen trato permite pensar, crecer, soñar, crear, mientras que la violencia deriva en miedo que limita y otros sentimientos dañinos como la soledad, la inseguridad, el silencio, la incertidumbre, el sufrimiento, el mal genio, la tristeza, la depresión, la impotencia, la indiferencia y el desprecio.

A veces el clima de violencia es tan fuerte, que la gente asume que la vida es para resolver conflictos, cuando deberla ser para gozar, para soñar.” Es más, se cree que la violencia da poder. Cuando el verdadero poder es la capacidad de reconocer al otro como diferente pero complementario y enriquecedor; de comunicarse y relacionarse amorosamente con él y convivir en armonía con los demás.

Debemos identificar y evitar esos comportamientos dañinos de la vida cotidiana, que hace que muchas personas reaccionen con violencia. Y no se pueda disfrutar de armonía, en nuestra relaciones con los demás. Mas bien estimulemos la confianza entre los que nos rodean, comportándonos en forma cordial y amable, creyendo que el dialogo es la mejor herramienta para dirimir los conflictos que se presenten.

El que quiera amar la vida, Y ver días buenos, refrene su lengua de mal...
Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.


(1 Pedro 3:10-11)

viernes, 11 de julio de 2008

NO ME INTERESA !!!

La vida afectiva, el vínculo que establecemos con las otras personas nos convierten en individuos socializados. No se puede vivir sin amor. Venimos preparados para intercambiar impresiones y entrelazarnos con los demás. Aunque algunos se replieguen, se enrosquen y esquiven el alud amoroso que llega desde afuera, no hay vuelta de hoja, las relaciones interpersonales son el motor del proceso de humanización. La mente no es solamente un fenómeno biológico, sino social/vivencial. El contacto con la gente es tan natural como respirar y su ausencia enferma y limita severamente las capacidades de adaptación al mundo.

Pese a lo anterior, hay sujetos (más hombres que mujeres) afectivamente empobrecidos y desvinculados. Individuos que han hecho un corte radical con sus emociones y la expresión de las mismas. Planos, apagados y sin ganas de establecer lazo alguno, viven en una realidad cada vez más desolada. Si bien a veces pueden llegar a deprimirse, no hay deseo que los mueva ni pasión que los empuje más allá de su limitado territorio sentimental. Carecen de la energía y vitalidad requeridas para intercambiar amor. No les interesa.

Las relaciones de noviazgo o cualquier tipo de compromiso similar son vistas como una intromisión indiscreta o un obstáculo para la autonomía. Si la independencia se convierte en obsesión, estamos a un paso de constituir un prototipo de personas con trastornos, que se manifiesta con: alejamiento, restricción afectiva, carencia de hedonismo y algo de paranoia. Nada los sacude, ni la critica, ni la desaprobación ni la devoción. Inmutables.
Volverse un “lobo solitario” para evitar que los otros se entrometan, no tiene nada de ejemplar. El retraimiento sano (investigación de uno mismo) no elimina la posibilidad de amar, la deja en suspenso o la trasciende en algún ideal, pero no la destruye.

Los ermitaños afectivos son apáticos y malos lectores de sentimientos, porque aparentemente no los necesitan. Hay cierta autosuficiencia fastidiosa en ellos, una autoimagen inflada: “Puedo prescindir de ti”. Es posible que no se de cuenta de que los amen, ni de que están enamorados. Su clave es el recogimiento y la muerte afectiva.
Obviamente el romanticismo está totalmente aplacado y por ende el contacto físico. Hay una frialdad implícita, casi descarada, que brota desde lo más profundo, sin tapujos ni disimulos. La negligencia en el querer es como una frigidez del alma.

Este estilo configura una dimensión, es decir, un continuo. Habrá algunos que puntúen diez y otros, apenas uno. Podemos ser muy insensibles y desconectarnos del cariño que nos prodigan, o sólo hacerlo de vez en cuando. La pobreza amorosa suele estar acompañada de cierta vaguedad en el modo de pensar. Los que no son capaces de conmoverse, también pierden agudeza, humor y la chispa de la jovialidad. O sea, aburrimiento crónico y, por desgracia, contagioso.

Convivir con ellos puede resultar imposible. No solamente porque la indeferencia genera rechazo y pérdida de autoestima, sino porque la vida cotidiana requiere un mínimo de comunicación y respeto. Por definición, la insensibilidad y la falta de interés de la pareja siempre son ofensivas y dolorosas.

El primer requerimiento de cualquier relación saludable es la necesidad de ser amado. Sentir que nos hace falta un abrazo caluroso, un apretón, el gesto amable, la caricia oportuna o inoportuna, el mimo y el embeleco, es un buen comienzo. No me refiero al desespero de mercadearnos “sin ton ni son” para que nos quieran. De lo que hablo es del derecho a realizarnos en el acto de permutar complacencia, simpatía, ternura y proximidad apasionada. Me refiero al don y al placer de extasiarse en el otro hasta desfallecer y viceversa. Algo de lo cual, los encapsulados y los ermitaños afectivos ni siquiera se enteran. Hay una gracia especial en la comunicación que al perderse contamina.


Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados…. (Hebreos 12:15).

lunes, 7 de julio de 2008

LEALTAD !!!

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Para ciertos enamorados (por lo general más mujeres que hombres) mantenerse en los terrenos de la fidelidad es relativamente fácil, porque no se construye conceptualmente, sino que se siente. Cuando aman, la puerta se cierra automáticamente. Independiente de lo piensen, el afecto lo llevan de la mano a un bloqueo bioquímico-afectivo incompatible con cualquier nuevo invasor: “Si amo a alguien, nadie puede entrar”. No implica análisis racional, ética avanzada, moral trascendental ni nada por estilo, Simplemente, el organismo no soporta la redundancia afectiva.

Estas personas no requieren de las técnicas modernas del autocontrol. El don de la rectitud interpersonal surge por se, como si el amor produjera su propia disciplina. Una inmunidad al engaño nace desde dentro y nada les mueve el piso. El deseo afectivo se concentra en un solo punto con tal fuerza, que no hay cabida a las aventuras y nada los perturbará. Para ellos no hay sucursal ni desvíos: están en lo que están. Pero insisto, aquí la honestidad afectiva (aunque pueda ser racionalizada) no es producto del discernimiento, sino de la más antigua y limpia monogamia: “No me nace”.

Para otro tipo de enamorados (más hombres que mujeres), la honestidad requiere de nuevos ingredientes. Aquí la lealtad solo se logra a base de voluntad, esfuerzo y autodisciplina ascética tipo faquir. En este grupo, la persona leal no es insensible a los embates externos y a las tentaciones del diario vivir, sino que debe oponerse a ellos valientemente y por convicción.

En estos casos con el amor no basta. Pese a que se ame profunda y sinceramente a la pareja, el deseo ajeno sigue asechando peligrosamente y el impulso está vigente. Un descuido, la subestima, la subestimación del intruso o la sobre valoración de las propias fuerzas pueden ser suficientes para trastabillar. Y en las lides del amor, un tropezón casi siempre es caída.

Para las personas que aun amando se sienten tentadas por oferta afectivas, ser fiel es un acto de voluntad, decisión y tenacidad sostenida. Para ellos la fidelidad no es ausencia de deseo (lealtad afectiva), sino autocontrol y evitación a tiempo (lealtad mental). Firmeza en los principios y balance costo-beneficio: “No pondré en riesgo mi relación. No quiero y no se justifica”, “Lo que tengo vale la pena” o “No violare mis normas de conducta”. Independiente del móvil que se argumente, la clave está en no bajar la guardia. Cuando una persona atractiva nos coquetea y se acerca indiscretamente a los umbrales de nuestra vida, ojo. Si realmente quiero defender lo que he construido, debo mantenerla lejos. Cuanto más lejos, mejor. Pero si subestimo su poder y la dejo traspasar los limites una vez, ya la cosa se pone difícil. Si no quiero caer en la droga es mejor no probarla.

Para resumir, podríamos decir que para alejar esas tentaciones, la mejor fórmula es constancia permanente y amor al por mayor. Lo demás llega solo. Es verdad que nadie está exento, pero también es cierto que unos son más inmunes que otros.

La fidelidad es posible, si verdaderamente la practicamos como una forma de vida. Ser fiel no es cercenar las ganas o la atracción natural, sino poner a trabajar la corteza cerebral para mantener y defender la relación que hemos construido con amor. Es estar pendiente (alerta, vigilante) y cuidar, más allá de cualquier duda, aquello que vale la pena cultivar.

GOZA DE LA VIDA CON LA MUJER QUE AMAS…… (Eclesiastés 9:9)

viernes, 4 de julio de 2008

EL LENGUAJE DEL AMOR.

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El amor tiene un lenguaje especial que no siempre puede verbalizarse. A veces, cuando se nos enreda la lengua y el cerebro entra en inhibición, la mirada, el guiño hablan por nosotros. Lo sorprendente es que pese a su antigüedad, el callado idioma del amor puede ser mucho más elocuente que veinte tomos de literatura romántica.

Existe una forma de descodificación afectiva donde las neuronas sobran y el corazón se hace cargo. Las claves dejan de ser lingüísticas para volverse gestuales, indiscretas y hasta desfachatadas. En el amor, las emociones desconocen la razón y se mandan a si mismas. Algo se transmite cuando estamos frente a frente con “la traga”, algo nos delata y nos pone en evidencia. Se nota y “hablamos hasta por los codos”. Y no necesariamente es rubor, tartamudez crónica o incapacidad vergonzante, sino datos invisibles. Información que no se ve, pero se siente, o mejor, se huele.

Lo cierto es que la comunicación amorosa no puede contenerse en ninguna frase (aunque los poetas se aproximan bastante), porque la letra es otra. Sus enunciados son los balbuceos, los suspiros, uno que otro gruñido bien intencionado y los consabidos alaridos. No estoy diciendo que debemos volvernos sordomudos, sino que seria interesante recuperar las primeras vías de intercambio afectivo. Acariciar, abrazar y besar son otras formas de decir. Son manifestaciones del ser que ama. Cuando se pierde el valor del dialogo, los silencios son molestos y la mímica se vuelve incomprensible. Nos cuesta entender que el amor interpersonal no sólo se vale de los órganos del lenguaje para sentar precedentes. Si estamos enamorados, todos los sentidos se aúnan para conformar un nuevo dialecto, una nueva gramática.

Sin embargo, el lenguaje natural del amor no garantiza la convivencia (Aunque debería ser así). Es probable que la haga más llevadera, más agradable y emocionante, pero no es suficiente. Esto debido a que nuestros paradigmas y expectativas, así como la manera civilizadamente errónea de procesar la información altera la conexión del emisor y el dador. Cuando la mente irracional interviene, con sus miedos, inseguridades y prevenciones, la coexistencia deja de ser pacífica para convertirse en una guerra campal. Proyectamos lo que no somos capaces de resolver y las dudas nos carcomen el alma. Nos atrincheramos y sacamos a relucir lo peor que tenemos.

Una comunicación sana, apacible y cariñosa necesita de escucha activa (tratar de entender correctamente lo que me están diciendo), atención despierta (estar con los cinco sentidos) y confianza en el otro. Cuando estos tres factores están presentes, no se requiere traductores especializados, identificador de llamada y alarma contra robo. Sin embargo, alguno de ellos no se cumple, la distorsión entra y el caos hace de las suyas.

Si acopláramos la comunicación verbal a la frecuencia, a los códigos naturales del amor y siguiéramos su ritmo (el pulso de fondo), entonces no habría tantos malos entendidos porque no habría malas intenciones. Una ternura silenciosa invadirá la relación: tendríamos muy poco qué explicar y casi nada qué aclarar.

Pongamos en práctica el amor mutuo,
porque el amor es de Dios.
Todo el que ama y es bondadoso
da prueba de ser hijo de Dios y conocerlo bien.
El que no ama no conoce a Dios,
porque Dios es amor.
(1 Juan 4:7-8)

lunes, 30 de junio de 2008

PRIVILEGIO DE POCOS?

Tener una vida maravillosa no es producto de los factores externos, dentro de sí encontrará el secreto para ser feliz, pero la mayoría de personas siempre buscamos la felicidad en factores externos, en lugar de volcar los ojos a nuestro interior. Es allí en nuestro interior, en nuestra alma donde están los sentimientos, las emociones, los pensamientos más sublimes para ser personas que disfrutemos de la felicidad, fuimos creados por amor y se nos lleno de amor. Pero en muchas ocasiones el egoísmo o quizás las heridas causadas por el abuso o desprecio de otros, han minado de tal manera que ya nos da temor dejar florecer y disfrutar de una vida en armonía y más exitosa.

Usted debe conocer personas que parecen tener una vida maravillosa, independiente de su situación económica, personal o laboral. Su secreto: desarrollaron la capacidad para manejar sabia y serenamente todas las situaciones de la vida diaria, sin que nada las altere. Pero ¿Cómo lo lograron? Las personas que parecen tener vidas encantadas no tienen un asistente mágico, ni son mejores o más brillantes que los demás. Simplemente pusieron en práctica, a conciencia o no, las actitudes, aptitudes, tendencias que orquestan circunstancias armoniosas y indiscutiblemente han llenado su vida de principios que le han formado patrones para un mejor vivir, con respeto, integridad ante Dios y la sociedad.

Si alguien aprende estas cosas en su juventud, empezará muy bien .Pero también pueden aprenderlas más tarde y disfrutar igualmente de los beneficios y, tal vez, apreciarlos más. Sin tener en cuenta en qué momento se descubren estos preceptos, ponerlos en practica le ayudará a crearse una buena vida, satisfactoria, significativa y manejable. Así es como puede empezar.

Descubra la cosas buenas que tiene en su experiencia, ¿De donde viene? ¿De qué se siente orgulloso(a)? ¿A quien ha ayudado? ¿Qué maravillosos seres humanos ha elegido ser sus amigos, o su pareja? Ese es su principal capital de trabajo. Sea consciente de él y siéntase agradecido(a) por tenerlo. No hay nada más tiste que ver a una persona que tiene amplias posibilidades de tener una buena vida, pero que simplemente no las ve.

¿Qué tanto de su tiempo, esfuerzo y atención está encaminado a tener éxito en lo más importante? Relaciones bien establecidas, y aspiraciones bien dirigidas. No es muy popular hacer énfasis en esto; parece demasiado real y demasiado peligroso para el débil corazón. No obstante, lo único que se necesita es hacer un cambio de prioridades, no tener un día con más horas. Usted puede crearse una vida mejor haciendo unas pocas cosas que todavía no hace. Tendrá tiempo para hacerlas una vez que elimine de su vida eso que no le esta sirviendo, entonces hará el resto con gran estilo.

Decida cómo es la vida que quiere llevar, esta es una idea, pero puede cambiar, cuantas veces quiera, su forma de percibir la vida ideal. En este punto, no se censure. Así como es mas fácil para los niños pequeños aprender a escribir si tienen lápices grandes y gruesos, también lo es crear una buena vida si tenemos sueños grandes y gruesos.

No se preocupe si parecen irrealizables o están llenos de contradicciones. Crear una buena vida es, en principio, un asunto espiritual. Aunque la cotidianidad tiene aspectos tan triviales como tender la cama, la base para vivir bien es una creciente convicción de que estamos aquí por una razón y un propósito. Porque a la verdad el propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes. Si deseas saber la razón de por que estamos aquí, debemos empezar con Dios. Pues fuimos creados por su voluntad y para su propósito. Escuche a su corazón. Ejecute buenas acciones para que al final del día mire hacia atrás y encuentre por lo menos un recuerdo calido o una historia conmovedora.

Tómese tiempo para brillar (pero no acapare todo, también permítale espacios a los demás para que brillen). Brillar significa ser reconocido o admirado por algo, pero no olvide que esto es cíclico, a veces brillará, pero después se opacará; es algo perfectamente normal. Emociónese con cada nueva experiencia y disfrútela al máximo.

Evite hábitos que le roben en ocasiones la paz, como hablar demasiado y sin sabiduría, dormir poco, fijarse metas irreales, decir una cosa y hacer otra, chismosear y sermonear. Identifique la montaña que le está bloqueando el camino hacia lo que desea, sea discreto (a), así se protegerá a sí mismo(a) preservará su honor y conservará su poder; amplié su mundo. No necesita de mucho dinero, sino ganas de aprender. Disfrute el amor, cultive la compasión, disfrute de su hogar, acepte la imperfección, recuerde nadie es perfecto.

No siga pensando que tener una vida llena de encanto es un asunto de magia o un privilegio de unos pocos, todos podemos hacerlo si nos lo proponemos, al rendir muestra razón delante de nuestro creador.


Dios se complace en guiarnos
para vivir una vida
de verdadera felicidad.

jueves, 19 de junio de 2008

DECISIONES !!!

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El síndrome es cada vez más común, y todos, infortunadamente, lo conocemos demasiado bien: vivimos llenos de compromisos y con frecuencia hasta quedar exhaustos. La familia, el trabajo, las relaciones sociales, las reuniones para una cosa y para otra; en fin, también cumplimos. Sin embargo, nos invade la sensación de que el tiempo no alcanza para nada y que la vida, en vez de ampliarnos horizontes, nos va estrechando el vínculo.

Muchas veces nos sentimos estancados y la situación actual es tan complicada que si tenemos el privilegio de tener un empleo, así no sea estimulante, y de contar con un techo y una familia relativamente armónica, nos sentimos tan agradecidos que preferimos dejar las cosas como están y no emproblemarnos mas. Pero ¿eso es vida? La verdad es que por muy cómodos que estemos, si no nos sentimos realizados, por disculpas que nos inventemos, lo que hacemos es vegetar. Los retos, a pesar de los miedos y temores, son fundamentales para sentir que la sangre nos corre por las venas y que estamos vivos.

Aprender nuevas cosas y relacionarnos de otra manera con el entorno y las personas, incrementa las expectativas de vida y la vitalidad. Si usted es de las miles de personas que se sienten estancadas y que definitivamente quiere darle un giro a su existencia, debe de enfrentar y tomar decisiones, pues es posible que pueda no estar yendo a ninguna parte. Para salirse de algo, hay que estar en algo, a muchas personas les aterroriza dejar lo que tiene y cambiar su rutina. Sin embargo, cuando se ven obligadas a hacerlo, porque perdieron el trabajo, les ofrecieron una oportunidad en otra ciudad o las circunstancias le llevaron a un cambio radical, terminan preguntándose por qué no lo habían hecho antes o por qué insistieron en aferrase a un esquema agotado. Por supuesto, no nos damos cuenta en que estábamos metidos hasta que lo abandonamos.

Se hace necesario tomar tiempo para si mismos y evaluar lo que estamos haciendo, esos patrones cotidianos, y ver realmente hasta que punto son productivos, de esta manera será más fácil saber cuáles son los que se deben cambiar. Se debe aclarar y definir lo que realmente estimula y trae crecimiento integral en nuestras vidas, puede ser que halla muchas cosas que se deben reorganizar; Si bien es cierto que muchas personas dicen saber lo que lo que quieren, la mayoría de la gente no tiene claro o no está segura de lo que quiere. Los más afortunados creen saber par dónde van, pero muchas veces, al confrontarse a si mismos, descubren que entre lo que piensan, lo que sienten, y lo que verdaderamente desean hay grandes abismos.

Luche a pesar de los temores y dé el primer paso. Una vez tenga idea de lo que quiere, no permita que las dudas lo saboteen. Entienda y dígase constantemente que la resistencia es una respuesta natural al cambio. Es más: la resistencia tiene muchas caras. ¿Le es familiar eso de “sí claro, pero estoy muy viejo(a) para eso” o sí pero no tengo la experiencia para eso o me falta conocimiento? Uno de los mayores errores es asumir que eso que pensamos es correcto y que esa es la verdad.

El paso crucial es cambiar la perspectiva con respeto a asumir los retos. Por ejemplo, si se quiere una promoción en el trabajo, es posible que no se la den, pero, si ni siquiera la solicita, arriesga a quedarse donde está el resto de su vida. No olvide que cuando se busca o se solicita algo, lo único que se “arriesga” es un sí, es decir, siempre hay algo par ganar.

Cualquier persona está más propensa a poner manos a la obra si está persuadida de que los beneficios valen la pena los obstáculos que debe enfrentar. Esfuérzate y se valiente, no temas ni desmayes, nos ánima Dios en su palabra, por qué dice Él yo estaré contigo en dondequiera que vayas (Josue 1:9).

Empiece por poco, pero hágalo ya. Se llega más lejos, si se mantienen planes viables en vez de pensar en extremos. Las personas se convencen a sí mismas de que debe ser todo o nada. Alguien que racionaliza algo así “como detesto mi trabajo, voy a renunciar y me voy a vivir al lado del mar”, seguramente no irá ni a la esquina. En este caso, el costo sería muy alto. Pero aun, entre más tiempo se piensa en esos términos, más tiempo permanece estancado(a). La decisión verdadera para hacer seriamente cambios en la vida es empezar a dar pasos para lograr esa meta, pero hacerlo Ya.

No se desanime, romper patrones es de las cosas más difíciles, pero cuando se sabe qué se quiere, siempre se encuentra la manera de lograrlo. Y recuerde que no está solo, si busca la guía y dirección de Dios, él mismo dice:

YO ESTARÉ CONTIGO
EN DONDEQUIERA QUE VAYAS.

viernes, 13 de junio de 2008

EN TIEMPOS DE ANGUSTIA !!!

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Hace algún tiempo decía una mujer tuve un problema con mi amiga Flor. Su esposo la había abandonado dos semanas antes, y ella lucía terrible. Sus ojos estaban enrojecidos y sus manos temblando. Lo que debí haber hecho, como amiga, era levantarle el ánimo y darle un abrazo, o llevarla a la cafetería más cercana para ofrecerle un café y un poco de compañía. En lugar de eso, comentaba esta mujer, me ofusque y le pregunté que si estaba bien, en un tono que claramente exigía una respuesta positiva. Cuando me dijo que estaba bien, con una voz vacilante, yo acogí esa pequeña y valiente mentira con una aceptación que no sólo era inapropiada sino cruel. Termino contando que después de una breve charla sobre el estado del tiempo, se despidió con un jovial adiós, y se fue, dejando a su amiga allí abrazando su dolor.

Muchas amistades aparentemente sólidas, están construidas sobre arenas movedizas. “La relación está basada en estructuras frágiles de reglas sociales no establecidas”. La idea es que la pasan muy bien juntas con “exigencias” y “motivaciones” normales. Sin embargó, cuando una de las dos personas está en crisis, todas estas reglas y con ellas las expectativas, de repente cambian, y algunos de los llamados amigos descubren que no pueden manejar la situación. A otras personas, en cambio, las aterroriza la depresión, creen que puede ser contagiosa, de manera que desaparecen antes de que el mal se propague”.

Muchas veces una pareja de amigos puede sentir que la persona que está sola de nuevo es una amenaza para sus “vidas”. Empiezan a sentirse inseguros pensando que también les puede pasar a ellos y, entonces, la tendencia es tratar de forzarle a que vuelva con su pareja o rechazarle del todo. Es un hecho triste que cuando una persona se encuentra más vulnerable y necesita confiar en sus amigos, éstos estén temerosos y se alejen. A veces los amigos desean ayudar, pero están demasiado preocupados por trazar una línea invisible entre ser un soporte y ser un intruso. Pero esto es exactamente lo que nadie quiere que pase cuando la autoestima está por el piso.

En su lugar, se necesitan amigos bien intencionados que no se sientan paralizados al tomar el toro por los cuernos y que se pregunten cómo pueden servir de ayuda. Si usted sabe que su amigo vive en dificultades, haga algo al respecto. Diga: “No estoy muy seguro(a) de cómo manejar esto, pero en realidad me gustaría ayudar”. No es bueno esperar a que su amigo(a) venga a pedir ayuda. El puede estar en casa pensando: ¿Por qué no está ninguno de mis amigos para apoyarme? Sin embargo dos personas que tienen una relación amistosa deben cuidarse de caer en la trampa de la dependencia. Los amigos bien intencionados no pueden llevar toda la carga de lo que está pasando.

Existen muchas razones por las cuales una crisis puede construir o acabar una relación. Algunas veces, la persona que está sufriendo vive rodeada de amigos que están presentes en las buenas épocas y desaparecen ante el primer signo de problema, pero la realidad es que con frecuencia, es más complicado que eso.

En muchos casos, las relaciones amistosas tambalean porque la persona en crisis falla en la forma de exponer sus necesidades. “Usted tiene que pedir ayuda, no trate de sobrellevar solo(a) una dificultad. Mientras algunas personas descubren que un amigo en necesidad es un “ex amigo”, otros afrontan las crisis formando vínculos más fuertes y más profundos que antes.

Saber escuchar es la clave para ser un buen soporte en una crisis; sin embargo, no es tan fácil como parece. No se sienta obligado a tener una solución, a veces sólo escuchar puede ser de gran ayuda, anime a su amigo para que se desahogue con preguntas que requieren más que un sí o un no como respuesta. Reconozca lo profundo de su sufrimiento, aunque usted nunca lo haya experimentado.

EN TODO TIEMPO AMA EL AMIGO,
Y ES COMO UN HERMANO
EN TIEMPO DE ANGUSTIA.

(Proverbios 17:17).

viernes, 6 de junio de 2008

PERDER O GANAR !!!!

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PERDER O GANAR


Independientemente de los buenos propósitos de algunas instituciones y personas, nuestra cultura enfatiza la competencia en todas las formas concebidas. Desde la compulsiva estimulación temprana hasta la vida laboral adulta, pasando por los colegios y las universidades, la rivalidad está presente. Ser “el mejor” es algo que se alienta y promulga abierta y conscientemente. Es más importante destacarse, que estar en paz. Es más apetecido el primer puesto, que vivir alegremente. No se educa para ser feliz, sino para triunfar en la pugna.

Llegar de primero es mucho más relevante que enamorarse. La medalla de oro tiene más peso que escribir un libro. Perder una materia impacta mucho más que perder un amigo. Concursar, dominar y salir airoso es el sueño de todo joven.

Se define al “éxito” cuantificando su posición en cierta escala de logros. Se le emula y se le coloca como ejemplo a seguir: El héroe es el que obtiene la más alta posición. Nunca decimos: “Mira... ese hombre está contento haciendo lo que hace”, “esa persona no es egoísta” o “esa mujer hace lo que quiere y lo disfruta”. Lo que transmitimos es un mensaje contaminado: el más y el menos. “La más bonita”, “el más rico”,”el más alto”,”el más malo”,”el menos inteligente”, o “el peor”. Los extremos generan en nosotros una extraña fascinación, y lo que es más grave, los proclamamos a sangre fría, sin atenuantes ni modulaciones.

La ganancia del que compite debería ser un valor agregado al quehacer mismo y no la meta principal. Perder, debería ser una oportunidad para aprender y no una manera de aniquilar la autoestima.

El buen ganador siempre saca a relucir su humildad, Y no me refiero a la falsa modestia de decir:”No fue nada”, sino a no dejarse contaminar por la victoria y a respetar al contrincante: ni vencedores ni vencidos (la contienda se acaba ahí y adiós). Reconoce el esfuerzo, pero no se vanagloria de él, no lo exhibe. No renuncia al triunfo, pero podría desprenderse de él si fuera necesario. Tampoco se trata de sentir culpa por ganar (si se entró al certamen no era para perder), sino de mantener los humos a raya. Pero ¿le enseñamos a nuestros hijos a saber vencer?.

Por su parte, el buen perdedor reconoce la derrota a lo lejos. No se empecina irracionalmente. Depone las armas oportunamente y en paz. Sabe que nunca estará en juego su esencia o su autovaloración (“Soy mucho más que mis resultados”), por eso ve las pérdidas con beneficio de inventario. No hay envidia se felicita al contrario. El que aprendió a perder sabe muy bien que la esperanza, a veces, es lo primero que hay que desechar. Y al igual que el buen triunfador, maneja una amnesia saludable para los reveses. Saber perder no implica darse por vencido antes de tiempo, sino a tiempo. No significa escapar cobardemente, sino persistir solamente cuando se justifique. Es tener el calculador de probabilidades afinado y las batallas bien calibradas. Pero,¿le enseñamos a nuestros hijos a perder?.

Ya que promocionamos en la juventud la mala costumbre de la confrontación permanente y la conquista por la conquista, al menos deberíamos tener el pudor (o la vergüenza) de humanizar la competencia.

Ganar con nobleza y perder con dignidad, y quién sabe, en una de esas, la comparación quede de última. Estar unánimes, sintiendo una misma cosa… nos aconseja la palabra de Dios, haciendo énfasis en que:

Nada hagáis por contienda o por vanagloria;
antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás
como superiores a si mismo,
no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros.
(Filipenses 2:3)

por Henry Leguizamo

miércoles, 28 de mayo de 2008

LA EFICACIA !!!!

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LA EFICACIA
Poseer las habilidades para hacer algo bien no es suficiente, también se requiere de la confianza y la convicción de que sí es posible alcanzar los resultados esperados. Sin la confianza en uno mismo, las metas se alejan.

La capacidad de ser eficaz se refiere a qué tan capaz se siente una persona de lograr exitosamente lo que se propone: Es la opinión que tenemos frente a nuestras propias capacidades y de la que dependemos para salir airosos. No es aptitud, sino actitud.
Podemos disponer de las destrezas necesarias para competir, pero si la confianza en si mismo falla, el fracaso no tardará.

Ahora debemos hacernos una pregunta ¿realmente se lo quien soy? Hemos sido formado a la imagen de Dios, entonces ¿Conozco lo que Dios espera de mí? ¿Tengo claro quien soy en Dios?.

El nos ha equipado con talentos maravillosos, con la capacidad de lograr muchas cosas, sus palabras nos confrontan, a un nivel alto, a que remontemos en las alturas sin vacilar. (A los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis...) Isaías 35:4.

Es necesario confiar en nuestras capacidades, Y no estoy defendiendo el optimismo irracional que caracteriza a las personas poco realistas, sino atacando el pesimismo crónico. No creer en uno mismo es la máxima expresión de la baja autoestima.

Los que sufren de baja confianza en poder lograr las cosas, escapan ante el menor problema, Son poco persistentes, fatalistas y escépticos (Tiran la toalla antes de tiempo). Son perdedores por naturaleza, melindrosos y blandengues.
La ineficacia percibida (“Soy incapaz de….”) es raíz de casi todos los trastornos de ansiedad .La ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y las fobias, tiene su origen en un esquema temprano de vulnerabilidad al daño. Lo que determina la sensación de impotencia no es solamente el peligro en sí, sino el no disponer de las estrategias adecuadas para enfrentarlo. En otras palabras, el miedo no sólo depende del estímulo amenazante, sino de los recursos para hacerle frente y de estar consciente de ellos.

La causa de la baja autoeficacia hay que buscarla en la sobreprotección infantil y en los padres aprehensivos. El cuidado excesivo lleva implícito un doble mensaje:”Te amo” y “No eres capaz” (o “El mundo es tan inquietante y difícil de sobrellevar que requieres un guardaespaldas permanente”). Es mejor utilizar un contenido más alentador: “Te amo y voy a soltarte de a poco, para que aprendas y puedas hacerte cargo de ti mismo”.

La confianza en uno mismo puede fortalecerse siguiendo algunas estrategias básicas: Como eliminar del vocabulario interior la frase de “no soy capaz”. Es mejor también no recordar solamente lo malo ni hacer de la memoria una forma de masoquismo, procure asegurarse de que las metas son alcanzables y justificables, para no perseguir un imposible, y tratar de no evitar o postergar la solución de los problemas. (Recordemos que cada vez que desertamos, a la estima le salen moretones).

Una buena autoeficacia crea inmunidad y sentimientos de seguridad. Si la meta que quieres obtener es posible, si hay convicción de que es la voluntad de Dios, y que es conforme a sus propósitos, y realmente es vital y trascendental para tu vida, vuélvete testarudo y perseverante hasta el cansancio (sana eficacia); y si es imposible de alcanzar, destruye la quimera y aprende la honrosa cualidad de saber perder (sana resignación). La tenacidad nada tiene que ver con la necedad.

..Dios esta contigo,
tú que eres esforzado y valiente.
(Jueces 6:12)

por Henry Leguizamo

lunes, 26 de mayo de 2008

ESFUÉRZATE !!!!!

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ESFUÉRZATE

Cree en ti y en tu visión del futuro. Rodéate de aquellos que te ayudarán a alcanzar la meta. Mantén vivo tu sueño a pesar de los desafíos que acechan por tu camino. Siempre habrá algunos que intentan robar tu sueño con críticas.

No entienden aquello que te impulsa a llegar más allá. No hay derrota en la inercia ni tampoco hay éxito. Sólo si corres los riegos que los demás temen podrás alcanzar la excelencia. Los cambios pueden ser aterradores, pero sólo a través de ellos podrás crecer. Sólo si te desafías con lo que parece imposible podrás saber cuánto sabes alcanzar. Sólo una es la clave del éxito; persevera hasta triunfar.

Es posible que mucho debas cambiar, pero tú puedes hacerlo. La semilla de la excelencia está dentro de ti. Aliméntala, y no habrá nada que no puedas hacer…


Mira que te mando que te esfuerces
y seas valiente; no temas ni desmayes,
porque Dios estará contigo
en dondequiera que vayas.

(Josué 1:9).

por Henry Leguizamo

EL AUTORRESPETO.

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EL AUTORRESPETO

Nuestra cultura pondera mas el “sí” que el “no”. El “si” esta asociado a amabilidad, comprensión y tolerancia, mientras el “no” lo referimos a antipatía, egoísmo e intransigencia. Enseñamos la actitud de servicio, la ayuda y la generosidad, como valores determinantes de todo humanismo, y desestimamos los que se oponen, rehúsan o simplemente protestan. Sentar precedentes y manifestar el “disconfort” no es bien visto, al menos para los que quieren congratularse con el orden establecido.

Esta manera de “caer bien” y evitar la expresión de desacuerdos, ha creado una filosofía de la mansedumbre. Admiramos la sumisión y el silencio cómplice: Agachar la cabeza es símbolo de “queridura” no importa que nos la corten. Confundimos sencillez con subyugación, y no es lo mismo. La persona que practica la humildad sanamente, se inclina a veces, pero no se quiebra. Es dócil hasta que toquen sus principios, porque la querencia tiene un límite: el de la Dignidad Personal.

La cultura del sometimiento persigue, al menos dos objetivos. Por una parte intenta apaciguar o agradar a los otros (miedo). Por otra, sentirse “bueno” y limpio. Sin embargo, bondad no es autocastigo, porque el amor siempre empieza por casa “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”. Solamente en el autorrespeto, está el respeto al prójimo.

Nadie niega que a veces el prójimo es mas importante que uno y que si hay amor de por medio estamos dispuestos a entregar la vida si fuera necesario. Pero aun en los actos mas desprendidos de altruismo, el decoro está presente. Puedo reconocer mis defectos o incluso capitular, pero sin denigrar de mi mismo. (Valorarse a si mismo, es importante).

No estoy promulgando la insensibilidad y la avaricia, sino la defensa de los derechos personales. Tengo el derecho a decir “no”, a expresar desacuerdos, a oponerme, a ofuscarme, a expresar sentimientos negativos y ser consecuente con mis creencias. Obviamente no tengo que violar los derechos ajenos para ejercer los míos. Simplemente se trata de moverme dentro del territorio de mis valores y al mismo tiempo ser compasivo. Si transo con mis principios, ¿Qué queda de mí?

Cuando en situaciones no negociables, decimos “si”, queriendo decir “no”, algo desagradable ocurre en nuestro interior. Algo se rompe. Un dejo de vergüenza nos levanta a medianoche, esquivamos los espejos y la mirada interior se vuelve insoportable. Y cuando consultamos con la almohada, sólo queda la sensación desagradable del autorreproche: ¿Por qué no dije no?

En muchas situaciones somos incapaces de defendernos de los aprovechados. Preferimos callar, aunque nos de úlcera.En otras circunstancias, aunque la consecuencia sea funesta, nos cuesta decir “no” (Por ejemplo, negarse a consumir drogas).

La asertividad es la capacidad que tienen las personas para defender sus derechos personales, sin violar los ajenos. La asertividad es autoafirmación y honorabilidad para con nosotros mismos. Es un acto de autoestima. Es sentar el precedente de que el amor no es obediencia debida y menos en situaciones que pasen por encima de nuestros valores y respeto.

En cuestiones intrascendentes déjelo pasar (no tiene sentido ser un rebelde sin causa) En lo fundamental, diga lo que verdaderamente piensa y siente. Expréselo. Con respeto, empatía y hasta con una sonrisa si le queda aliento (lo cortés no quita lo valiente), pero no se quede callado. El arte de ser asertivo es la habilidad de balancear los derechos y deberes sin enredarlos. Es la ciencia compleja de crear un espacio de convivencia respetuosa, donde los demás están bien, PERO TÚ TAMBIEN.

Estad siempre preparados
para presentar defensa con mansedumbre
y reverencia ante todo el que
os demande razón de la esperanza
que hay en ustedes
.
(1 Pedro 3:15).

por Henry Leguizamo

jueves, 22 de mayo de 2008

LA FIDELIDAD


LA FIDELIDAD


Una persona fiel o leal es aquella que se mantiene constante en sus afectos o en el cumplimento de sus obligaciones. Fiel es aquél que no defrauda la confianza que se deposita en él.

La fidelidad limita con la gratitud, la persona leal ha recibido un bien de otro y no olvida. Dichoso aquél que puede dar sin recordar y recibir sin olvidar. Infiel es el que traiciona, el ingrato que olvida y prefiere las 30 monedas. Como el pobre Judas.

La fidelidad precisa de la memoria pero también de la voluntad, porque la fidelidad es también virtud de permanencia, de constancia. En un mundo donde todo cambia, donde todo fluye, donde nunca el mismo hombre se baña en el mismo río, sólo es posible mantenerse en lo mismo gracias a la memoria voluntaria que es la fidelidad.

La fidelidad en el ámbito de la pareja se une a exclusividad. No es así en otros ámbitos como en la amistad, donde ser fiel a un amigo no significa tener un solo amigo; o en el de las ideas dónde ser fiel a una idea no es tener una sola.

Pero, ¿qué significa ser fiel a la pareja? Es inevitable el deseo, pero la satisfacción de mi deseo no puede llevar al sufrimiento a la persona a la que amo, a traicionarla, a poner en riesgo nuestra historia. Una pareja no es pareja sólo porque mantengan relaciones íntimas, o porque vivan juntas. Una pareja es tal si entre ellos hay amor y duración.

La pareja es algo muy valioso y por eso no puede fundamentarse en la pasión, eso sería confiarla a algo demasiado efímero y que casi siempre declina. Si la pareja es amor que dura, entonces es la fidelidad su fundamento, porque el amor sólo dura si hay memoria y voluntad. La fidelidad es esa mezcla de confianza y gratitud a un amor recibido y dado, a un amor compartido. Fidelidad es memoria y es historia, pero también es voluntad y presente.

Pondré mis ojos
en los fieles de la tierra,
para que habiten conmigo;
sólo estarán a mi servicio
los de conducta intachable.

(Salmos 101:6)NVI.

Por Henry Leguizamo


lunes, 12 de mayo de 2008

ACUÉRDATE !!!!

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Acuérdate

Considerando la historia de la Humanidad se hace evidente la gran paradoja de nuestro tiempo. Que tengamos edificios más altos pero el espíritu tan bajo; autopistas más anchas, pero puntos de vista tan estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos; compramos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas; más comodidades, pero menos tiempo. Tenemos más diplomas, pero menos sabiduría; más conocimientos, pero menos criterio; más expertos, y sin embargo más problemas; más medicina, pero menos salud.

Bebemos mucho, fumamos mucho, gastamos imprudentemente, reímos poco, conducimos muy rápido, nos enojamos demasiado. Nos acostamos muy tarde, nos levantamos muy cansados, leemos poco, vemos demasiada TV, raramente oramos.

Hemos multiplicado nuestro patrimonio, pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos muy poco, y odiamos con demasiada frecuencia. Hemos aprendido a ganarnos el pan, pero no una vida. Hemos agregado años a la vida pero no vida a los años. Hemos ido y vuelto de la Luna, pero tenemos dificultad para cruzar la calle para saludar a un nuevo vecino.

Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior. Hemos hecho cosas más grandes pero no mejores cosas. Estamos saneando el aire, pero contaminado el alma. Conquistamos el átomo, pero no a nuestros prejuicios. Escribimos más, pero aprendemos menos. Planificamos más, pero realizamos menos. Hemos aprendido a agilizarnos, pero no a esperar.

Construimos más computadoras para acumular más información, para producir más copias que nunca, pero nos comunicamos cada vez menos. Estos son tiempos de comidas rápidas y digestiones lentas, de grandes hombres y personalidades pequeñas; de altos dividendos pero relaciones superficiales.

Estos son los tiempos de dos sueldos pero más divorcios; lujosas casas pero hogares con grietas. Acuérdate de pasar más tiempo con aquellos a quienes quieres, porque no estarán a tu alcance por siempre. Y acuérdate de decirle algo cariñoso a alguien que te está observando con admiración, porque esa personita crecerá pronto y se alejará de tu lado. Dale un fuerte abrazo al que tienes cerca tuyo, porque eso es lo único valioso que podes ofrecer desde tu corazón, y no cuesta ni un centavo.

Acuérdate de decirle “te quiero” a tu cónyuge y a tus seres queridos, pero sólo si eso es sincero. Un beso y un abrazo curarán cualquier herida cuando salen de lo profundo. Acuérdate de tenerte de la mano y apreciar la ocasión, porque puede llegar el momento en que esa persona no vuelva a estar allí. Date tiempo para amar, date tiempo para hablar, y date tiempo para compartir tus pensamientos.

Y finalmente, acuérdate siempre que la vida no se mide por la cantidad de veces que respiras, sino por los momentos que te quitan la respiración.

por Henry Leguizamo