domingo, 20 de septiembre de 2009

LA TIMIDEZ

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La timidez se manifiesta en la dificultad para conducir con naturalidad y aplomo en situaciones sociales, como hacer uso de la palabra en público, entablar conversación con personas del sexo opuesto, hablar con el jefe y personas importantes, participar en una reunión, solicitar directamente un favor personal. El tímido es muy sensible a la crítica. Con facilidad se siente herido en sus sentimientos.

En una fiesta no hallará qué hacer, se siente incómodo. En vez de divertirse como los demás, se aburre conversando con alguna persona, aunque no sea de su agrado, aparentando que le interesa la plática.

Para perder este miedo escénico, es necesario que tomemos valor para hacer aquello que nos provoca este temor. Si nos da miedo hablar en público, por ejemplo, debemos aprovechar toda oportunidad que se nos presente para hacerlo. Aun cuando al comienzo no salgamos bien librados en este empeño, a medida que lo intentemos lograremos mejores resultados.

Es saludable que nos amemos y respetemos. Eso nos dará la confianza que necesitamos para relacionarnos con naturalidad con los demás. Recordemos decirnos: “Nadie es superior a mi”. Nadie es inferior a mi”. Miremos a los ojos y sonriamos cuando hablemos con otras personas. Mantengamos la barbilla ligeramente en alto. No bajemos ni desviemos la mirada.

Si en una conversación no hallamos qué decir, hagamos preguntas que animen a nuestro interlocutor a referirse a cosas de su interés. Escuchemos con atención a quien nos habla. La gente valora más a los que saben escuchar que a los que hablan mucho. Recordemos: “El arte de conversar es, ante todo, el arte de escuchar”.

No temamos equivocarnos, decir algo impropio o inoportuno. Ningún ser humano es perfecto. Todos “Metemos la pata” de vez en cuando. Seamos capaces de reírnos de nuestros propios errores y traspiés. No tomemos todo como cosa de vida o muerte, ni hagamos una montaña de un granito de arena.

Aceptémonos a nosotros mismos. Reconozcamos que es natural que tengamos algunas limitaciones. La aceptación de nosotros mismos no es conformarnos con lo que somos. Es el punto de partida para emprender, sobre una base real, un programa de desarrollo personal, buscando el fortalecimiento de nuestras cualidades y la superación de nuestras debilidades y limitaciones.
Nos dice Dios en su palabra:

Soy yo mismo el que los consuela y ayuda…
¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
a simples mortales, que como hierba son tratados?
(Isaías 51:12)NVI.

lunes, 24 de agosto de 2009

TIEMPO

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El que quiere besar busca la boca, dicen los abuelos con frecuencia. Y nada es más cierto. El que quiere algo, lo busca o al menos lo intenta. ¿Quién no ha recibido alguna vez la respuesta “Es que no tengo tiempo”, a peticiones tales como: ¿Cuándo nos vemos? O ¿Por qué no me escribes? La negación de disponer de tiempo es posiblemente la mentira más ampliamente utilizada. Todos tenemos tiempo, pero éste va del brazo con nuestras prioridades. Quizá, mas que mentira, se le podría llamar frase sin acabar y sin empezar: No es que no tenga tiempo, es que ¡No tengo tiempo para ti!

Es una cruel negación. Uno quiere creer que quizá esa persona esté tan ocupada que de veras no pueda verte, pero no. No, y no. En otras palabras, te podría decir: Es que no eres lo bastante importante, ¿sabes? Por encima de ti está darme un baño, dormir un poco, ver la televisión, ir al gimnasio, leer un rato, chatear, salir con mis amigos y sólo si después de eso me quedan ganas y un espacio de tiempo que no sé con que rellenar, vas tú. Así que, es muy difícil que te toque.

Y el ejemplo no vale sólo para esa persona que te deja sin respiración en cuanto la ves. Vale también para tu mejor amiga, para tu vecina, para tu madre, para tu hermana, para tu novio(a). Si oyes el no tengo tiempo como respuesta a alguna de tus proposiciones o peticiones, sabrás en qué estima te tienen: baja. Para ellos eres completamente prescindible y ocupas un lugar tan bajo en su lista de de prioridades que, más que prioridad, encabezas la lista de molestias. Aunque suene duro, es mejor que te vayas olvidando de todo el que te diga: Lo malo es que “no tengo tiempo” es una excusa archiutilizada. Eso sí, al que te diga “Cuando quieras”, sujétalo contra viento y marea, contra lluvia y huracanes.

¿No me crees? Haz memoria. Seguro que te queda algo que hacer y disfrutar con alguien y lo único que haces no es más que posponer y posponer. Hasta que tengas tiempo. Es decir, hasta que te hayas hartado de hacer todo lo que te place y un día te veas mirando al techo pensando qué carrizo hacer y de pronto se te ocurra: Voy a llamar a menganita, seguro que empezarás con la mentira….Ayayay perdona que haya pasado tanto tiempo sin llamar. Es que he estado muy ocupado(a). ¿Sí o sí?

Recuerda, que el tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que sufren, demasiado corto para aquellos que gozan y demasiado bello para aquellos que aman.
Justificar a ambos lados


Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora…
Tiempo de edificar….
Tiempo de abrazar…
Tiempo de amar…
Tiempo de paz.

(Eclesiastés 3:1-8)

miércoles, 19 de agosto de 2009

¿PERDONAR?

Hoy quiero hablarles sobre el perdón. El perdón no es un mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió, si no para que yo sea libre de la amargura que aquella persona dejó en mi corazón.

Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de haberme dañado, porque mi intención al perdonar no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que tenga paz espiritual.

Tu y yo necesitamos decidir perdonar para ser libres de las heridas del alma.

Cuando tu decides perdonar a alguien, es indispensable que lo confieses con tu boca, no pienses el perdón, habla el perdón, no importa que estés solo, quizá vas en tu automóvil escuchando música y piensas ¨yo necesito perdonar porque quiero ser libre¨, pero no es suficiente que lo pienses, hay que confesarlo con tu boca y alojarlo en tu corazón.

Lo importante es decidir perdonar, quizá sea difícil dar el primer paso, pero entiende que es mejor hacerlo ahora que seguir mortificandote por algo que ya pasó.

¿Te cuesta perdonar? Sucede esto: el que se da por ofendido o es ofendido, el que se resiente, el que odia tiende como un puente entre él y el que es objeto ­ de sus resentimientos y odios. Ese puente está hecho de resistencias mentales y emocionales que ponen al sujeto que las padece dentro de un círculo de fuego verdaderamente infernal, lo que ocasiona gran sufrimiento ¿Qué hacer? Perdonar.

Perdonar es, ¨quebrar esos vínculos y desligarse, extinguir esos sentimientos como quien apaga una llama¨. Y hay que hacerlo cuanto antes porque el que almacena en su corazón resentimientos, odios, deseos de venganza es como quien ingiere veneno: se autodestruye mientras sufre insensatamente.

Se habla de dos clases de perdón: el intencional o de voluntad y el emocional; el primero es relativamente fácil de darse en mucha gente basándose en principios religiosos y morales; el segundo cuesta , pues equivale a ese proceso de ir curando poco a poco la herida que el supuesto ofensor y su ofensa han dejado en el alma.

El perdón es ver el aprendizaje, la enseñanza; porque yo atraje esa persona o situación a mi vida si yo soy la fuerza creadora, para algo yo lo atraje y trabajando on el perdón, lo libero y dejo partir el resentimiento, la rabia, la desesperanza, la depresión.


Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano
que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete,
sino aun hasta setenta veces siete.
Mt: 18:21,22

lunes, 13 de julio de 2009

EL CAMBIO INTERIOR

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Tantas veces nos juzgamos a nosotros mismos o peor aún dejamos que otros nos juzguen por estándares irreales o medidas no siempre posibles de llenar, medidas que otros exigen pero no cumplen, o que nosotros mismos nos imponemos. Contemplando y viviendo tiempos anormales, tiempos donde todo esta cambiando, conmoviéndose y perdiendo el orden, es de pensar que la mayoría de personas están desorientadas. Bajo este tipo de circunstancias lo programado, planificado y esperado no se puede dar basado en las expectativas de un orden antiguo; de lo que ayer era una realidad pero que no lo es.

Los cambios externos o de comportamiento no ocurren sin que antes ocurra un cambio interno, es por esto, que lo primero que nos debemos a nosotros mismos en este tiempo, es el permiso de dejar de juzgarnos y empezar a ver las perdidas, los fracasos o las caídas como instrumentos capaces de aplacar éxitos transcendentales. Si logras percibir, ver visualizar, palpar y creer, dejándote de quejarte, podrás entender que muchas veces “perdiendo se gana”. Podrás revertir una perdida en ganancia y transformar todo en bendición. Debemos aceptar el aprendizaje y agradecer los retos, soltar los resultados y dirigirte a lograr la creatividad e inteligencia.

Hay un relato sobre una prueba fuerte que le sucedió a un hombre llamado JOB (Job 1:1). Su trabajo se logro con una victoria espiritual y emocional primero: Este hombre era un hombre muy respetado en su comunidad, económicamente era afluente, pero además de esto tenia la reputación de ser un hombre integro, y de buena moral. En su comunidad las personas lo buscaban para recibir consejo. Tenía a una esposa y numerosos hijos que amaba y era feliz. Un día luego de un incendio perdió sus tierras y su ganado. Luego se derrumbo su casa matando a sus hijos. Su esposa deprimida y devastada, solo quería que Job maldijera a Dios y muriera (Job 2:9-10). Así Sin el apoyo de su esposa y habiendo perdido a sus hijos, Job cayó enfermo de sarna. Sus amigos viendo su estado tan deplorable; insistieron en argumentar que Job había cometido un pecado y que estaba siendo castigado por Dios.

El relato prosigue con la lucha mental de Job, creyendo en su propia inocencia, pero cuestionando la injusticia de su devastación. Un Job deprimido y confuso por fin acepta su situación, sin criticarse y sin renegar de Dios y encuentra respuesta. Como niño le pide perdón a Dios diciendo: “Yo conozco que todo lo puedes, que no hay pensamiento oculto de ti….hablaba lo que no entendía….cosas demasiadas grandes para mi, que yo no comprendía…óyeme y yo te preguntare, y tu me enseñaras. De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:1-5). Job se corrige, dejando de juzgar su condición presente, soltando sus estándares previos, no dejándose medir por sus amigos con buenas intenciones pero malos preceptos, que juzgan el éxito y el bien según lo que ven. El acepta recibir y oír la enseñanza que Dios le da con el tiempo, y con esto abre la puerta para un éxito mayor. Termina mostrando como Dios le aumento al doble todas las cosas que había sido de Job. Sus amigos vuelven a él para aprender de su experiencia y él logra con mayor fuerza ser un estándar para otros.

Perdiendo se gana si no nos juzgamos según nuestra condición presente, si determinamos aprender y cambiar, si aprovechamos cada prueba o cada fracaso para corregirnos, para acelerar nuestro aprendizaje, si dejamos de medirnos o aceptar la medida de otros, que es según vista. Determina tu éxito desafiando los tiempos, dando gracias por lo que hoy estas aprendiendo, aceptando aun la dureza de la prueba, que trae verdadera enseñanza y logros. Decide cambiar cada aspecto de tu vida que ya no te sirve y empieza a servirte de los tiempos. ES TIEMPO DE APRENDER PARA CAMBIAR.

Todo tiene su momento oportuno;
hay un tiempo para todo
lo que se hace bajo el cielo…
(Eclesiastés 3:1)

jueves, 25 de junio de 2009

APARIENCIAS

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Vivimos la vida como una actuación. Cada día se nos impone con mayor fuerza la cultura de la apariencia, del que dirán. Regalamos por cumplir, por no quedar mal, porque todos lo hacen, no por agradar.

Manejados por la publicidad y las propagandas, compramos no lo que necesitamos, sino lo que el mercado necesita que compremos y para que nos vean los demás. No para nosotros realmente. Decimos que nos divertimos mucho en la reunión, porque se espera que digamos eso, que nos gustó mucho la película publicitada, que todo el mundo dice que es muy buena, aunque nos hayamos aburrido soberanamente al verla, aplaudimos porque todos lo hacen, sonreímos sin saber porque, cuando todos lo hacen.

Cada día son menos las personas que se atreven a vivir, a ser dueños de su propia vida, a quererse. La mayoría viven para los demás. El televisor, las costumbres, las modas, el que dirán.

El que dirán constituye una agobiante preocupación que se abate sobre muchas personas. Es como una especie de terror a hacer el ridículo, de obsesión por ser como todos, a seguir el camino que siguen todos, a trabajar en lo de todos, a no romper esquemas porque “no somos capaces de hacer aquello que los demás no hacen para llegar a tener lo que los demás no tendrán”. Por ello hacemos mayor ostentación de lujos a o de originalidad y en la mayoría de los casos preferimos esto, antes que invertir en nosotros mismos, en nuestra salud tanto física como mental y espiritual, en sentirnos a gusto en estar bien con nosotros mismos.

Lastimosamente nos centramos en: “Ir allí adonde va todo el mundo” “Hacer lo que todos hacen” “Aplazar lo bueno, lo que nos mejora la salud física, espiritual, a cambios de adquirir apariencia
inmediatamente” “En pensar como todos”. Una de estas suele ser la razón. “¿Qué quiere que haga? Es lo que hace todo el mundo”.

Si lo han rechazado por la sencilla razón de que no viste con ropa de marca, diseñada por diseñadores famosos y lo tildan de “Mal vestido”, no se preocupe, solo tiene que sacrificarse y dejar de comer si es posible durante un mes, tal ves así pueda reunir para comprarse aunque sea una pieza de marca, la cual se tiene que poner cada vez que visite a sus amistades, también puede comprar ropa de imitación y hacerla pasar por original, simplemente consiga etiquetas de ropa de marcas y cósalas en su ropa de imitación. Así se sentirá bien aunque este enfermo. Vivir una vida de mentira, es no vivir. Vivir una vida imaginaria o aparentando lo que no es, es vivir estando muerto, es en definitiva no quererse.


Por eso les pido que no se crean
mejores de lo que realmente son.
Más bien, véanse ustedes mismos
según la capacidad que Dios
les ha dado como seguidores de Cristo.
Romanos 12:3 (Biblia Lenguaje Sencillo)

jueves, 28 de mayo de 2009

TRISTEZA O DEPRESIÓN...

Ponerse unas gafas negras y ver todo oscuro, así es como puede explicarse la depresión, un trastorno que deteriora la vida y hace que la visión del mundo sea negativa. Puede producir cambios en el plano cognoscitivo y altera las emociones, afecta todo tipo de personas, especialmente aquellas con antecedentes familiares que en su infancia carecieron de amor, que han tenido que vivir experiencias traumáticas o que no han podido superar una pérdida afectiva. Aunque todos los seres humanos tienen una fuerza en su personalidad para afrontar las dificultades, no todos poseen la misma capacidad para adaptarse a las pérdidas.

Por esta razón, con el tiempo entran en un estado depresivo que puede afectar su estado de ánimo, viven ansiosos o con vacíos que pueden durar semanas, perdida de interés o placer en las mayorías de las actividades, viven con sentimientos de insignificancia, desesperanza y culpabilidad. Pueden tener cambios en los hábitos de sueño, sentir cansancio, pérdida de energía, sensación de lentitud, agitación, inquietud, irritabilidad, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, pensamientos frecuentes sobre la muerte.

Es importante diferenciar entre la tristeza y la depresión. La primera es un estado normal que se presenta en la persona ante eventos como la perdida de un ser querido, el abandono del ser amado, la perdida de la libertad. Se desarrolla durante un corto periodo de tiempo, es pasajera, su proceso de recuperación es más fácil en el ser humano. Mientras que la depresión es un trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundas. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente, que se presenta cuando los límites de la tristeza se sobrepasan. Es un problema de largo tiempo en el que la visión del mundo circundante se estrecha hasta el punto que se distorsiona la realidad.

Una persona depresiva no hace planes para el futuro pues todo lo ve oscuro, generalmente queda en el pasado y se arrepiente de lo que ha hecho en su vida. La depresión se constituye en factor de alto riesgo, que puede llevar a una persona a pensar en el suicidio, muchas veces por factores económicos o separaciones no deseadas, entre otras.

En muchas ocasiones pese a que los síntomas de la depresión son bastante claros, la mayoría de personas afectadas no consultan o no buscan ninguna clase de ayuda, Pero seria apropiado reflexionar en esto: ¿Quién te dijo que tus problemas no tienen solución? No dejes que los problemas o las crisis condicionen tu vida. Entiende que eres único y que Dios te ha dado una capacidad creativa, dones, talentos, y otras habilidades para solucionar los problemas y puedas bendecir a quienes te rodean. Con un nuevo nivel de pensamientos podrás ver posibilidades en tu vida en vez de imposibilidades. Dile adiós al estrés, ansiedad, depresión, miedo, temor, porque en ti habita El que te ha hecho más que vencedor sobre todas estas cosas.

Haz un alto a la ansiedad y descubre claramente cual es el problema. A veces lo que tu crees que es el problema no es el problema. Hazte preguntas: ¿Qué es lo que está mal? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver? ¿Cuál es mi responsabilidad en el problema? Se específico, no des vueltas ni caiga sen suposiciones. Para los casados, no hay problemas matrimoniales, solo problemas personales. Colócate metas específicas. ¿Qué me gustaría que ocurriese? ¿Cómo se ve con el problema resuelto? Expande tu imaginación. Piensa en todas las ideas que sean posibles para solucionar el problema. Piensa en posibilidades. Haz muchas preguntas. Olvida la “crisis” por un momento y diviértete pensando como sería tu vida sin ese problema, pregúntate ahora: ¿Qué me falta para solucionar el problema? ¿Qué me impide solucionarlo? Toma acción sobre tus pensamientos.

Una vez encontrado lo que falta para solucionar el problema, diseña un plan de acción que te lleve a esa vida que quieres lograr. No te quedes en el papel. Haz lo que tengas que hacer: perdonar, amar, servir, honrar, disciplinar, perseverar, pagar, trabajar. No te rindas hasta ver tu problema resuelto. Adquiere sabiduría, la sabiduría viene de Dios y a El debemos buscar para que nos ayude en cada paso. Todavía hay respuestas y soluciones. Realmente ¡Naciste para Ganar!


“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:37)

lunes, 27 de abril de 2009

Cuando se acaban los caminos...

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Cuando se cierran todas las puertas, cuando todos los caminos acaban, y te sientes perdido (a), cuando tu vida ha llegado en un punto donde la duda y la incertidumbre te atacan... cuando no sabes qué hacer, cuál es el próximo paso a dar...

Cuando, las nubes grises se han llegado a instalar sobre tí, y el sol brilla muy lejos, y el ánimo se pierde. Y el silencio, la oscuridad, y el frío es todo lo que tu quisieras sentir. No decaigas, no dejes que el desánimo te acongojen. No permitas que la tempestad vuelque tu barca. Es aquí, donde se prueban las promesas, es aquí donde sabemos de qué madera estamos hechos, es este momento cuando nos damos cuenta de la inmensa misericordia de un Dios, que aunque no se vea humanamente, aunque no podamos sentirlo y las circunstancias nos lo alejen (según nosotros), El está más cerca, sosteniéndonos de su mano.

No hay ninguna circunstancia que se le salga de las manos a Dios acerca de sus hijos. Dios es dador de vida, de vida eterna, así también de amor, y esperanza. Su tiempo no es el nuestro, ni sus caminos, los caminos del hombre. Pero al final, como dice la palabra, todas las cosas ayudan a bien, a aquellos que le aman (Romanos 8:28).

No te sientas perdido (a), no pienses que acá acabó todo. Levántate y resplandece, que tu salvación está por llegar. Y sea cual fuere la senda que te toque caminar, para llegar a tu redención, no dudes por un momento, que al final de la misma, está Dios y su misericordia.

Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.

Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

Salmo 103:11-14

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 18 de abril de 2009

A través de tu ventana...

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Cuenta la historia que existía un hombre que cada día, miraba al jardin de su vecino, y se ponía a criticarlo, cada día veía que el vecino tenía su ropa sucia, la familia del hombre llena de tierra, las paredes de su casa con mucho polvo, y su labor diaria era criticarle por qué el vecino era tan descuidado y sucio. Lo que él no se había dado cuenta... era que, el cristal de su ventana estaba lleno de polvo y tierra, y todo lo que veía, encerrado en su habitación, con el corazón lleno de amargura... era la suciedad propia... la que existía en su cristal...

Al escuchar esta historia, pude comprender muchas cosas... parte de nuestra restauración, es cuando empezamos a valorarnos de nuevo a nosotros mismos. El punto principal es la Autoestima, y este es un punto vital, que satanás ataca inmisericordemente. Porque si nosotros estamos mal, todo a nuestro alrededor pierde balance y se nos viene abajo la vida.

La falta de autoestima, es una de las causas principales que llevan a la depresión y luego fatalmente a la muerte autoinflingida (el suicidio). Nos sentimos tan poco valiosos porque escuchamos las voces externas que nos dicen lo malo que somos, lo feo que estamos, la suciedad que hay en nuestra alma. Pero quizás lo más dificil, es que estos juicios provienen de personas, cuyas vidas están opacadas como en el cristal de la historia.

Existe una fuente para medir lo valioso que somos. La Biblia nos habla de que nosotros hemos sido creados a imagen y según la semejanza de Dios. Si nosotros tenemos ese tesoro en nuestras vidas quiere decir que somos "casi maravillosos" porque Dios es totalmente maravilloso, y nosotros nos encaminamos a ser perfeccionados por El. Si sabemos que tenemos su semejanza, eso quiere decir que tenemos creatividad, hermosura, bondad de alma, amor, y muchas virtudes más que este espacio no alcanzaría para nombrarlas. Ese es el manantial de donde nosotros debemos sacar nuestra agua. Ese es el espejo donde nosotros tenemos que vernos.

Es muy fácil, emitir un juicio, como dice la palabra, "Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno." (Santiago 3:6) Hay muchas personas que utilizan las palabras para intentar destruirnos, pero debemos saber quienes somos y quien ha sido nuestro Creador, y en base a esto, debemos saber que a pesar de nuestras debilidades, de nuestro problemas y flaquezas, somos seres hermosos, con grandes capacidades y habilidades, porque a Dios le complació crearnos así.

No permitamos que las personas que tienen sus vidrios empañados, quieran dictarnos la cátedra de cuanto valemos o que somos. Sepamos desde el principio cuál es nuestro valor. Si hay cosas que corregir en nuestra personalidad corrijámoslas y sigamos adelante. Pero tengamos presente siempre que para Dios no hay creación imperfecta. El todo lo ha creado perfecto y hermoso. Y tu eres creación de Dios.

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
(Proverbios 4:18)

(Colaboración: Lorena Pérez)

domingo, 29 de marzo de 2009

SANANDO NUESTRAS HERIDAS...


Cuando las cosas no son como queremos, desearíamos tener la varita mágica para cambiarlas a nuestra manera y conveniencia. Cuando salimos de un hogar destruido, cuando estamos viviendo en medio de la presión de una deuda inmensa, cuando hemos sido abusados o maltratados, o simplemente, cuando llevamos en la vida heridas que no hemos podido sanar, corremos, nos apresuramos, queriendo sanar, lo más pronto posible el lamentable estado de nuestras vidas.


No nos damos cuenta que estas cosas suceden y sucedieron en un lapso de tiempo, quizás fueron años, meses o días, pero todas llevaron un "proceso para generarse", y por consiguiente, también requerirán de un "proceso" para ser regenerados.


Vivimos en un mundo acostumbrado a buscar las soluciones fáciles, las tarjetas de crédito nos proporcionan vivir un placer efímero, de obtener y tener, cuando en realidad lo que hacen es involucrarnos en adquirir nuevas deudas. La comida rápida que se ve tan apetecible, es a la larga una forma de destruir nuestros organismos. Es así también cuando buscamos salidas fáciles a nuestros problemas más radicales.


Esta semana tuve la oportunidad de enfrentarlo cuando mi mascota se vio dañada por el mordisco de un perro mayor que él. Sus heridas al principio estaban encubiertas, y no se notaba nada malo, pero al generarse una infección en las mismas empezaron a brotar malos olores y él empezo a degenerarse, a perder el hambre y a caer en letargo, que seguramente lo llevaba a la muerte.


Cuando la gente lo veía con sus heridas abiertas, y supurantes, lo hacían a un lado y hasta le tenían asco. El proceso de su sanidad ha sido largo y costoso. No ha sido fácil para él y tampoco ha sido fácil para mi. Limpiar cada herida, echar la medicina y aguantar sus mordiscos, sus llantos y su desánimo ha sido una tarea difícil, pero conforme va pasando el tiempo, y bajo la guianza de un médico, esas heridas han ido cerrando y sanando de la mejor manera. Ver al gatito restablecido de la mejor manera, ha sido un ejemplo para mí de lo que es la restauración en la vida nuestra.


Las heridas generadas por las circunstancias que nosotros elegimos en un principio, necesitan un proceso para ser sanadas. No podemos hacerlo del día a la noche. Y tampoco lo podemos hacer a nuestra manera, buscando soluciones temporales, o equivocadas que acumularan aún más daño en contra nuestra.


Es buscando la guianza de Dios, haciendo lo que es correcto (y no lo que nos conviene) que llegaremos a poder primero "poner un orden" en nuestras vidas, y en base a este orden tomar acciones prioritarias para sanar nuestras heridas. El es un padre amoroso que nos tomará, nos desinfectará, nos aliviará el dolor y nos hará salir como nuevos, aún de las circunstancias más adversas.


Vengamos pues y acerquémonos a quien si puede restaurar nuestras vidas. El irá poniendo los pasos a dar para salir de ese proceso. Demos pasos firmes, pequeños pero seguros, para saber que hay una esperanza, que sí se puede salir de los problemas, pero que seguramente, y si lo hacemos de la mejor manera (esto es buscando la sabiduría de Dios), habremos salido, no solamente restaurados, sino con lecciones de vida aprendidas y una mayor sabiduría para enfrentar los retos nuevos que se nos presenten.


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha,
y te dice: No temas, yo te ayudo.

Isaías 41:10, 13

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 21 de marzo de 2009

VOLVIENDO A DIOS...

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Existen muchas formas de irnos alejando de Dios. Los problemas nos llevan cual marea hacia dentro de un mundo que pocos conocemos, y del cual después nos cuesta mucho salir. La impaciencia por el mañana, las incertidumbres, nos hacen flaquear. Y en medio de tanto dolor, le echamos la culpa a nuestro creador de las situaciones que nosotros mismos hemos creado, a raíz de no buscar su rostro, y no buscar su guianza.

Volver a Dios, no es una serie de rituales, ni una serie de oraciones preconcebidas. No es una fórmula mágica. Es reconocer, que después de haberlo intentado todo, después de haber recorrido todos los caminos, no hay otra salida más que confiar en El. Lo cual debería ser nuestra instancia primordial, pero nuestro estado de humanos, nos lleva a confiar primero en nosotros mismos, sin saber que quien nos hizo, tiene todas las respuestas para nuestra vida.

Volver a Dios significa rendir nuestras vidas. No de manera humillante, ni de manera despreciativa. Es hacernos a un lado, decirle a El que tome el timón de nuestra barca. Es más, empezar a conocerle, darnos cuenta de su poder, entregarle nuestro corazón, nuestros anhelos y nuestros sueños, y dar pasos de su mano.

Pero quizás acá, es importante hacer notar que Dios, no es el ogro que nos han pintado con rayos en la mano... dispuesto a destruirnos cada vez que cometemos una equivocación. Tampoco es el hombre de negocios ocupado de los asuntos más cruciales del mundo. El que no puede voltearse a ver a una niña cuando esta en su dolor le pide por su madre que está sola. Dios es todo lo contrario.

Para volver a Dios hace falta el valor suficiente para tomar esa decisión. Enfrentar la vida creyendo en lo que no se vé... pero que evidentemente existe. Por la Fe... "es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Cuando somos niños, no nos preguntamos de donde vendrá nuestro alimento, nuestros padres terrenales lo proveen, y es así que tenemos cada día la certeza de que habrá un pan, un huevo, un plato de cereal sobre nuestra mesa. Ya ni preguntamos, nos subimos al banquito y nos lo comemos. Dios quiere que tengamos ese corazón de niños, para creer que cuanto pidamos, cuanto necesitemos, será provisto por él.

No estoy diciendo que nos volvamos fanáticos extremistas. Ni mucho menos que andemos hablando en cada esquina de cosas que no creemos. Es simple, es volver. Es entregarnos otra vez. Es perdonarnos a nosotros mismos por los errores cometidos y pedir perdón a nuestro Dios por cuanto hicimos incorrectamente. Dios es un Dios de nuevas oportunidades. Es la puerta abierta a una vida llena de paz y prosperidad.

Es por eso mismo que Jesucristo nos hacía la analogía con la parábola del Hijo Pródigo. Dios es como el padre amoroso, que no le importo ceder la mitad de todos sus bienes a su hijo, verlo caer hasta lo más bajo, y sentir el dolor de no tenerlo a su lado, por voluntad propia del hijo. Y sin embargo, cuando su hijo vuelve, el padre hace fiesta, hace lavar a su hijo, lo restaura, le pone túnica nueva y anillo de oro en su mano, y su amor permanece inmutable, a pesar de los errores de su pequeño.

Volver a Dios, es más cuestión de nosotros que de El mismo. La decisión está en nuestros corazones. Es un acto voluntario. Sabiendo que nada ni nadie nos podrá separar de ahi en adelante de su amor y su bondad.

Porque yo sé muy bien
los planes que tengo para ustedes
—afirma el Señor—,
planes de bienestar y no de calamidad,
a fin de darles un futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán,
y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.
Me buscarán y me encontrarán,
cuando me busquen de todo corazón.
(Jeremías 29:11)NVI

sábado, 14 de marzo de 2009

VOLVIENDO A EMPEZAR...

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La vida es un eterno ciclo de nuevas oportunidades. El fracaso se nos presenta la vuelta de la esquina, y muchas veces, este estigma no nos deja seguir adelante. Se ha tipificado, que si fracasamos, no hay vuelta atrás. El lamentable estado a seguir, es de hundirnos en una total depresión, y no seguir adelante. Tirar todo por la borda y desistir. Renunciar a nuestros sueños, y convertirnos en seres opacos y sin vida. Vivir por vivir, respirar porque se tienen pulmones, despertar porque es de mañana, los pies nos pesan y la vida nos pesa aún más.

Al día de hoy hay tantas oportunidades, en las cuales podemos caer. En nuestros negocios, en nuestras vidas personales. Muchas veces en los estudios, hay una amplia variedad de ocasiones en las cuales podemos fallar. De eso se trata la vida, de un continuo test de capacidades, para ver si se alcanza y se completa una meta fijada. Y no importa, cual sea la hazaña que querramos emprender, o la aventura que querramos tomar... siempre hay un miedo a fracasar, a caer, a no completarla. Muchas veces nos llega sin nosotros esperarlo.

El concepto anterior es visto desde los ojos del hombre, del humano limitado que no puede ver más allá de tres metros a la distancia. Cuando las fuerzas se acaban, ya no hay más que hacer. Son pocas las personas que se levantan y enfilan el camino de nuevo. Son pocos los héroes que han quemado sus barcos para retarse y animarse a caminar en lo incierto en busca de nuevos caminos.

Que difícil sería la vida si lo anterior fuese cierto. Si los humanos estuvieramos predeterminados a triunfar, y el que no triunfa es desechado por una sociedad perfeccionista, que solo aplaude a los ganadores, y no valora el esfuerzo hecho en el transcurso de llegar a la meta. Que absurdo sería pensar, que si no ganamos no vivimos.

Gracias a Dios por tener en él una respuesta diferente. Cuando conoces a Dios y tienes con él una relación personal te das cuenta, que el fracaso solo es el espejo para que veamos nuestras debilidades... sin embargo, también nos abre la puerta a confiar que detrás de nosotros y como respaldo hay un Dios inmenso que se perfecciona en nosotros cada vez que somos débiles. (1 Corintios 12:9).

Nos damos cuenta que la vida en Dios es una vida llena, abundante de nuevas oportunidades. Su palabra nos dice que cada mañana sus misericordias son nuevas. Traducido, a nuestra vida práctica significa que al año tenemos 365 nuevas oportunidades de intentarlo de nuevo. Claro, está la voluntad de que nosotros querramos levantarnos y volver a empezar. De desempolvar la armadura, gastada y abollada por los golpes de la vida, y ceñirla de nuevo, espada en mano para poder volver a pelear la batalla de la vida.

No importa cuan cansado estés... no es importante si la gente te ha llamado fracasado toda la vida. A Dios no le importa tu estado actual, le importa tu corazón, le importa que sepas que en él, puedes alcanzar todas tus metas y todos tus sueños. A Dios le interesas tú, con todo tu equipaje de buenos y malos momentos. Si te acercas a él, y le entregas tu vida, totalmente, con todos tus sueños frustrados y tus equivocaciones, el enderezará tu senda, y hará que veas días mejores en tu vida... Lavará tus heridas, alistará tus manos, aderezará tus pies y te alistará para que empieces a caminar de nuevo... de su mano, aferrado a él, reconociendo que no serán tus fuerzas las que te ayudarán a alcanzar el éxito, sino la gracia infinita de quien todo lo ha dado por tí.

Gracias a Dios, porque en él... podemos volver a empezar. No importa la edad, no importa el estado físico. En Él siempre hay una puerta abierta, para volver a soñar de nuevo.

Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo.
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:

El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»

Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente
a que el Señor venga a salvarnos.

(Lamentaciones 3:19-26) NVI

colaboración de: Lorena Pérez

viernes, 20 de febrero de 2009

LOS SUEÑOS...

La raíz latina de la palabra ilusión es “Luderi” que significa “Lúdico”. Tener ilusiones no es otra cosa que poner la vida entre paréntesis y corretear por los sueños. El descubrimiento es maravilloso: ilusionarse es futuro. Si el “aquí y el ahora “es la condición para transcender, la ilusión es el motor de la consciencia humana. Los animales no tienen ilusiones, no sueñan despiertos, solo sueñan dormidos. No hay imaginarios porque no hay quien imagine. No hay significado.

Nosotros no hacemos otra cosa que construir significados. Somos especialistas en otorgarle sentido a las cosas. Los soñadores tiene claro que la vida tiene propósitos y cada persona le da sentido a ellos y quizás en el fondo, la vida no sea otra cosa que eso: remontarse con la imaginación y fabricar llegadas, aunque no hallamos partido. Volar hacia mil historias sin fin, con finales creados a imagen y semejanza del soñador.

La mente es un juguete y soñar es el juego por excelencia. No hablo de la esperanza pueril e irracional del iluso. El iluso es un jugador compulsivo que confunde la fantasía con lo real. Es esclavo de lo virtual, un rehén de la informática biológica. Me refiero a la capacidad de automotivarse y desarticular las contingencias, acabar con los refuerzos y minimizar los castigos. Hablo de alejarse del control externo y desplegar las alas del más descarado anhelo. Hay gente que carece de ficción y no comprende lo metafórico. Se los puede ver con los pies clavados en la tierra, ajustados al reloj inmodificable de lo simple. Silenciosos, elementales como una sombra e incrustados en un pragmatismo insoportable. La capacidad de visualizar acontecimientos fuera del alcance de la visón normal los marea y la fantasía los agobia.

Sin embargo, nadie se salva de las Ilusiones. Tarde que temprano ellas llegan sin aviso, arremeten desde adentro y vuelven añicos la melancolía taciturna de la siesta. Aunque hagamos repulsa, ellas nos obligan a sonreír. Ellas dibujan la expresión sutil, inconfundible, de los que se han atrevido a saltar al otro lado de la realidad. Las quimeras son la savia de la vida, la motivación fundamental que nos mantiene de pie cuando ya hace rato deberíamos haber caído.

Las ilusiones son nuestra. Nos pertenecen, son intocables, irrevocables, irremediablemente expansivas, intransferibles y acompasadas con nuestros deseos más íntimos. Desear es Ilusionarse. No sabemos hasta dónde podemos eliminar realmente el deseo y la mayoría de personas que lo intentan entran en la contradicción de desear no desear. Pero la pregunta es: si en verdad pudiéramos hacerlo. ¿Eliminarías las ilusiones de tu vida? ¿O será que es imposible no ilusionarse alguna vez? La mente es un péndulo que se mueve entre el pasado y el futuro y pasa por el presente sólo por instantes fugaces, casi con misterio, de asombro, o mejor, de susto filosófico. Me pregunto si las ilusiones no son también parte de la razón de estar vivos y si ellas no esconden, de alguna manera, el destello de la sabiduría que tanto anhelamos. ¿No será que vinimos al planeta a soñar sin bostezar? ¿A ser parte de la construcción de propósitos grandes? ¿No será que vinimos a compartir un sueño común que aún no comprendemos? No puedo evitar referirme a un hombre llamado José que soñó en que seria una persona de gran importancia y aun reinaría sobre sus hermanos mayores. Y con el desagrado de toda su familia, llego a ser puesto en lugares de preeminencia y gobernó conforme fueron sus sueños. (Génesis 37:3-11)-(Génesis 41: 39-46) fueron años de luchas y sufrimientos, pero llego a la realización de esos sueños.

Quizás sea tu caso. No desmayes, continúa luchando, afirmando y proyectándote en tus ilusiones, pronto veras que no fue en vano soñar.

lunes, 2 de febrero de 2009

TIEMPO....

Nuestra cultura tecnológica anda a la velocidad de la informática. Podemos estar en varios lugares al mismo tiempo y sin demasiado esfuerzo. El espacio se achicó y ya nada esta lejos.

Por desgracia, la relación tiempo-espacio se ha convertido en artículo de consumo. Compramos velocidad. Nos gusta la rapidez para todo, incluso para lo que no se necesita. Corremos en vez de caminar, miramos a la ligera en vez de observar, deglutimos en vez de comer. Nos olvidamos de los encantos de la lentitud discriminada (la lentitud indiscriminada puede resultar muy peligrosa porque los indolentes crónicos son peores que los acelerados). ¿Donde quedaron la siesta improductiva, la caminada después de la cena para “vitrinear”? Ya no damos la vuelta a la manzana para matar amistosamente el tiempo. ¡Que se iban a imaginar nuestros ancestros esta actualidad alborotada! No tenemos un momento para el paisaje ni amplitud para imaginarlo.

El cerebro humano requiere de cierta modorra cognitiva para tomar conciencia de las cosas. La mayoría de las actividades de crecimiento interior necesitan pausas y rincones apacibles donde la autoobservación pueda darse. Nadie hace contacto adecuado con su propio yo a la carreras. En la quietud, no solamente nos observamos, sino que también podemos mirar al otro. Es decir, la comunicación respetable necesita de un interlocutor sosegado y dispuesto. No es lo mismo hablar por el celular tratando de esquivar automóviles, que hablar de un teléfono fijo, tirado en la cama y literalmente rascándose el ombligo.

Los antiguos se acercaron a algo especial gracias a su espíritu contemplativo. No se compraba tiempo, se regalaba. Desde muy pequeños, los niños deben pelear contar el reloj y ganarle a las manecillas. Hay investigaciones que muestran cómo muchos de los estudiantes aceptados y mejor evaluados son los que poseen urgencias de tiempo: prestos, listos, afanosos, atareados, acelerados, veloces, activos, ansiosos y competitivos. No estoy diciendo que el letargo y la pereza sean virtudes, sino que la avidez por la velocidad puede alejarnos de aquellas cosas que son para degustar, especialmente, en cámara lenta.

Sin dejar aun lado la eficiencia imprescindible de nuestro mundo laboral y las responsabilidades asumidas, hagamos una huelga a la velocidad y al apuro en que nos tiene sumidos la cultura Flash. Hablemos más despacio, caminemos despacio, abracemos en calma, demorémonos en la risa, estiremos más las comisuras que enmarcan la sonrisa, mantengamos el apretón de manos un rato más de lo usual, no bajemos la mirada tan rápido, no interrumpamos al que habla, dejemos que la lluvia de la ducha fermente en la piel y cantemos mas pausado. No busquemos la utilidad productiva en cada acto de nuestras vidas.
Arranquemos el tic tac de nuestra mente y nuestros corazones. Desgoncémonos, aflojemos la musculatura de la alerta permanente, adoptemos, así sea de vez en cuando, aquella “bella indiferencia” de los que están en vacaciones, mirando el mar, con un “coco loco” a medio terminar y los pies hundidos en la arena. Desde hoy practiquemos la resistencia pasiva y prediquemos el regreso a lo añejo. En el escaso tiempo libre que nos queda, declarémonos en operación tortuga. ¡No permitamos que en la vida privada nos quiten el derecho a ser lentos… (No holgazanes).
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo… Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva…. (Eclesiastés 3: 1-15)

domingo, 11 de enero de 2009

ES MAS QUE HABLAR....

Todos sabemos que el secreto para tener y mantener buenas relaciones con el resto del genero humano, llámese pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, grupo o lo que sea. Radica en la comunicación. Pero una cosa es saberlo y decirlo y otra ponerlo en practica y que funcione. En especial, cuando se trata de relaciones conyugales, que son las mas vulnerables. No importa el tiempo que se lleve en una relación. Pueden ser meses o años. Lo importante es sentirse conectado(a) con la otra persona y lo que cuenta es cómo se comparte esa información emocional tanto en palabras como en actitudes. No se trata de lo que se dice o lo que se hace, sino más bien de cómo se trasmite.

Las personas que reaccionan positivamente a esa conexión emocional, en caso de discusión y peleas, pueden expresarse mejor y hacer gala de “herramientas” positivas y conciliadoras como el sentido del humor, afecto e interés. Todo lo cual ayuda a decantar sentimientos negativos, malos genios y resentimientos. Quienes en medio de una discusión pueden hacer una verdadera presencia sin cortar la comunicación, tienen más y mejores oportunidades de resolver conflictos, reparar sentimientos heridos y construir respuestas positivas de la contraparte.

Sin embargo, esto que suena tan fácil y hasta bonito debe empezar a “trabajarse” antes de que las asperezas irrumpan. Cotidianamente, con el intercambio de información emocional que, cuando se da como es debido, es el que hace que las relaciones sean más amorosa y estables.

La mayoría de las personas que deciden unir vida y destino no lo hacen con la intención de romper o fracasar en la relación. Sin embargo, es lo que sucede con demasiada frecuencia y todo porque las personas no le prestan la suficiente atención a las necesidades emocionales de los otros. Muchas veces ese desinterés no es intencional, simplemente las personas se involucran demasiado en sus propios asuntos. Pero los resultados son los mismos, falta de conexión. Por otro lado, prestar atención a la otra persona conduce a la formación de relaciones más satisfactorias y estables. Cuando se hace presencia y se presta atención a la pareja, siempre va a haber respuesta. Si su objetivo es tener una buena relación con la pareja, hay que concentrarse en estar ahí y hacer presencia.

Los conflictos son inevitables cuando se comparte actividades y aspiraciones. Como se exprese la posición que se tiene en el conflicto es lo que hace la diferencia. La regla de oro consiste en decir lo que se siente o quejarse en el momento y en el espacio oportuno pero sin criticar. ¿Cual es la diferencia? La queja generalmente tiene que ver con un problema específico. La crítica es mas global e implica juzgamiento. Incluye, con frecuencia, juicios como “tu siempre...” o “tu nunca...”.

La crítica ataca el carácter, usualmente con etiquetas negativas. Decir y escuchar quejas no siempre resulta fácil. Pero por lo general, vale la pena prestarles atención porque pueden ayudar al entendimiento mutuo y a resolver los problemas. Por el contrario, la crítica conduce a lo opuesto. Hiere los sentimientos e incrementa las tensiones y los resentimientos. Cuando se esta a la defensiva es casi imposible que se dé una buena comunicación y mucho menos una buena relación.

Cuando las cosas se salen de su cauce, la gente se pregunta con frecuencia si fue por algo que dijo. Bueno, eso puede ser. Pero con más frecuencia, lo que daña una relación es lo que no dice. Muchos sinsabores y malentendidos surgen de hechos y asuntos que las personas necesitan ventilar, pero que nunca terminan de hacerlo. Como resultado de las tensiones y confusiones que inevitablemente se presentan, llueven peleas que conducen a la hostilidad, al resentimiento y al escapismo. Si en una relación los conflictos hacen parte de la cotidianidad, lo mejor es darle un vistazo a todo aquello que no se ha discutido abiertamente. Mejor dicho, a lo que se ha callado.

Si bien hablar de lo que se siente suena fácil, todos sabemos que no todas las veces resulta tan sencillo desnudar el alma. Pero siempre hay una manera de empezar. Consiste simplemente en concentrase en los sentimientos en el momento. Ese pequeño paso es el que puede conducir la relación a la dirección correcta.

El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas…
(Proverbios 10: 12)

miércoles, 7 de enero de 2009

METAS....

Oscar Wilde escribió una vez: “En este mundo existen sólo dos tragedias.Una es no lograr lo que uno quiere, y la otra es lograrlo”.Muchos seres humanos han logrado más éxito del que habían imaginado que fuera posible, pero paradójicamente en la cumbre del éxito encuentran que se hallan profundamente insatisfechos. C.S. Lewis describe esta experiencia como “el dulce veneno de un falso infinito”.


Quisiera que reflexionemos acerca de cómo realizar nuestras metas en el año nuevo y también cómo evitar arruinar todo en solo un momento.

Podemos poner como ejemplo de alcanzar algo y arruinarlo luego el caso de muchos hombres que al lograr alcanzar la cima en logros económicos, pierden su familia, incluso a veces en poco tiempo pierden su capital, su prestigio y reputación tras alguna jovenzuela simpática. Hay varios casos de deportistas, modelos y músicos que logrando lo más alto del éxito pierden todo por meterse en la droga, algunos llegando incluso al suicidio.

Creo que el mismo peligro puede existir en cualquier área de la vida. Debemos cuidar que no ocurra lo mismo en nuestras áreas de influencia (familia, iglesia, empleo, el mundo).

No hay nada de malo en esforzarse y lograr todos los éxitos posibles en nuestra vida. Pero hay un tremendo peligro cuando esto se vuelve el todo de la vida, pues si uno logra todo, de repente uno puede encontrar como el rey Salomón, el rey más sabio que existió sobre la tierra, que en uno de sus escritos señaló: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Todo es absurdo; ¡es como correr tras el viento!”

Los estudiosos del tema señalan que el consumismo ha vuelto la vida del hombre cada vez con menos sentido. Querer más y más… Me pregunto a donde estamos yendo dándoles a los niños y jóvenes la impresión de que teniendo…”éxito empresarial, ministerial” y “prosperidad material”, lo tenemos “TODO”

La vida del ser humano en general está constituida por tres componentes. El componente vocacional: la profesión o ministerio de una persona. El componente relacional: la interrelación con otras personas y El componente de la interioridad: la relación con Dios y consigo mismo (orar, meditar, reflexionar, autoevaluarse, autocrítica, etc.).

Propongo una hipótesis que abría que estudiarla con mayor detenimiento: Tal vez el éxito vocacional (carrera, negocios, cuentas bancarias, prestigio en la iglesia y en el mundo, etc.) está siendo tan preponderante en muchos, que se está dejando de lado los otros dos componentes.

Creo que el verdadero éxito personal se basa más en el componente relacional y en la interioridad. Trataré de explicarme: El tener una relación genuina, basada en el amor y el compromiso, con personas significativas (especialmente los lazos familiares) se está perdiendo más y más, y aún en las familias de los “mejores hombres”. Hoy en día las relaciones son generalmente huecas y vacías. No hay tiempo para la esposa ni los hijos. Las amistades son mayormente basadas en lazos de la conveniencia. Las realizaciones sin relaciones están vacías. Demasiado tarde comprendemos que el éxito sin alguien con quien compartirlo, no es éxito.

El otro componente, el de la interioridad y la intimidad con Dios y con uno mismo es prácticamente dejado de lado. Se agotan las energías mentales tras el “éxito”. No hay tiempo para meditar, para reflexionar, para pensar, para analizarse a uno mismo. Los momentos de interioridad son los que dan verdadero sentido y significado a la vida. Allí es donde uno aprecia y valora las pequeñas cosas. Demasiado tiempo y energía a veces se invierte en el sector vocacional, y esto lleva inevitablemente a un trágico descuido de las demás facetas de la existencia.

No estoy proponiendo dejar de trabajar o dejar de tener logros en la vida. Solo digo que si equilibráramos las balanzas de nuestras vidas, tal vez encontremos más sentido a nuestra existencia.

....PROSIGO A LA META, AL PREMIO DEL SUPREMO LLAMAMIENTO DE
DIOS EN SU HIJO JESÚS... (Filipenses 3:14)
Editado de: Lic.Wolfgang Streich