domingo, 13 de febrero de 2011

EN EL DESIERTO...

Quizás Dios te ha confrontado claramente con todas tus limitaciones circunstanciales; es decir, con todas aquellas situaciones externas que NO te favorecen en el medio ambiente en donde estás. Probablemente te ha confrontado con todas tus incapacidades personales; es decir con todas tus debilidades e imperfecciones que tanto te incomodan y que te frenan en llevar una vida cristiana satisfactoria.

Tal vez ya comprobaste por ti mismo, que nada perfecto o completo puedes llegar a hacer por mucho que lo intentes, a menos que sea Dios quien te respalde. Has comprendido que no es por tus méritos personales, habilidades o circunstancias como cumplirás el encargo que Dios te está demandando, a menos que sea por su acción sobrenatural en tu interior y a tu alrededor.

Puede que haya sido necesario que pasaras por un periodo de largos años en el que todas las herramientas de tu autosuficiencia, fueran consumidas por el fuego de Dios. Y fue necesario que estuvieras en el desierto por mucho tiempo para despojarte de todo aquello que tú creías seguro, necesario e imprescindible. Ahora eres una persona diferente, porque tienes un concepto claro de quien eres y quien es Dios. Has entendido lo que implica depender de Dios en todo sentido, aún hasta en el detalle más insignificante.

Has recibido la capacitación que no se adquiere con los libros, ni con horas intensas de estudio. Ahora Dios te considera una persona entrenada para hacer lo que te está demandando: IR hacia el lugar que tú no esperabas y hacer la obra que está encomendando en dicho lugar. Como te podrás dar cuenta, es una labor inmerecida y difícil, pero él te considera como la pieza clave que él quiere emplear. Que increíble…Qué privilegio…

No no no no no no…!!! Ya no le pongas más objeciones a Dios… Él sabrá que es lo que hará contigo, pues te conoce mucho más de lo que te conoces a ti mismo. Será el mismo quien se encargue de darte todo aquello que ahora te hace falta, no importa cuán complicado sea o parezca y aunque no te expliques con tu lógica de qué forma lo obtendrás.

No te pongas a razonar cómo es que lo harás, simplemente abandónate bajo su poder soberano. Verás que Dios mismo se encargará de ponerte los medios circunstanciales, naturales o materiales para que lo hagas. Te pondrá a las personas que empleará como sus canales de provisión para el desarrollo de tu labor. No te desesperes… Él sabrá cuándo será el momento en cada etapa de tu vida. Tú solamente dile: SI SEÑOR, AQUI ESTOY. Del resto el se encargará…!!! Mientras tanto sigue siendo FIEL en lo poco.

En esos pequeños detalles que se te presentan día a día. No en vano has recibido tanto entrenamiento en el árido desierto donde te ha tocado vivir. No en vano has pasado por tantas experiencias extrañas, incomprensibles y peligrosas. Ya tienes ante tus ojos ese momento en el que harás lo que Dios había preparado para ti desde antes que tú vinieras al mundo.

      NO EN VANO HAS RECIBIDO ENTRENAMIENTO EN EL DESIERTO!!!

Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se convirtió en un experto arquero. Génesis 21:20.

El Señor le dijo a Aarón: «Anda a recibir a Moisés en el desierto.» Aarón fue y se encontró con Moisés en la montaña de Dios, y lo besó. ÈXODO 4:27.

sábado, 22 de enero de 2011

SOY FUERTE....


La dura realidad nos dice que estamos rodeados de etapas difíciles, y que la vida es una prueba constante, pero ¿Cómo reconocemos nuestra fortaleza? Muy a menudo confundimos la fortaleza con la agresión, muchos lo hacen ya sea de una forma verbal o simplemente a través de los golpes.

Siempre hemos oído decir, o nos han dicho, que quien sobrevive es el más fuerte, ese que enfrenta a otro sin importar las consecuencias. Mi forma de verlo es distinta, para mí la fortaleza tiene otro significado, es poder dar felicidad a otro aun si tú no eres feliz, es calmarte en momentos de desesperación, demostrando alegría cuando se está triste, esto es algo en lo que debemos trabajar mucho.

La fortaleza la vas cultivando en tu interior. Sí, porque eres capaz de sonreír cuando sólo quieres llorar, es tener el corazón partido en mil pedazos y a pesar de ello, puedes hacer a otros felices. La fortaleza de tu espíritu está cuando eres capaz de perdonar a quien no merece tu perdón, cuando tu angustia es tan grande que quieres gritarle al mundo lo que sientes y sin embargo callas. También es poder dar consuelo a otros cuando eres tu quien necesita ser consolado, cuando necesitas un simple “Te quiero”.

Por eso, siento que en la vida, Dios nos da la oportunidad de amar a todo el universo y saber amar nos hace más fuerte. Tu fortaleza depende de lo que veas y no veas, en saber que eres infinitamente fuerte, la fortaleza está en ti, en lo que creas y das, Jesús en su palabra nos invita a creer, al hacerlo podemos crecer y ver que no importa cuán difícil sea la vida, se hará más simple y siempre podremos seguir adelante. El dice: Al que cree todo le es posible.

Pero no olvides “La fortaleza” no significa cuántas bofetadas das, cuántos kilos puedes levantar, cuan duras son tus palabras, cuántos seres matas o cuánto dinero hagas. La fortaleza del ser humano está en lo que creas con tu espíritu, en lo que puedes dar a los demás y en lo que tú mismo te puedes dar.

En tu entrega, ama a todo lo que te rodea, a tu universo, da gracias a Dios constantemente y no te quejes, mira a tu alrededor lo bello que tienes, respira hondo y disfrútalo, no vivas una y otra vez lo que sabes que no volverás a tener o no volverá a suceder. La fortaleza de nuestro ser se nutre de la experiencia del silencio, de la conexión constante con la fuente eterna que es Dios, quien nos quiere llenar de la fuerza que necesitamos, aun para las situaciones más extremas, quién nos llena de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y a nivel práctico, nos fortalecemos teniendo una actitud honesta y sincera ante la vida y los demás.

En cualquier caso, con la ayuda de Dios, que me da fortaleza y poder, estoy preparado para hacer lo que sea necesario

(Filipenses 4:13) CST.

domingo, 21 de noviembre de 2010

ES TU DECISIÓN....ESCOGE

Deuteronomio 30: 19 aconseja: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

Todos debemos escoger constantemente. En la vida hay tres elecciones difíciles. La primera es a qué me dedicaré. ¿Cuál es tu vocación? ¿Serás médico, administrador, vendedor o empresario? No puedes llegar a los 40 años sin saberlo.

Escoge siempre lo correcto cuando estés ante dos opciones que te agradan. Los cristianos escogemos de acuerdo a nuestros principios y valores; luego, de acuerdo a nuestras posibilidades y por último dejamos los gustos. En el vestir por ejemplo, primero hay que evaluar si la prenda que deseamos usar es adecuada según los principios de decencia y virtud, luego debemos ver si podemos adquirirla y por último, escoger la que nos gusta de las que ya tienen las condiciones anteriores.

La segunda decisión importante es con quién viviré el resto de la vida. Para escoger a tu pareja, busca a la persona con quien puedes vivir, no con quién quisieras hacerlo. Hace unos años hablaba con un joven que me decía, Hermano “ya escogí el amor de mi vida, es un hombre maravilloso con el cual quiero pasar el resto de mi vida”. Cuando le hable de lo que realmente Dios había establecido como bendición para la pareja, que Él había creado al hombre y la mujer para que vivieran juntos dentro del matrimonio, y no parejas del mismo sexo, me dijo: Yo ya escogí lo que quería. Hace poco tiempo me entere que había fallecido, había contraído Sida. Todo fue cuestión de tiempo para saber que no era la decisión correcta, la cual no trajo la bendición de Dios.

Escoger implica desechar algo, hacerlo a un lado para quedarse con la otra opción. Antes de decidir, pregúntate qué es lo mejor entre lo bueno. Luego identifica qué es lo correcto y quédate con esa opción. Desecha lo malo y quédate con lo bueno.

Por momentos, parece que la vida te ofrece cosas mucho mejores, como abandonar a los tuyos, pero permanecer en más necesario. No abandones a tu gente. Sean 2 ó 15, debes estar para ellos siempre. En la vida te pueden ofrecer oportunidades que parecen mejores pero es más necesario decidir correctamente. Tenemos el ejemplo de Lot y Abraham. El primero escogió incorrectamente. Se fue con su familia a la llanura, un lugar cómodo cerca de la ciudad pero fue la peor decisión porque todos se perdieron, sólo él logró salir con vida. Escogió lo que era muchísimo mejor pero no lo necesario. A veces nos vamos por la primera salida, la cómoda pero no es lo mejor para tu futuro y lo sabes, eso es lo peor.

Tú decides perder tu tiempo escogiendo lo incorrecto porque tarde o temprano deberás regresar sobre tus pasos y rectificar el error.

No saber escoger se vuelve un patrón de conducta que se convierte en necedad. Te vuelves necio tomando malas decisiones continuamente y no aprendes de tus errores. Es como si te gustara sufrir. Deja esa actitud y busca sabiduría de las malas decisiones. Para evitarlas, mira hacia el futuro e imagina las consecuencias de la decisión antes de tomarla. Si lo que ves es malo, busca otras alternativas.

Aprovecha cada oportunidad para mejorar tu dominio propio que tiene relación con lo que escoges. Deja tus gustos de último, porque lo primera a considerar son los valores. Si lo haces, Dios te dará el gusto, basándose en lo bueno.

La tercera decisión importante es a donde voy a parar cuando muera y la opción correcta es junto a Jesús. Él es la vida eterna y la esperanza de gloria en nosotros.

De lo que escoges depende el futuro de tus hijos. Tus decisiones afectaran sus vidas para siempre, así que toma conciencia y no seas egoísta. Escoge para experimentar la bendición que Dios juró dar a tu descendencia. Él cumple pero la abundancia de bendición depende de tus decisiones. Pídele que te enseñe a escoger siempre lo correcto, bueno y santo. 

domingo, 17 de octubre de 2010

COMO LA NIEBLA...

Su vida podría medirse en el tiempo así: treinta y seis años de vida común, a la manera de la inmensa mayoría de los seres humanos; dos semanas de ardiente esperanza; treinta minutos de frenética alegría; diez segundos de terror; y en el siguiente instante, la muerte.


Lucía Pontini, de Milán, Italia, murió en un choque de automóvil cuando iba a todo escape a cobrar el gran premio de la lotería: tres millones de dólares. Su cuñada, Gabriela Rossini, comentó: Ella se puso sobresaltada con el premio, y corrió a cobrarlo. ¿Quién hubiera imaginado que ese era el principio de su fin?

Hubo aquí dos fuertes pérdidas. La primera, la de menos importancia, fue la del premio de la lotería; la segunda, la pérdida de un ser querido, mujer joven, esposa, y madre de tres hijos. Lo que queda para reflexionar es la pregunta de Gabriela: ¿Cómo íbamos a saber que esa dicha de ganarse la lotería iba a ser el principio de su fin?

Esta vida es lo más inseguro que tenemos. Nunca sabemos lo que el siguiente momento puede traer. Hacemos nuestros planes. Confiamos en promesas. Ciframos todas nuestras esperanzas en el tiempo presente, y cuando menos pensamos, nuestra vida entera se viene abajo.

El apóstol Santiago escribe en su carta universal: Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: `Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos diligencias y ganaremos .' ¡Y eso que ni siquiera sabe qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece (Santiago 4:13 14).

Nada en este mundo debe ser más importante que Dios en nuestra vida. Llega a ser un ídolo cualquier cosa a la que le demos más importancia que el señorío de Cristo. Y los ídolos todos se acaban. La única esperanza que es viva, permanente y segura es la que ofrece Cristo. Podemos tener la seguridad absoluta de que al morir iremos a estar en la presencia del Señor. Con esa seguridad cualquier pérdida en este mundo tiene poca importancia.

Él nos garantiza su amistad y su protección. Y nos garantiza, además, un lugar en la eternidad. Por más importante que nos sea este mundo, cuando Cristo es nuestro Señor lo demás pierde su valor. Con Cristo cada día es un día seguro, porque el final es vida eterna.

Cristo ha prometido estar con nosotros siempre, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).

ESTA EN NOSOTROS...

Hace muchos años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo entonces, le dice: ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…

Entonces, el ciego le responde: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen otros que no podrían verme en la oscuridad?-
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil, muchas veces en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través el desaliento, la crítica, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento…¡Que hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no!. Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad.

Luz, demos luz. Tenemos en Jesús el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en las tinieblas.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)

sábado, 25 de septiembre de 2010

MOMENTOS CRITICOS...

La vida es una experiencia y hay que aprender de ella en cada paso.
En el camino suele haber días tan dulces y días tan tristes, pero en esto me pregunto, qué sería de mi si no conociera la tristeza, el dolor, no lo sé, simplemente he dado respuesta a esto con más preguntas.

Dentro del camino suelen tener la compañía o la presencia en algunos momentos, pero también puede reinar la soledad. Puedes observar las huellas que han quedado impregnadas dentro de tu camino y puedes darte cuenta de lo que en realidad necesita tu vida.

Dentro de este camino hay espinas que nunca salen de tu interior, hay estrellas que suelen señalar, pero quizás nunca llegues a palpar su calor. Hay momentos que rebasas tu felicidad y momentos en agonías en tu dolor, pero la vida es un subir y bajar de emociones, es una vida peligrosa pero a la vez suele ser hermosa.

El ser no es más grande por su tamaño si no por la fuerza que se encuentra en su interior: ¿Qué pasaría con las ilusiones y con los logros si entre ellos no existe un esfuerzo? ¿Qué pasaría con caer y no levantarse? No podríamos conocer el éxito, hay personas que luchan y consiguen llegar a la meta sin limitarse en ella, sino seguir más adelante.

En el camino en algunos momentos es necesario mirar hacia atrás, pero no es necesario retroceder, es necesario escuchar el silencio, tal vez del silencio escuches algo más profundo de lo que escucharás en la turbulencia, trata de observar a tu alrededor; cada uno tiene un universo diferente, tal vez inexplorado o sin descubrir, tal vez tu sólo estés soñando, y yo sólo sea parte de tu sueño.

La Vida es un proceso que hacer germinar dentro de nuestro corazón las semillas de la Esperanza, la Fe y El Amor. Nunca exterminemos esas semillas, por el simple hecho que no entendamos los momentos críticos de la Vida.


¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? Salmo 34:12.

Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz. Salmo 36:9.

jueves, 16 de septiembre de 2010

LA SORPRESA



El anciano ingresó lentamente en el restaurante. Con la cabeza inclinada y los hombros inclinados hacia delante, se apoyaba en su confiable bastón con cada pisada lenta.

Su desaliñado abrigo de tela, pantalones parchados, zapatos desgastados, y cálida personalidad le hacían sobresalir en medio de la acostumbrada multitud de quienes desayunaban el sábado en la mañana. Inolvidables eran sus pálidos ojos azules que centelleaban como diamantes, grandes y rosadas mejillas, y labios delgados mantenidos en una cerrada y firme sonrisa.

Se detuvo, volteó todo su cuerpo y guiñó el ojo a una niñita sentada junto a la puerta. Ella le devolvió una gran sonrisa. Una joven mesera llamada María le vio dirigirse hacia la mesa junto a la ventana. María corrió hacia él y le dijo: “Aquí, Señor. Permítame ayudarle con esa silla”.

Sin decir palabra, él sonrió y agradeció con la cabeza. Ella alejó la silla de la mesa y, afirmándolo con un brazo, le ayudó a colocarse frente a la silla y a sentarse cómodamente. Entonces, ella le acercó la mesa y colocó su bastón contra ella donde él pudiese alcanzarla.
Con una suave y clara voz, él dijo: “Gracias, Señorita. Y que Dios la bendiga por su bondadoso gesto”. “Gracias, Señor”, contestó ella. “Y mi nombre es María. Vuelvo en un momento y, si necesita algo entretanto, ¡tan sólo hágame señas!”

Tras de terminar su generosa porción de panqueques, tocino y té de limón caliente, María le trajo el cambio de su cuenta. Él la dejó en la mesa. Ella lo ayudó a levantarse de su silla y de detrás de la mesa, le dio su bastón y le acompañó a la puerta principal. Manteniendo la puerta abierta para él, ella le dijo: “¡Le esperamos de vuelta, Señor!” Se volteó con todo su cuerpo, gesticuló una sonrisa y cabeceó agradecido. “Ud. es muy bondadosa”, dijo suavemente.

Cuando María fue a limpiar su mesa, casi se desmayó. Debajo de su plato, ella halló una tarjeta de presentación con una notita escrita en una servilleta. Bajo la servilleta había un billete de cien dólares. La nota en la servilleta decía: “Querida María, la respeto mucho y Ud. se respeta a sí misma también. Es evidente por la manera en que trata a los demás. Ud. ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos brillarán a través de los que le conozcan”.

El hombre que ella había atendido era el dueño del restaurante en el que laboraba. Esta fue la primera vez que ella o alguno de sus empleados lo habían visto en persona.

No sabemos con quién podemos encontrarnos. Una sorpresa podría esperarnos. Demos hoy una sonrisa porque la sorpresa te espera en la esquina.


Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan. Salmo 119:12

Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Proverbios 8:32

domingo, 3 de enero de 2010

Agradecido…..Otra vez agradecido.


¿Cuáles son los deseos de tu corazón? ¿Qué es lo que tanto has anhelado y aún no ha llegado? ¿La frustración, la desilusión y el desencanto ya han tocado tu corazón? ¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando estas cosas nos suceden? Sin duda que lo primero es un deseo interno de quejarnos. Ver la vida como injusta con nosotros y, a la gente como nuestros verdugos y a Dios como insensible, lejano y desinteresado. La vida no nos debe nada y si Dios nos pasara la cuenta de todas sus misericordias tendríamos que retroceder y caer de rodillas, pedir perdón y decirle que hemos sido injustos con él y con la vida.


Tenemos muchas razones para agradecer. Todo lo bueno que tenemos necesita ser mirado como un regalo de Dios. Si no lo miro como un regalo entonces lo veo como un derecho y cuando lo veo como un derecho termino exigiendo mis derechos, protestando por mis derechos y angustiándome por mis derechos. Cuando todo lo veo como un regalo, termino dando gracias a Dios por sus regalos. Ni Dios, ni la vida ni alguien más nos debe nada. Necesitamos entonces disfrutar de lo que somos y lo que tenemos con espíritu de agradecimiento. Necesitamos vivir con esa actitud de agradecimiento a Dios, la gratitud es un reconocimiento de que la vida no me debe nada y todo lo he recibido como un regalo.


El Talmud Judío narra la conocida historia de Bruria. Bruria y su esposo, Rabbi Meir, tenían dos hijos los cuales murieron un viernes antes del Shabbat. Bruria decidió no decirle a su esposo a cerca de la muerte de sus dos hijos sino después de celebrar el Sabbat, ya que de acuerdo a la ley Judía, no se permite tener un funeral ni expresar luto en el Sábado. De todas maneras no había nada que ellos pudieran hacer sino hasta después del sábado. Bruria guardó la información para ella misma y dejó que su esposo gozara la celebración del Sabbat. (Imagínese la capacidad de esa mujer para hacer eso, tratando de explicarle a su esposo donde estaban sus hijos). Cuando la celebración del sábado terminó, Ella le preguntó a su esposo: ¿Cuál debe ser la apropiada actitud de una persona a quien le han prestado dos joyas muy valiosas y el propietario de las dos joyas ha pedido que le retorne esas dos joyas? El esposo respondió: Esa persona necesita regresarlas al propietario. Entonces Bruria tomó a su esposo de la mano y lo llevó al cuarto donde yacían sus hijos muertos y le dijo: “Dios nos ha solicitado que le retornemos las dos joyas que nos prestó”. Bruria enseñó de esa manera la lección trasformadora de la vida. Todo lo que tenemos no sólo en un Regalo, sino también un préstamo.


No somos señores de nada, somos sólo siervos a quién El Señor les ha prestado todo. “Si juzgas que tienes pocos bienes para agradecer a Dios, agrádesele al menos…los muchos males que no tienes en la vida”. Autor desconocido.


Nosotros somos espiritualmente liberados cuando comenzamos a ver todo lo que tenemos, somos y deseamos no sólo como un regalo de Dios y de la vida, sino también cuando lo vemos como un préstamo. Un Préstamo nos devuelve el sentido de Responsabilidad. Necesito ser responsable con lo que no es mío. Un Préstamo me permite disfrutar al máximo de lo que tengo antes de que me lo pidan. Un Préstamo me hace ser agradecido con el propietario de quién me lo ha prestado. Un Préstamo me hace ser sensible. Un Préstamo me libera de exigir. Cuando entendemos que todo es un regalo y un préstamo de Dios comenzamos a sentir gratitud hacia Dios, la fuente de toda cosa buena y comenzamos a crecer más y más cerca de él en una manera auténtica, llena de gozo y liberación interna. Es triste encontrar en la vida gente que pierde la belleza del agradecimiento. Muchos ven la vida como la gran deudora para ellos.


El más grande regalo que hemos recibido de Dios ha sido que en nuestra condición de pecadores, nos haya adoptado como sus hijos. Un corazón agradecido se torna cada vez más sensible a las necesidades de los demás porque el agradecimiento enternece las fibras del alma. El corazón agradecido siempre está de celebración aún en medio del llanto. El corazón agradecido tiene las puertas abiertas ante la presencia de Dios.


Rescatemos nuestro corazón del pozo cenagoso de la desilusión, el desencanto y la queja. Pongámoslo con pie firme en la roca de firmeza agradecida y descubriremos que cuando vivimos agradecidos el horizonte se amplia y la noche se acorta. Comencemos en casa. Comencemos por decir cada día a cada miembro de familia, “Muchas Gracias” por cada detalle, cada servicio y cada gesto. Recuerda que nadie te debe nada. Todo lo tienes como un regalo y un préstamo. Dios es Dios de Gracia. Y él te dice hoy: “Gracias hijo mío, por dejarte amar y dejarme ser tu padre”.


Agradecido me siento cuando te veo caminar
Agradecido te miro por el pasillo andar,
Agradecido te digo que vale la pena contemplar
juntos, muy juntos el sol cuando se va ocultar.


Por qué no estar agradecido
si todo él me lo vino a regalar
cuando nada poseía
cuando casi no veía
ni mi corazón sentía
y menos podía palpitar.


Él extendió su mano y me invito a comenzar
una nueva trayectoria
que no podía imaginar.


Él y yo comenzamos por el sendero nuevo a transitar
y en el proceso tú yo nos vinimos a encontrar.
Y ya no dos sino tres continuamos el andar.
Dime si no hay motivos para agradecido estar.


Gracias Señor. Tu amor es tan especial que cada día lo puedo palpar, en las pequeñas y en las grandes demostraciones de tu impresionante dar. Porque olvidarme hoy de tu bondad y tu amor. Déjame elevar ante ti esta nota con fervor. Y así con un corazón abierto decirte...Muchas gracias Mi señor.


Gracias Señor….recibo con gozo todas estas muestras de tu bondad...y quiero no sólo disfrutarlas pero compartirlas con otros. No quiero hoy contaminar las vidas de otros con lamentos y quejas… quiero llevarles la nota de agradecimiento que tanto han anhelado escuchar.

El agradecimiento que sólo consiste en el deseo,
es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras.

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.

domingo, 20 de septiembre de 2009

LA TIMIDEZ

http://www.instablogsimages.com/images/2008/06/24/shyness_GhsHz_15648.jpg

La timidez se manifiesta en la dificultad para conducir con naturalidad y aplomo en situaciones sociales, como hacer uso de la palabra en público, entablar conversación con personas del sexo opuesto, hablar con el jefe y personas importantes, participar en una reunión, solicitar directamente un favor personal. El tímido es muy sensible a la crítica. Con facilidad se siente herido en sus sentimientos.

En una fiesta no hallará qué hacer, se siente incómodo. En vez de divertirse como los demás, se aburre conversando con alguna persona, aunque no sea de su agrado, aparentando que le interesa la plática.

Para perder este miedo escénico, es necesario que tomemos valor para hacer aquello que nos provoca este temor. Si nos da miedo hablar en público, por ejemplo, debemos aprovechar toda oportunidad que se nos presente para hacerlo. Aun cuando al comienzo no salgamos bien librados en este empeño, a medida que lo intentemos lograremos mejores resultados.

Es saludable que nos amemos y respetemos. Eso nos dará la confianza que necesitamos para relacionarnos con naturalidad con los demás. Recordemos decirnos: “Nadie es superior a mi”. Nadie es inferior a mi”. Miremos a los ojos y sonriamos cuando hablemos con otras personas. Mantengamos la barbilla ligeramente en alto. No bajemos ni desviemos la mirada.

Si en una conversación no hallamos qué decir, hagamos preguntas que animen a nuestro interlocutor a referirse a cosas de su interés. Escuchemos con atención a quien nos habla. La gente valora más a los que saben escuchar que a los que hablan mucho. Recordemos: “El arte de conversar es, ante todo, el arte de escuchar”.

No temamos equivocarnos, decir algo impropio o inoportuno. Ningún ser humano es perfecto. Todos “Metemos la pata” de vez en cuando. Seamos capaces de reírnos de nuestros propios errores y traspiés. No tomemos todo como cosa de vida o muerte, ni hagamos una montaña de un granito de arena.

Aceptémonos a nosotros mismos. Reconozcamos que es natural que tengamos algunas limitaciones. La aceptación de nosotros mismos no es conformarnos con lo que somos. Es el punto de partida para emprender, sobre una base real, un programa de desarrollo personal, buscando el fortalecimiento de nuestras cualidades y la superación de nuestras debilidades y limitaciones.
Nos dice Dios en su palabra:

Soy yo mismo el que los consuela y ayuda…
¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
a simples mortales, que como hierba son tratados?
(Isaías 51:12)NVI.

lunes, 24 de agosto de 2009

TIEMPO

http://www.blogoteca.com/upload/bit/arti/602-10205-a-TIME%20AFTER%20TIME.jpg

El que quiere besar busca la boca, dicen los abuelos con frecuencia. Y nada es más cierto. El que quiere algo, lo busca o al menos lo intenta. ¿Quién no ha recibido alguna vez la respuesta “Es que no tengo tiempo”, a peticiones tales como: ¿Cuándo nos vemos? O ¿Por qué no me escribes? La negación de disponer de tiempo es posiblemente la mentira más ampliamente utilizada. Todos tenemos tiempo, pero éste va del brazo con nuestras prioridades. Quizá, mas que mentira, se le podría llamar frase sin acabar y sin empezar: No es que no tenga tiempo, es que ¡No tengo tiempo para ti!

Es una cruel negación. Uno quiere creer que quizá esa persona esté tan ocupada que de veras no pueda verte, pero no. No, y no. En otras palabras, te podría decir: Es que no eres lo bastante importante, ¿sabes? Por encima de ti está darme un baño, dormir un poco, ver la televisión, ir al gimnasio, leer un rato, chatear, salir con mis amigos y sólo si después de eso me quedan ganas y un espacio de tiempo que no sé con que rellenar, vas tú. Así que, es muy difícil que te toque.

Y el ejemplo no vale sólo para esa persona que te deja sin respiración en cuanto la ves. Vale también para tu mejor amiga, para tu vecina, para tu madre, para tu hermana, para tu novio(a). Si oyes el no tengo tiempo como respuesta a alguna de tus proposiciones o peticiones, sabrás en qué estima te tienen: baja. Para ellos eres completamente prescindible y ocupas un lugar tan bajo en su lista de de prioridades que, más que prioridad, encabezas la lista de molestias. Aunque suene duro, es mejor que te vayas olvidando de todo el que te diga: Lo malo es que “no tengo tiempo” es una excusa archiutilizada. Eso sí, al que te diga “Cuando quieras”, sujétalo contra viento y marea, contra lluvia y huracanes.

¿No me crees? Haz memoria. Seguro que te queda algo que hacer y disfrutar con alguien y lo único que haces no es más que posponer y posponer. Hasta que tengas tiempo. Es decir, hasta que te hayas hartado de hacer todo lo que te place y un día te veas mirando al techo pensando qué carrizo hacer y de pronto se te ocurra: Voy a llamar a menganita, seguro que empezarás con la mentira….Ayayay perdona que haya pasado tanto tiempo sin llamar. Es que he estado muy ocupado(a). ¿Sí o sí?

Recuerda, que el tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que sufren, demasiado corto para aquellos que gozan y demasiado bello para aquellos que aman.
Justificar a ambos lados


Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora…
Tiempo de edificar….
Tiempo de abrazar…
Tiempo de amar…
Tiempo de paz.

(Eclesiastés 3:1-8)

miércoles, 19 de agosto de 2009

¿PERDONAR?

Hoy quiero hablarles sobre el perdón. El perdón no es un mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió, si no para que yo sea libre de la amargura que aquella persona dejó en mi corazón.

Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de haberme dañado, porque mi intención al perdonar no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que tenga paz espiritual.

Tu y yo necesitamos decidir perdonar para ser libres de las heridas del alma.

Cuando tu decides perdonar a alguien, es indispensable que lo confieses con tu boca, no pienses el perdón, habla el perdón, no importa que estés solo, quizá vas en tu automóvil escuchando música y piensas ¨yo necesito perdonar porque quiero ser libre¨, pero no es suficiente que lo pienses, hay que confesarlo con tu boca y alojarlo en tu corazón.

Lo importante es decidir perdonar, quizá sea difícil dar el primer paso, pero entiende que es mejor hacerlo ahora que seguir mortificandote por algo que ya pasó.

¿Te cuesta perdonar? Sucede esto: el que se da por ofendido o es ofendido, el que se resiente, el que odia tiende como un puente entre él y el que es objeto ­ de sus resentimientos y odios. Ese puente está hecho de resistencias mentales y emocionales que ponen al sujeto que las padece dentro de un círculo de fuego verdaderamente infernal, lo que ocasiona gran sufrimiento ¿Qué hacer? Perdonar.

Perdonar es, ¨quebrar esos vínculos y desligarse, extinguir esos sentimientos como quien apaga una llama¨. Y hay que hacerlo cuanto antes porque el que almacena en su corazón resentimientos, odios, deseos de venganza es como quien ingiere veneno: se autodestruye mientras sufre insensatamente.

Se habla de dos clases de perdón: el intencional o de voluntad y el emocional; el primero es relativamente fácil de darse en mucha gente basándose en principios religiosos y morales; el segundo cuesta , pues equivale a ese proceso de ir curando poco a poco la herida que el supuesto ofensor y su ofensa han dejado en el alma.

El perdón es ver el aprendizaje, la enseñanza; porque yo atraje esa persona o situación a mi vida si yo soy la fuerza creadora, para algo yo lo atraje y trabajando on el perdón, lo libero y dejo partir el resentimiento, la rabia, la desesperanza, la depresión.


Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano
que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete,
sino aun hasta setenta veces siete.
Mt: 18:21,22

lunes, 13 de julio de 2009

EL CAMBIO INTERIOR

http://operacionchina.files.wordpress.com/2009/03/meditando-con-la-cruz2.jpg

Tantas veces nos juzgamos a nosotros mismos o peor aún dejamos que otros nos juzguen por estándares irreales o medidas no siempre posibles de llenar, medidas que otros exigen pero no cumplen, o que nosotros mismos nos imponemos. Contemplando y viviendo tiempos anormales, tiempos donde todo esta cambiando, conmoviéndose y perdiendo el orden, es de pensar que la mayoría de personas están desorientadas. Bajo este tipo de circunstancias lo programado, planificado y esperado no se puede dar basado en las expectativas de un orden antiguo; de lo que ayer era una realidad pero que no lo es.

Los cambios externos o de comportamiento no ocurren sin que antes ocurra un cambio interno, es por esto, que lo primero que nos debemos a nosotros mismos en este tiempo, es el permiso de dejar de juzgarnos y empezar a ver las perdidas, los fracasos o las caídas como instrumentos capaces de aplacar éxitos transcendentales. Si logras percibir, ver visualizar, palpar y creer, dejándote de quejarte, podrás entender que muchas veces “perdiendo se gana”. Podrás revertir una perdida en ganancia y transformar todo en bendición. Debemos aceptar el aprendizaje y agradecer los retos, soltar los resultados y dirigirte a lograr la creatividad e inteligencia.

Hay un relato sobre una prueba fuerte que le sucedió a un hombre llamado JOB (Job 1:1). Su trabajo se logro con una victoria espiritual y emocional primero: Este hombre era un hombre muy respetado en su comunidad, económicamente era afluente, pero además de esto tenia la reputación de ser un hombre integro, y de buena moral. En su comunidad las personas lo buscaban para recibir consejo. Tenía a una esposa y numerosos hijos que amaba y era feliz. Un día luego de un incendio perdió sus tierras y su ganado. Luego se derrumbo su casa matando a sus hijos. Su esposa deprimida y devastada, solo quería que Job maldijera a Dios y muriera (Job 2:9-10). Así Sin el apoyo de su esposa y habiendo perdido a sus hijos, Job cayó enfermo de sarna. Sus amigos viendo su estado tan deplorable; insistieron en argumentar que Job había cometido un pecado y que estaba siendo castigado por Dios.

El relato prosigue con la lucha mental de Job, creyendo en su propia inocencia, pero cuestionando la injusticia de su devastación. Un Job deprimido y confuso por fin acepta su situación, sin criticarse y sin renegar de Dios y encuentra respuesta. Como niño le pide perdón a Dios diciendo: “Yo conozco que todo lo puedes, que no hay pensamiento oculto de ti….hablaba lo que no entendía….cosas demasiadas grandes para mi, que yo no comprendía…óyeme y yo te preguntare, y tu me enseñaras. De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:1-5). Job se corrige, dejando de juzgar su condición presente, soltando sus estándares previos, no dejándose medir por sus amigos con buenas intenciones pero malos preceptos, que juzgan el éxito y el bien según lo que ven. El acepta recibir y oír la enseñanza que Dios le da con el tiempo, y con esto abre la puerta para un éxito mayor. Termina mostrando como Dios le aumento al doble todas las cosas que había sido de Job. Sus amigos vuelven a él para aprender de su experiencia y él logra con mayor fuerza ser un estándar para otros.

Perdiendo se gana si no nos juzgamos según nuestra condición presente, si determinamos aprender y cambiar, si aprovechamos cada prueba o cada fracaso para corregirnos, para acelerar nuestro aprendizaje, si dejamos de medirnos o aceptar la medida de otros, que es según vista. Determina tu éxito desafiando los tiempos, dando gracias por lo que hoy estas aprendiendo, aceptando aun la dureza de la prueba, que trae verdadera enseñanza y logros. Decide cambiar cada aspecto de tu vida que ya no te sirve y empieza a servirte de los tiempos. ES TIEMPO DE APRENDER PARA CAMBIAR.

Todo tiene su momento oportuno;
hay un tiempo para todo
lo que se hace bajo el cielo…
(Eclesiastés 3:1)

jueves, 25 de junio de 2009

APARIENCIAS

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqcap5-g4lN7J7vh0-k9PKJmpl57AtdiEJ7ELqXOdqhMdlUSSJRuga3fQF834owU8Nz5jz8Kdxz9-dLDesLt10kPSderpYNThQ74R__b46iGO2zmOVitBZjW2YDFKyjufgqOmgFE8V3WXp/s400/M%C3%A1scara+ojos.jpg

Vivimos la vida como una actuación. Cada día se nos impone con mayor fuerza la cultura de la apariencia, del que dirán. Regalamos por cumplir, por no quedar mal, porque todos lo hacen, no por agradar.

Manejados por la publicidad y las propagandas, compramos no lo que necesitamos, sino lo que el mercado necesita que compremos y para que nos vean los demás. No para nosotros realmente. Decimos que nos divertimos mucho en la reunión, porque se espera que digamos eso, que nos gustó mucho la película publicitada, que todo el mundo dice que es muy buena, aunque nos hayamos aburrido soberanamente al verla, aplaudimos porque todos lo hacen, sonreímos sin saber porque, cuando todos lo hacen.

Cada día son menos las personas que se atreven a vivir, a ser dueños de su propia vida, a quererse. La mayoría viven para los demás. El televisor, las costumbres, las modas, el que dirán.

El que dirán constituye una agobiante preocupación que se abate sobre muchas personas. Es como una especie de terror a hacer el ridículo, de obsesión por ser como todos, a seguir el camino que siguen todos, a trabajar en lo de todos, a no romper esquemas porque “no somos capaces de hacer aquello que los demás no hacen para llegar a tener lo que los demás no tendrán”. Por ello hacemos mayor ostentación de lujos a o de originalidad y en la mayoría de los casos preferimos esto, antes que invertir en nosotros mismos, en nuestra salud tanto física como mental y espiritual, en sentirnos a gusto en estar bien con nosotros mismos.

Lastimosamente nos centramos en: “Ir allí adonde va todo el mundo” “Hacer lo que todos hacen” “Aplazar lo bueno, lo que nos mejora la salud física, espiritual, a cambios de adquirir apariencia
inmediatamente” “En pensar como todos”. Una de estas suele ser la razón. “¿Qué quiere que haga? Es lo que hace todo el mundo”.

Si lo han rechazado por la sencilla razón de que no viste con ropa de marca, diseñada por diseñadores famosos y lo tildan de “Mal vestido”, no se preocupe, solo tiene que sacrificarse y dejar de comer si es posible durante un mes, tal ves así pueda reunir para comprarse aunque sea una pieza de marca, la cual se tiene que poner cada vez que visite a sus amistades, también puede comprar ropa de imitación y hacerla pasar por original, simplemente consiga etiquetas de ropa de marcas y cósalas en su ropa de imitación. Así se sentirá bien aunque este enfermo. Vivir una vida de mentira, es no vivir. Vivir una vida imaginaria o aparentando lo que no es, es vivir estando muerto, es en definitiva no quererse.


Por eso les pido que no se crean
mejores de lo que realmente son.
Más bien, véanse ustedes mismos
según la capacidad que Dios
les ha dado como seguidores de Cristo.
Romanos 12:3 (Biblia Lenguaje Sencillo)

jueves, 28 de mayo de 2009

TRISTEZA O DEPRESIÓN...

Ponerse unas gafas negras y ver todo oscuro, así es como puede explicarse la depresión, un trastorno que deteriora la vida y hace que la visión del mundo sea negativa. Puede producir cambios en el plano cognoscitivo y altera las emociones, afecta todo tipo de personas, especialmente aquellas con antecedentes familiares que en su infancia carecieron de amor, que han tenido que vivir experiencias traumáticas o que no han podido superar una pérdida afectiva. Aunque todos los seres humanos tienen una fuerza en su personalidad para afrontar las dificultades, no todos poseen la misma capacidad para adaptarse a las pérdidas.

Por esta razón, con el tiempo entran en un estado depresivo que puede afectar su estado de ánimo, viven ansiosos o con vacíos que pueden durar semanas, perdida de interés o placer en las mayorías de las actividades, viven con sentimientos de insignificancia, desesperanza y culpabilidad. Pueden tener cambios en los hábitos de sueño, sentir cansancio, pérdida de energía, sensación de lentitud, agitación, inquietud, irritabilidad, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, pensamientos frecuentes sobre la muerte.

Es importante diferenciar entre la tristeza y la depresión. La primera es un estado normal que se presenta en la persona ante eventos como la perdida de un ser querido, el abandono del ser amado, la perdida de la libertad. Se desarrolla durante un corto periodo de tiempo, es pasajera, su proceso de recuperación es más fácil en el ser humano. Mientras que la depresión es un trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundas. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente, que se presenta cuando los límites de la tristeza se sobrepasan. Es un problema de largo tiempo en el que la visión del mundo circundante se estrecha hasta el punto que se distorsiona la realidad.

Una persona depresiva no hace planes para el futuro pues todo lo ve oscuro, generalmente queda en el pasado y se arrepiente de lo que ha hecho en su vida. La depresión se constituye en factor de alto riesgo, que puede llevar a una persona a pensar en el suicidio, muchas veces por factores económicos o separaciones no deseadas, entre otras.

En muchas ocasiones pese a que los síntomas de la depresión son bastante claros, la mayoría de personas afectadas no consultan o no buscan ninguna clase de ayuda, Pero seria apropiado reflexionar en esto: ¿Quién te dijo que tus problemas no tienen solución? No dejes que los problemas o las crisis condicionen tu vida. Entiende que eres único y que Dios te ha dado una capacidad creativa, dones, talentos, y otras habilidades para solucionar los problemas y puedas bendecir a quienes te rodean. Con un nuevo nivel de pensamientos podrás ver posibilidades en tu vida en vez de imposibilidades. Dile adiós al estrés, ansiedad, depresión, miedo, temor, porque en ti habita El que te ha hecho más que vencedor sobre todas estas cosas.

Haz un alto a la ansiedad y descubre claramente cual es el problema. A veces lo que tu crees que es el problema no es el problema. Hazte preguntas: ¿Qué es lo que está mal? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver? ¿Cuál es mi responsabilidad en el problema? Se específico, no des vueltas ni caiga sen suposiciones. Para los casados, no hay problemas matrimoniales, solo problemas personales. Colócate metas específicas. ¿Qué me gustaría que ocurriese? ¿Cómo se ve con el problema resuelto? Expande tu imaginación. Piensa en todas las ideas que sean posibles para solucionar el problema. Piensa en posibilidades. Haz muchas preguntas. Olvida la “crisis” por un momento y diviértete pensando como sería tu vida sin ese problema, pregúntate ahora: ¿Qué me falta para solucionar el problema? ¿Qué me impide solucionarlo? Toma acción sobre tus pensamientos.

Una vez encontrado lo que falta para solucionar el problema, diseña un plan de acción que te lleve a esa vida que quieres lograr. No te quedes en el papel. Haz lo que tengas que hacer: perdonar, amar, servir, honrar, disciplinar, perseverar, pagar, trabajar. No te rindas hasta ver tu problema resuelto. Adquiere sabiduría, la sabiduría viene de Dios y a El debemos buscar para que nos ayude en cada paso. Todavía hay respuestas y soluciones. Realmente ¡Naciste para Ganar!


“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:37)

lunes, 27 de abril de 2009

Cuando se acaban los caminos...

http://www.enjoy-argentina.org/argentina-pictures/master/especiales/revista_lugares/082/de_chiloe_a_bahia_mala/fotos/muelle1.jpg

Cuando se cierran todas las puertas, cuando todos los caminos acaban, y te sientes perdido (a), cuando tu vida ha llegado en un punto donde la duda y la incertidumbre te atacan... cuando no sabes qué hacer, cuál es el próximo paso a dar...

Cuando, las nubes grises se han llegado a instalar sobre tí, y el sol brilla muy lejos, y el ánimo se pierde. Y el silencio, la oscuridad, y el frío es todo lo que tu quisieras sentir. No decaigas, no dejes que el desánimo te acongojen. No permitas que la tempestad vuelque tu barca. Es aquí, donde se prueban las promesas, es aquí donde sabemos de qué madera estamos hechos, es este momento cuando nos damos cuenta de la inmensa misericordia de un Dios, que aunque no se vea humanamente, aunque no podamos sentirlo y las circunstancias nos lo alejen (según nosotros), El está más cerca, sosteniéndonos de su mano.

No hay ninguna circunstancia que se le salga de las manos a Dios acerca de sus hijos. Dios es dador de vida, de vida eterna, así también de amor, y esperanza. Su tiempo no es el nuestro, ni sus caminos, los caminos del hombre. Pero al final, como dice la palabra, todas las cosas ayudan a bien, a aquellos que le aman (Romanos 8:28).

No te sientas perdido (a), no pienses que acá acabó todo. Levántate y resplandece, que tu salvación está por llegar. Y sea cual fuere la senda que te toque caminar, para llegar a tu redención, no dudes por un momento, que al final de la misma, está Dios y su misericordia.

Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.

Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

Salmo 103:11-14

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 18 de abril de 2009

A través de tu ventana...

http://integritywoodwindowrepair.com/yahoo_site_admin/assets/images/before_12.59192011_std.jpg

Cuenta la historia que existía un hombre que cada día, miraba al jardin de su vecino, y se ponía a criticarlo, cada día veía que el vecino tenía su ropa sucia, la familia del hombre llena de tierra, las paredes de su casa con mucho polvo, y su labor diaria era criticarle por qué el vecino era tan descuidado y sucio. Lo que él no se había dado cuenta... era que, el cristal de su ventana estaba lleno de polvo y tierra, y todo lo que veía, encerrado en su habitación, con el corazón lleno de amargura... era la suciedad propia... la que existía en su cristal...

Al escuchar esta historia, pude comprender muchas cosas... parte de nuestra restauración, es cuando empezamos a valorarnos de nuevo a nosotros mismos. El punto principal es la Autoestima, y este es un punto vital, que satanás ataca inmisericordemente. Porque si nosotros estamos mal, todo a nuestro alrededor pierde balance y se nos viene abajo la vida.

La falta de autoestima, es una de las causas principales que llevan a la depresión y luego fatalmente a la muerte autoinflingida (el suicidio). Nos sentimos tan poco valiosos porque escuchamos las voces externas que nos dicen lo malo que somos, lo feo que estamos, la suciedad que hay en nuestra alma. Pero quizás lo más dificil, es que estos juicios provienen de personas, cuyas vidas están opacadas como en el cristal de la historia.

Existe una fuente para medir lo valioso que somos. La Biblia nos habla de que nosotros hemos sido creados a imagen y según la semejanza de Dios. Si nosotros tenemos ese tesoro en nuestras vidas quiere decir que somos "casi maravillosos" porque Dios es totalmente maravilloso, y nosotros nos encaminamos a ser perfeccionados por El. Si sabemos que tenemos su semejanza, eso quiere decir que tenemos creatividad, hermosura, bondad de alma, amor, y muchas virtudes más que este espacio no alcanzaría para nombrarlas. Ese es el manantial de donde nosotros debemos sacar nuestra agua. Ese es el espejo donde nosotros tenemos que vernos.

Es muy fácil, emitir un juicio, como dice la palabra, "Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno." (Santiago 3:6) Hay muchas personas que utilizan las palabras para intentar destruirnos, pero debemos saber quienes somos y quien ha sido nuestro Creador, y en base a esto, debemos saber que a pesar de nuestras debilidades, de nuestro problemas y flaquezas, somos seres hermosos, con grandes capacidades y habilidades, porque a Dios le complació crearnos así.

No permitamos que las personas que tienen sus vidrios empañados, quieran dictarnos la cátedra de cuanto valemos o que somos. Sepamos desde el principio cuál es nuestro valor. Si hay cosas que corregir en nuestra personalidad corrijámoslas y sigamos adelante. Pero tengamos presente siempre que para Dios no hay creación imperfecta. El todo lo ha creado perfecto y hermoso. Y tu eres creación de Dios.

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
(Proverbios 4:18)

(Colaboración: Lorena Pérez)

domingo, 29 de marzo de 2009

SANANDO NUESTRAS HERIDAS...


Cuando las cosas no son como queremos, desearíamos tener la varita mágica para cambiarlas a nuestra manera y conveniencia. Cuando salimos de un hogar destruido, cuando estamos viviendo en medio de la presión de una deuda inmensa, cuando hemos sido abusados o maltratados, o simplemente, cuando llevamos en la vida heridas que no hemos podido sanar, corremos, nos apresuramos, queriendo sanar, lo más pronto posible el lamentable estado de nuestras vidas.


No nos damos cuenta que estas cosas suceden y sucedieron en un lapso de tiempo, quizás fueron años, meses o días, pero todas llevaron un "proceso para generarse", y por consiguiente, también requerirán de un "proceso" para ser regenerados.


Vivimos en un mundo acostumbrado a buscar las soluciones fáciles, las tarjetas de crédito nos proporcionan vivir un placer efímero, de obtener y tener, cuando en realidad lo que hacen es involucrarnos en adquirir nuevas deudas. La comida rápida que se ve tan apetecible, es a la larga una forma de destruir nuestros organismos. Es así también cuando buscamos salidas fáciles a nuestros problemas más radicales.


Esta semana tuve la oportunidad de enfrentarlo cuando mi mascota se vio dañada por el mordisco de un perro mayor que él. Sus heridas al principio estaban encubiertas, y no se notaba nada malo, pero al generarse una infección en las mismas empezaron a brotar malos olores y él empezo a degenerarse, a perder el hambre y a caer en letargo, que seguramente lo llevaba a la muerte.


Cuando la gente lo veía con sus heridas abiertas, y supurantes, lo hacían a un lado y hasta le tenían asco. El proceso de su sanidad ha sido largo y costoso. No ha sido fácil para él y tampoco ha sido fácil para mi. Limpiar cada herida, echar la medicina y aguantar sus mordiscos, sus llantos y su desánimo ha sido una tarea difícil, pero conforme va pasando el tiempo, y bajo la guianza de un médico, esas heridas han ido cerrando y sanando de la mejor manera. Ver al gatito restablecido de la mejor manera, ha sido un ejemplo para mí de lo que es la restauración en la vida nuestra.


Las heridas generadas por las circunstancias que nosotros elegimos en un principio, necesitan un proceso para ser sanadas. No podemos hacerlo del día a la noche. Y tampoco lo podemos hacer a nuestra manera, buscando soluciones temporales, o equivocadas que acumularan aún más daño en contra nuestra.


Es buscando la guianza de Dios, haciendo lo que es correcto (y no lo que nos conviene) que llegaremos a poder primero "poner un orden" en nuestras vidas, y en base a este orden tomar acciones prioritarias para sanar nuestras heridas. El es un padre amoroso que nos tomará, nos desinfectará, nos aliviará el dolor y nos hará salir como nuevos, aún de las circunstancias más adversas.


Vengamos pues y acerquémonos a quien si puede restaurar nuestras vidas. El irá poniendo los pasos a dar para salir de ese proceso. Demos pasos firmes, pequeños pero seguros, para saber que hay una esperanza, que sí se puede salir de los problemas, pero que seguramente, y si lo hacemos de la mejor manera (esto es buscando la sabiduría de Dios), habremos salido, no solamente restaurados, sino con lecciones de vida aprendidas y una mayor sabiduría para enfrentar los retos nuevos que se nos presenten.


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha,
y te dice: No temas, yo te ayudo.

Isaías 41:10, 13

(Colaboración Lorena Pérez)

sábado, 21 de marzo de 2009

VOLVIENDO A DIOS...

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWYz-3xIOcqQqUNwRgdVNcTcJkk6GjWZFc7jG5FNJmX5KLN31Wb_-N0e9_FsVAGghAMQOw_JNzMFD8c5atGV7De6aAbkvd3JWbj6wZiClOJ87ka5Sre80jEjkPfYbpdB078pAauE5HmUM/s400/man-praying.jpg

Existen muchas formas de irnos alejando de Dios. Los problemas nos llevan cual marea hacia dentro de un mundo que pocos conocemos, y del cual después nos cuesta mucho salir. La impaciencia por el mañana, las incertidumbres, nos hacen flaquear. Y en medio de tanto dolor, le echamos la culpa a nuestro creador de las situaciones que nosotros mismos hemos creado, a raíz de no buscar su rostro, y no buscar su guianza.

Volver a Dios, no es una serie de rituales, ni una serie de oraciones preconcebidas. No es una fórmula mágica. Es reconocer, que después de haberlo intentado todo, después de haber recorrido todos los caminos, no hay otra salida más que confiar en El. Lo cual debería ser nuestra instancia primordial, pero nuestro estado de humanos, nos lleva a confiar primero en nosotros mismos, sin saber que quien nos hizo, tiene todas las respuestas para nuestra vida.

Volver a Dios significa rendir nuestras vidas. No de manera humillante, ni de manera despreciativa. Es hacernos a un lado, decirle a El que tome el timón de nuestra barca. Es más, empezar a conocerle, darnos cuenta de su poder, entregarle nuestro corazón, nuestros anhelos y nuestros sueños, y dar pasos de su mano.

Pero quizás acá, es importante hacer notar que Dios, no es el ogro que nos han pintado con rayos en la mano... dispuesto a destruirnos cada vez que cometemos una equivocación. Tampoco es el hombre de negocios ocupado de los asuntos más cruciales del mundo. El que no puede voltearse a ver a una niña cuando esta en su dolor le pide por su madre que está sola. Dios es todo lo contrario.

Para volver a Dios hace falta el valor suficiente para tomar esa decisión. Enfrentar la vida creyendo en lo que no se vé... pero que evidentemente existe. Por la Fe... "es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Cuando somos niños, no nos preguntamos de donde vendrá nuestro alimento, nuestros padres terrenales lo proveen, y es así que tenemos cada día la certeza de que habrá un pan, un huevo, un plato de cereal sobre nuestra mesa. Ya ni preguntamos, nos subimos al banquito y nos lo comemos. Dios quiere que tengamos ese corazón de niños, para creer que cuanto pidamos, cuanto necesitemos, será provisto por él.

No estoy diciendo que nos volvamos fanáticos extremistas. Ni mucho menos que andemos hablando en cada esquina de cosas que no creemos. Es simple, es volver. Es entregarnos otra vez. Es perdonarnos a nosotros mismos por los errores cometidos y pedir perdón a nuestro Dios por cuanto hicimos incorrectamente. Dios es un Dios de nuevas oportunidades. Es la puerta abierta a una vida llena de paz y prosperidad.

Es por eso mismo que Jesucristo nos hacía la analogía con la parábola del Hijo Pródigo. Dios es como el padre amoroso, que no le importo ceder la mitad de todos sus bienes a su hijo, verlo caer hasta lo más bajo, y sentir el dolor de no tenerlo a su lado, por voluntad propia del hijo. Y sin embargo, cuando su hijo vuelve, el padre hace fiesta, hace lavar a su hijo, lo restaura, le pone túnica nueva y anillo de oro en su mano, y su amor permanece inmutable, a pesar de los errores de su pequeño.

Volver a Dios, es más cuestión de nosotros que de El mismo. La decisión está en nuestros corazones. Es un acto voluntario. Sabiendo que nada ni nadie nos podrá separar de ahi en adelante de su amor y su bondad.

Porque yo sé muy bien
los planes que tengo para ustedes
—afirma el Señor—,
planes de bienestar y no de calamidad,
a fin de darles un futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán,
y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.
Me buscarán y me encontrarán,
cuando me busquen de todo corazón.
(Jeremías 29:11)NVI

sábado, 14 de marzo de 2009

VOLVIENDO A EMPEZAR...

http://www.lacoctelera.com/myfiles/calalola/389236pktm4ayjk1.jpg


La vida es un eterno ciclo de nuevas oportunidades. El fracaso se nos presenta la vuelta de la esquina, y muchas veces, este estigma no nos deja seguir adelante. Se ha tipificado, que si fracasamos, no hay vuelta atrás. El lamentable estado a seguir, es de hundirnos en una total depresión, y no seguir adelante. Tirar todo por la borda y desistir. Renunciar a nuestros sueños, y convertirnos en seres opacos y sin vida. Vivir por vivir, respirar porque se tienen pulmones, despertar porque es de mañana, los pies nos pesan y la vida nos pesa aún más.

Al día de hoy hay tantas oportunidades, en las cuales podemos caer. En nuestros negocios, en nuestras vidas personales. Muchas veces en los estudios, hay una amplia variedad de ocasiones en las cuales podemos fallar. De eso se trata la vida, de un continuo test de capacidades, para ver si se alcanza y se completa una meta fijada. Y no importa, cual sea la hazaña que querramos emprender, o la aventura que querramos tomar... siempre hay un miedo a fracasar, a caer, a no completarla. Muchas veces nos llega sin nosotros esperarlo.

El concepto anterior es visto desde los ojos del hombre, del humano limitado que no puede ver más allá de tres metros a la distancia. Cuando las fuerzas se acaban, ya no hay más que hacer. Son pocas las personas que se levantan y enfilan el camino de nuevo. Son pocos los héroes que han quemado sus barcos para retarse y animarse a caminar en lo incierto en busca de nuevos caminos.

Que difícil sería la vida si lo anterior fuese cierto. Si los humanos estuvieramos predeterminados a triunfar, y el que no triunfa es desechado por una sociedad perfeccionista, que solo aplaude a los ganadores, y no valora el esfuerzo hecho en el transcurso de llegar a la meta. Que absurdo sería pensar, que si no ganamos no vivimos.

Gracias a Dios por tener en él una respuesta diferente. Cuando conoces a Dios y tienes con él una relación personal te das cuenta, que el fracaso solo es el espejo para que veamos nuestras debilidades... sin embargo, también nos abre la puerta a confiar que detrás de nosotros y como respaldo hay un Dios inmenso que se perfecciona en nosotros cada vez que somos débiles. (1 Corintios 12:9).

Nos damos cuenta que la vida en Dios es una vida llena, abundante de nuevas oportunidades. Su palabra nos dice que cada mañana sus misericordias son nuevas. Traducido, a nuestra vida práctica significa que al año tenemos 365 nuevas oportunidades de intentarlo de nuevo. Claro, está la voluntad de que nosotros querramos levantarnos y volver a empezar. De desempolvar la armadura, gastada y abollada por los golpes de la vida, y ceñirla de nuevo, espada en mano para poder volver a pelear la batalla de la vida.

No importa cuan cansado estés... no es importante si la gente te ha llamado fracasado toda la vida. A Dios no le importa tu estado actual, le importa tu corazón, le importa que sepas que en él, puedes alcanzar todas tus metas y todos tus sueños. A Dios le interesas tú, con todo tu equipaje de buenos y malos momentos. Si te acercas a él, y le entregas tu vida, totalmente, con todos tus sueños frustrados y tus equivocaciones, el enderezará tu senda, y hará que veas días mejores en tu vida... Lavará tus heridas, alistará tus manos, aderezará tus pies y te alistará para que empieces a caminar de nuevo... de su mano, aferrado a él, reconociendo que no serán tus fuerzas las que te ayudarán a alcanzar el éxito, sino la gracia infinita de quien todo lo ha dado por tí.

Gracias a Dios, porque en él... podemos volver a empezar. No importa la edad, no importa el estado físico. En Él siempre hay una puerta abierta, para volver a soñar de nuevo.

Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo.
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:

El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»

Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente
a que el Señor venga a salvarnos.

(Lamentaciones 3:19-26) NVI

colaboración de: Lorena Pérez

viernes, 20 de febrero de 2009

LOS SUEÑOS...

La raíz latina de la palabra ilusión es “Luderi” que significa “Lúdico”. Tener ilusiones no es otra cosa que poner la vida entre paréntesis y corretear por los sueños. El descubrimiento es maravilloso: ilusionarse es futuro. Si el “aquí y el ahora “es la condición para transcender, la ilusión es el motor de la consciencia humana. Los animales no tienen ilusiones, no sueñan despiertos, solo sueñan dormidos. No hay imaginarios porque no hay quien imagine. No hay significado.

Nosotros no hacemos otra cosa que construir significados. Somos especialistas en otorgarle sentido a las cosas. Los soñadores tiene claro que la vida tiene propósitos y cada persona le da sentido a ellos y quizás en el fondo, la vida no sea otra cosa que eso: remontarse con la imaginación y fabricar llegadas, aunque no hallamos partido. Volar hacia mil historias sin fin, con finales creados a imagen y semejanza del soñador.

La mente es un juguete y soñar es el juego por excelencia. No hablo de la esperanza pueril e irracional del iluso. El iluso es un jugador compulsivo que confunde la fantasía con lo real. Es esclavo de lo virtual, un rehén de la informática biológica. Me refiero a la capacidad de automotivarse y desarticular las contingencias, acabar con los refuerzos y minimizar los castigos. Hablo de alejarse del control externo y desplegar las alas del más descarado anhelo. Hay gente que carece de ficción y no comprende lo metafórico. Se los puede ver con los pies clavados en la tierra, ajustados al reloj inmodificable de lo simple. Silenciosos, elementales como una sombra e incrustados en un pragmatismo insoportable. La capacidad de visualizar acontecimientos fuera del alcance de la visón normal los marea y la fantasía los agobia.

Sin embargo, nadie se salva de las Ilusiones. Tarde que temprano ellas llegan sin aviso, arremeten desde adentro y vuelven añicos la melancolía taciturna de la siesta. Aunque hagamos repulsa, ellas nos obligan a sonreír. Ellas dibujan la expresión sutil, inconfundible, de los que se han atrevido a saltar al otro lado de la realidad. Las quimeras son la savia de la vida, la motivación fundamental que nos mantiene de pie cuando ya hace rato deberíamos haber caído.

Las ilusiones son nuestra. Nos pertenecen, son intocables, irrevocables, irremediablemente expansivas, intransferibles y acompasadas con nuestros deseos más íntimos. Desear es Ilusionarse. No sabemos hasta dónde podemos eliminar realmente el deseo y la mayoría de personas que lo intentan entran en la contradicción de desear no desear. Pero la pregunta es: si en verdad pudiéramos hacerlo. ¿Eliminarías las ilusiones de tu vida? ¿O será que es imposible no ilusionarse alguna vez? La mente es un péndulo que se mueve entre el pasado y el futuro y pasa por el presente sólo por instantes fugaces, casi con misterio, de asombro, o mejor, de susto filosófico. Me pregunto si las ilusiones no son también parte de la razón de estar vivos y si ellas no esconden, de alguna manera, el destello de la sabiduría que tanto anhelamos. ¿No será que vinimos al planeta a soñar sin bostezar? ¿A ser parte de la construcción de propósitos grandes? ¿No será que vinimos a compartir un sueño común que aún no comprendemos? No puedo evitar referirme a un hombre llamado José que soñó en que seria una persona de gran importancia y aun reinaría sobre sus hermanos mayores. Y con el desagrado de toda su familia, llego a ser puesto en lugares de preeminencia y gobernó conforme fueron sus sueños. (Génesis 37:3-11)-(Génesis 41: 39-46) fueron años de luchas y sufrimientos, pero llego a la realización de esos sueños.

Quizás sea tu caso. No desmayes, continúa luchando, afirmando y proyectándote en tus ilusiones, pronto veras que no fue en vano soñar.