ES NECESARIO RENOVAR
La mente humana es conservadora por naturaleza. El cambio asusta, desbarata e incómoda. Cuando algún hecho importante, novedoso o diferente llega al cerebro, se introduce el desorden. La aparente paz y tranquilidad informacional se desequilibra, el nuevo dato pone a tambalear el sistema y la tradición se ve amenazada por el invasor. A la mente no le gusta revisarse a si misma, se resiste, se niega, se esconde. Ella prefiere moverse en la costumbre, en los hábitos, y más en lo conocido que en lo desconocido, aunque este último parezca mejor.
Cuando el cerebro almacena una creencia, un valor o una teoría, las retiene a toda costa. Es menos gasto proteger lo viejo que aceptar lo nuevo. Somos perezosos y conformistas por naturaleza.
Pero es necesario revisar nuestra manera de pensar, para poder ver como esta nuestro vivir. Dios por su palabra nos enseña la importancia de esto y nos dice: No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios. (Romanos 12:2) V. CST.
Y de verdad que debemos procurar renovar la forma de pensar, por qué algo increíble es que todas las creencias depositadas en la memoria, independientemente de su validez o utilidad, de su racionalidad o irracionalidad, son definidas por igual. La mente no discrimina conceptos ni ideas: si se guardó en la memoria hay que preservar la información a lo que dé lugar.
Desde niño se comienza a fabricar y a consolidar teorías sobre si mismo y el mundo. Si las experiencias de contacto con los familiares y demás personas son saludables, aparecerán esquemas positivos: “El mundo es amable”, “Soy amado”, “La gente no es tan mala” . Si por el contrario, las vivencias son negativas, los esquemas tendrán un contenido malsano: “Soy torpe”, “Nadie me querrá”, “Soy feo”, “Nada hago bien”. Una vez instalados, la mente los patrocinará y cuidará todo el tiempo como si se tratara de una cuestión de vida o muerte.
A la tendencia obsesiva de mantenerse fiel a la memoria y defender la experiencia adquirida, se le llama autoengaño. Por ejemplo, evocamos mejor y más fácilmente eventos que confirman nuestras ideas (los que no concuerdan, los olvidamos). Atendemos más a aquellos estímulos que refuerzan nuestro pensar que los discrepantes. Incluso, podemos llegar a falsear la realidad para confirmar nuestras hipótesis. Así somos, si no ganamos empatamos.
Manipular las cosas, sucesos o ideas para hacerlos coincidir con nuestros pensamientos es el método más utilizado por las personas para engañarse a sí mismos y a los demás.
No obstante, pese a que la mente se resista y los fanáticos del conformismo prohíban pensar y amenacen con la hoguera; Con esfuerzo y perseverancia podemos llegar a modificar muchos de nuestros esquemas inadecuados. Las persona que hacen un culto a la autoridad, que eliminan por decreto la creatividad, el riesgo sano y la inventiva, son victimas de la costumbre.
No hay que momificarse para estar en lo cierto, debemos aprender del pasado pero no anclarnos a él. Y una excelente guía la encontramos en la palabra de Dios; en libro de los Efesios nos aconseja:
La verdadera transformación interior requiere ruptura y
DEL HOMBRE SON LIMPIOS
EN SU
¿CONVENCEREMOS A DIOS?
ENCOMIENDA A DIOS
TUS OBRAS,
Y TUS PENSAMIENTOS
SERÁN AFIRMADOS.
(Proverbios 16: 2-3) RVA.
por Henry Leguizamo
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