miércoles, 2 de abril de 2008

CONVERSEMOS !!!

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CONVERSEMOS

No erréis; Las malas conversaciones
corrompen las buenas costumbres

(1 Corintios 15:33) RVR.

Comunicarle a alguien que perdió su empleo, solicitar aumento de sueldo, presentar excusas, explicarle a su hijo por qué no debe fumar, romper una relación sentimental o decirle a su pareja algo que le molesta, son conversaciones en la que cualquiera puede sentirse paralizado, dominado por el pánico y con deseos de salir corriendo.

Pero, lejos de ser una zona de guerra o un encuentro en el que las palabras sean mal interpretadas, las expresiones queden a medias o se afecten las relaciones personales, estas conversaciones difíciles deben convertirse en un campo de comprensión, aprendizaje e intercambio de sentimientos.

Para poder enfrentar cualquier tipo de conversación tanto en su vida íntima como en la laboral, se debe mejorar las habilidades expresivas y la actitud en su forma de pensar. Para comunicarse con claridad y fuerza, usted debe estar convencido de que eso que quiere decir es digno de ser expresado y creer que sus puntos de vista y sus sentimientos son tan importantes como los de cualquiera. Desde luego tenga en cuenta que si lo que va a decir, es realmente beneficioso, y trae con ello bendición. Si con lo que piensa expresar trae paz y unidad, y no daño o conflicto, y de esta manera empeorar las cosas.

Tenga claro lo que quiere decir. No intente deducir o adivinar las intenciones de la otra persona. Eso afectara su manera de pensar sobre ella y la forma en que se desarrolle la conversación. Tenga presente que no importa dónde quiera llegar; la comprensión debe ser su primer paso. Recuerde que comprender la versión de la otra persona no quiere decir que usted tenga que estar de acuerdo con ella ni que deba renunciar ala suya. El hecho de que usted esté en disposición de entender al otro no disminuye su poder para poner en práctica su decisión y dejar claro que es definitiva. No olvide que nunca podrá redirigir la conversión en un sentido más positivo, mientras la otra persona no se sienta escuchada y comprendida. Más bien usted puede utilizar la facultad de escuchar para dirigir la conversación. Es un consejo que Dios nos enseña en su palabra.

Pongan atención a esto que les voy a decir:
Todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los demás,
pero no dispuestos a enojarse y hablar mucho.
(Santiago 1: 19) BLS.

Evite que la conversación se convierta en un simple intercambio de conclusiones. Este dispuesto a cambiar de posición, a escuchar percepciones distintas y a aportar información. Siempre habrá mucho qué aprender de las otras personas y ellas también necesitan aprender de nosotros. En lugar de preguntarse ¿cómo puede pensar eso? Pregúntese ¿cuál será la información que él tiene y yo no? Deje de centrar la conversación en quien tiene la culpa o la razón. Discutir no lo llevará a ninguna parte. Sólo conseguirá que los dos se sientan maltratados, frustrados y alejados. No tengas nada que ver con discusiones necias y sin sentido, pues ya sabes que terminaran en pleitos (2 Timoteo 2:23) NVI.

Es bueno pedirle a la otra persona que le diga lo que entendió es una manera de verificar si usted está hablando claro, y no se de a malos entendidos. Hágale saber a la otra persona que cuanto ha dicho ha dejado una impresión en usted, que sus sentimientos le importan y que se está esforzando por comprenderlos. No debe olvidar que no importa quienes seamos, qué tan indignos nos sintamos, qué tan poderosos nos creamos; Todos merecemos ser tratados con dignidad y respecto.

El modo de decir lo que usted quiere determinará, en parte, cómo le respondan los otros y cómo marchará la conversación. Palabras como: “Yo siento” le pueden evitar caer en la trampa de juzgar o acusar. Así su interlocutor estará menos dispuesto a ponerse ala defensiva y querrá conversar sobre los sentimientos de ambos. Es diferente decir: “Pegarle a los niños está mal hecho” a “No sé por qué siento esto, pero creo que pegarles a los niños por eso esta mal”.
Piense que lo primero no es persuadir, impresionar, enredar o ser más ingenioso que la otra persona : Lo prioritario es expresar lo que usted ve y por qué lo ve de ese modo, cómo se siente y quién es usted.

Por otra parte nunca deje de expresar pensamientos importantes, recuerde que los costos del silencio pueden ser mayores, pues le pueden hacer daño a sus relaciones. Expresar puede ser difícil y desagradable, pero les da a las relaciones la oportunidad de cambiar y volverse más fuertes.

QUE SU CONVERSACIÓN SEA SIEMPRE AMENA,
CON GRACIA Y DE BUEN GUSTO,
PARA QUE SEPÁIS CÓMO DEBES
RESPONDER A CADA PERSONA.

(Colosenses 4:6) LBLA.

Por Henry Leguizamo

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