miércoles, 15 de febrero de 2012

UNA PERDIDA......


Los ciclos de luto  y de perdida vienen con la separación de una pareja, el divorcio, la partida de seres queridos por muerte o distancia y también por la pérdida de un trabajo, de un estatus social, de una amistad o del entorno en el cual vivías. Todo cambio incluye una pérdida de algo, pero no se vive un proceso de luto al menos que uno este afectado emocionalmente, aunque no sea aparente para otros.  El  luto se vive cuando sientes que has perdido  algo importante y valioso, que crees que  no recuperaras. La rabia y la tristeza te inundan, no quieres aceptar lo inevitable y la “No aceptación”  te mantiene luchando contra la realidad  y sufriendo. 

Cuando se va y no podemos hacer nada para que vuelva, debemos aprender a soltarlo. Esto incluye aceptar lo que no podemos cambiar,  aprender de la experiencia, dejar ir lo que no es nuestro, dejar de retener para  así mantenernos  abiertos a vivir aquello que  puede venir a nuestra vida como nuevo. Cuando no aceptamos la realidad, cuando luchamos  contra lo que no podemos cambiar, nos volvemos rígidos e inflexibles, nos situamos fuera del presente y sufrimos. Al mantener nuestros  pensamientos y emociones fuera del ahora y  enganchados en el pasado, nos lastimamos, perdemos el equilibrio, perdemos la paz interna, la seguridad y la orientación. Solo  viviendo los ciclos de luto, de tal manera que podamos  llorar la perdida, enfrentarla, expresar nuestra frustración y rabia, para luego aceptarla, podremos también vivir plenamente el presente. Aprender el desapego es necesario para enfrentar los momentos de cambio con fortaleza.

Hay momentos para todo en la vida, momentos para reír y momentos para llorar, hay un momento para entregar lo que ya se fue y otro para celebrar lo nuevo. Todo en su momento es sano y necesario, es por esto que las perdidas deben ser lloradas, pero también deben ser aceptadas, despidiéndosenos de quienes se fueron o de la situación que ya no está en nuestro presente. Solo así entraremos en la paz  que trae la aceptación y en la esperanza de lo nuevo y lo que sí podemos ser ahora.

Todo tiene su tiempo bajo el sol y en el conocimiento y la aceptación de cada momento está también la libertad. Todo pasa, pero pasa si lo dejamos pasar y si logramos vivir el ahora en plenitud.


Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.... 
                                                                                        (Eclesiastés 3:1-8)