domingo, 27 de marzo de 2011

EL COMPROMISO...


Muchas  personas desean encontrar lo mejor  de la vida para ellos, desean  tener un excelente nivel  intelectual, independencia financiera, su  propio negocio, su propia empresa, su casa, una buena relación de pareja, gozar de una condición física envidiable,  pero extrañamente no quieren comprometerse para alcanzar eso que dicen desear.

Cuando comienzan el camino que los llevara a materializar eso que dicen querer, al notar los esfuerzos enormes que eso implica, los “sacrificios” que hay que hacer, toda la energía, tiempo, dinero  incluso que hay  que dar a cambio para lograrlo se asustan y dicen que todo eso requiere mucho compromiso y lo evaden.

La cuestión pasa por la concepción errónea que se tiene con el compromiso en sí. Se tiende a suponer que comprometerse  es “encadenarse”, y es entendido que a nadie le gusta atarse, le huyen con temor. Si el compromiso fuera realmente un encarcelamiento, una imposición que coarta la libertad, entonces bien valdría la pena esquivarlo. Pero el compromiso no es eso. El compromiso es un nexo moral que cada quien hace con algo o alguien donde rige su libre albedrio, su libre voluntad de “estar  allí, de dar lo mejor de sí allí donde decidió estar”, poniendo todas sus habilidades y talentos para materializar el deseo que se alberga en el corazón.

Cuando esto es así, cuando hay compromiso, la persona libera su potencial, su creatividad, hay una explosión  del  talento y así, aparece la motivación interior por seguir haciendo eso en lo cual libremente se comprometió. A las personas comprometidas no hay que  vigilarlas, ni obligarlas para que hagan eso en lo cual pusieron su corazón. Ellos lo hacen sin necesidad de la observancia ajena. Con compromiso la gente estudia libremente. Hacen dietas libremente. Hacen deporte libremente. Son leales libremente. Y como consecuencia se hacen mejores, crecen, se renuevan, su energía pareciera  ilimitada, van más allá de donde otros típicamente abandonan. Saben que una cosa es creer en algo que uno está haciendo y otra es comprometerse completamente con ese algo. 

El compromiso no es magia, NO nos exonera de enfrentar retos, desafíos, vientos en contra. No  nos libera de vernos cara a cara con el desaliento, la  desesperanza  y la falta de fe. Solo que ante estas circunstancias donde muchos simplemente se evaden y pierden, la gente comprometida a pesar de todo, continúan.

Llegar a la cima de  Everest  toma  años de trabajo, dedicación, empeño, perseverancia, de una fe inquebrantable, de una muy buena y sana confianza en sí  y una disciplina de acero. Reconociendo  y disponiendo todos los talentos y dones que Dios ha colocado en Él, para lograr aquello que desea lograr. Eso es compromiso.

Muchos prefieren evadir los compromisos, pero sus vidas terminan ignoradas. Solo quienes viven con compromiso verán el cielo abrirse. Un principio importante es, comencemos por comprometernos con Dios.

Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Salmo 45:7

Mi alma ha guardado tus testimonios, Y los he amado en gran manera. Salmo 119:117

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