Los ciclos de luto y de perdida vienen con la separación de una
pareja, el divorcio, la partida de seres queridos por muerte o distancia y
también por la pérdida de un trabajo, de un estatus social, de una amistad o
del entorno en el cual vivías. Todo cambio incluye una pérdida de algo, pero no
se vive un proceso de luto al menos que uno este afectado emocionalmente,
aunque no sea aparente para otros.
El luto se vive cuando sientes
que has perdido algo importante y valioso,
que crees que no recuperaras. La rabia y
la tristeza te inundan, no quieres aceptar lo inevitable y la “No
aceptación” te mantiene luchando contra
la realidad y sufriendo.
Cuando se va y no podemos hacer
nada para que vuelva, debemos aprender a soltarlo. Esto incluye aceptar lo que
no podemos cambiar, aprender de la
experiencia, dejar ir lo que no es nuestro, dejar de retener para así mantenernos abiertos a vivir aquello que puede venir a nuestra vida como nuevo. Cuando
no aceptamos la realidad, cuando luchamos
contra lo que no podemos cambiar, nos volvemos rígidos e inflexibles,
nos situamos fuera del presente y sufrimos. Al mantener nuestros pensamientos y emociones fuera del ahora
y enganchados en el pasado, nos
lastimamos, perdemos el equilibrio, perdemos la paz interna, la seguridad y la
orientación. Solo viviendo los ciclos de
luto, de tal manera que podamos llorar
la perdida, enfrentarla, expresar nuestra frustración y rabia, para luego
aceptarla, podremos también vivir plenamente el presente. Aprender el desapego
es necesario para enfrentar los momentos de cambio con fortaleza.
Hay momentos para todo en la
vida, momentos para reír y momentos para llorar, hay un momento para entregar
lo que ya se fue y otro para celebrar lo nuevo. Todo en su momento es sano y
necesario, es por esto que las perdidas deben ser lloradas, pero también deben
ser aceptadas, despidiéndosenos de quienes se fueron o de la situación que ya
no está en nuestro presente. Solo así entraremos en la paz que trae la aceptación y en la esperanza de lo
nuevo y lo que sí podemos ser ahora.
Todo tiene su tiempo bajo el sol
y en el conocimiento y la aceptación de cada momento está también la libertad.
Todo pasa, pero pasa si lo dejamos pasar y si logramos vivir el ahora en plenitud.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz....
(Eclesiastés 3:1-8)